Los cazadores del arca perdida

El periodo clásico fue un verdadero hervidero para el cine de aventuras más serio y compacto, y aunque en él ya se observaron las primeras cintas que, sin demasiado éxito, intentaban combinar el humor y la aventura más liviana, nunca se llegaron a conseguir los enormes resultados que sí obtendría "En busca del arca perdida", que no sólo destacó como un ejemplo a prevalecer, sino que, además, supo renovar el género de modo fabuloso, ofreciendo un espectáculo tan ágil y repleto de desparpajo como divertido y ameno.

En la primera aventura del doctor Jones pues, nos topamos con un romance liviano, acción fresca y dinámica, personajes con garra y carácter pero, sobretodo, con la magia de secuencias que permanecerían imperecederas en la mente de cualquiera que se postrase ante ellas, por poseer el tono adecuado y esos matices tan entrañables que resaltaban cada acción, no como si fuese una más para avanzar sobre la trama, sino con color, con vida, con una energía única que dotó aquella primera aventura de Spielberg de unas características difícilmente equiparables por cualquier obra de los mismos matices.

Y esa fue la que iniciaría no sólo la gran aventura de un mito del cine, Indiana Jones, no sólo el camino de un tipo que daría grandes alegrías a la cinematografía de su tiempo, Steven Spielberg, sino además, el largo recorrido de una generación que contemplaría, mientras crecía, una y otra vez esas imborrables secuencias repletas de un fascinante carácter: Y no por estar introducidas en una auténtica precursora, sino porque observar como el bar de Marion ardía mientras ella discutía con Indy en el rellano, Jones descubría fascinado la posición del arca perdida iluminado por el radiante medallón o la genial pareja compartía una de las escenas más íntimas y bonitas a bordo de un barco que debería llevarlos a su destino, y por seguir poseyendo la misma intensidad que el primer minuto que fueron descubiertas por esos ojos inquietos, vivaces y fulgentes de aquellos niños que algún día fuimos y que, quizá lo vivieron con más emoción, pero jamás con tanta ternura como hoy lo vivimos.

En busca del arca perdida está rodada de una manera distinta e inteligente. Éso es obvio. Lo que no creo es que reinvente nada. Simplemente lleva bastante más allá aventuras del tipo Simbad el marino o El temible burlón, pero con la majestuosidad y seriedad de El hombre que pudo reinar o Lawrence de Arabia. Y Spielberg, ayudado por Lucas, desarrolla aquí una productiva y gran labor. Ofrecen un producto que no por original era menos esperado. Simplemente se necesitaba la mano que lo pusiese en práctica. Y nació Indiana Jones.

La película aúna acción, aventura, ocultismo, drama, romance y western. Un batiburrillo de sensaciones que se tornan agradables a pesar de lo barroco del experimento. Lo único que lamento es que se le diera el papel de héroe a uno de los peores actores de todos los tiempos. Un tipo lamentable tanto dentro como fuera del plató; seguramente el tuercebotas con más suerte de la Historia de Hollywood.

DESTACO la magnífica banda sonora de Williams, la ambientación urbanita de El Cairo, el mono cabrón, el acertado ritmo que imprime Spielberg y por supuesto todos y cada uno de los curradísimos decorados con que nos regala el film.

SUSPENDO la pésima actuación de Karen Allen, la escena de los chupitos en plan camionero y algún fallo de guión.

Gran film que aguanta bien el paso del tiempo y que marcó un antes y un despues en el género llamado de aventuras.

Por hacerme disfrutar una y otra vez, sin más límite que el de la cinta de vídeo con la que mi tío me grabo de niño la película, y la resistencia del VHS de marca Sony de segunda mano con el que dar rienda suelta a la magia de Spielberg.
Por hacerme soñar que con mi látigo del "todo a cien" podría batirme frente a cualquier adversario que se antepusiese en mi camino, haciendo que los malos momentos tuviesen un sabor agridulce.
Por hacerme creer que ser antropólogo era la mejor dedicación que podría asumir y alcanzar en mi futuro, por ayudarme a apreciar la importancia y el valor de cada uno de los objetos que configuran un museo etnológico, como parte de nuestra historia.
Por hacerme reír, emocionarme, sufrir y disfrutar como un enano, por hacerme revivir todos esos momentos cada vez que vuelvo a ver tus películas, con las que vuelvo a ser aquel niño que fui: gracias Indiana.

Cuando George Lucas ideó el personaje de Indiana Jones, demostró ser un auténtico visionario pues creó al mayor héroe de aventuras de todos los tiempos. Pero fue Spielberg quien transformó la genial idea de Lucas en una hábil combinación de acción, humor, amor y suspense, conformando así la mejor trilogía referente a este género. Todo ello no habría sido posible sin una elección adecuada del protagonista; en un principio se pensó en Tom Sellek, pero debido a su compromiso con "Magnum", el elegido fue el gran Harrison Ford, que desempeñó un rol hecho a su medida: un sinvergüenza similar a su anterior papel de Han Solo, pero que en el fondo tiene un gran corazón. La caracterización del héroe es fabulosa: cazadora de cuero, sombrero y un látigo que lo saca de muchos apuros, confiriendo gran espectacularidad al personaje. Además, el fantástico guión saca el máximo de Ford, que se luce durante todo el metraje con todo tipo de comentarios irónicos e inteligentes. Sus compañeros de reparto no le van a la zaga, tanto la estupenda Karen Allen, con una carismática interpretación a lo Lois Lane, desprendiendo gran química con el protagonista, como los villanos, auténticos malvados a lo James Bond que quieren dominar el mundo. La acción está repleta de secuencias espectaculares, algunas de ellas ya míticas como la enorme piedra redonda que está a punto de aplastar a Indy al principio del film. Añadimos un fabuloso argumento que mezcla nazis con la búsqueda de un auténtico mito como el Arca de la Alianza de Moisés, en un duro camino repleto de trampas y peligros, ambientado en diferentes partes del mundo, aderezado todo con la imponente banda sonora de John Williams, todo un clásico y entenderemos la increíble trascendencia que Indiana Jones ha supuesto para el mundo del cine.

Con motivo de que llevo ya 100 críticas perpetradas en FA (nunca pensé que trabajaría tanto y además, gratis), me he decidido por parlotear sobre la peli que me hizo amar el cine desde pequeñajo: "En busca del arca perdida". El primer episodio de una gran trilogía a la que casi todo el celuloide de aventuras posterior miraría como referente y modelo a seguir, sin alcanzar nunca la brillantez que imprimió Spielberg a las tropelías del doctor Jones.

Pues qué decir, que es mi film aventurero preferido, no tan sólo por la carga emocional que conlleva el recuerdo, sino porque por veces que la vea a través de los años, no me canso. Los diez primeros minutos más acojonantes del cine de acción, un ritmo perfecto, personajes carismáticos, historia fascinante, banda sonora mítica... Resumiendo, el triunvirato Spielberg- Lucas- Ford dio lugar a la renovación del cine palomitero, al retorno a los seriales de los años 30, pero con la calidad formal y la sabiduría narrativa de la obra de David Lean o John Huston y el impacto fue total.

Pero es que además, destaca ese añadido de fascinación por lo desconocido: la sensación de ir descubriendo pistas, mapas, ciudades ocultas, ídolos olvidados y poderes bíblicos desatados, el constante interés por lo que se va revelando; todos esos momentazos, que uno tras otro se concatenan conformando una obra maestra del entretenimiento que a trepidante no la gana nadie. Siendo justos, cojea algo en su resolución pirotécnica gentileza "Light and Magic", es cierto; tanto como se compensa al final con ese genial y misterioso plano del almacén (miserablemente violado y defenestrado en la nefasta calavera de cristal, detalle que obviaremos por no mancillar la saga original).

En definitiva, que por mucho Bergman y reflexión sobre el ser y la nada que uno se trague, si no se ha perdido del todo al niño que llevamos dentro, se sigue disfrutando como un tocino viendo a Harrison Ford de país en país, corriendo a punto de ser aplastado por el boliche gigante, escapando del pozo de las serpientes con Marion a la espalda o enganchado a la parte de atrás del camión en marcha con el látigo de marras. Porque sigue manteniendo todos esos pasajes de pura magia cinematográfica que el tiempo no ha estropeado, consigue abducirte de la vida real y logra convencerte de que al final, los buenos siempre ganan. Aunque sólo sea por un par de horas. Si eso no es el poder del cine, no sé qué lo es.

Amén.