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Buscando al Sr. Goodbar

Drama Tras una breve relación sentimental con un colega, Theresa Dunn (Diane Keaton) decide independizarse de su opresiva familia. Así comienza una metamorfosis que hace de ella una compasiva profesora de niños sordos durante el día y una mujer que busca toda clase de placeres nocturnos por los tugurios de la ciudad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi este "Looking For Mr. Goodbar", de Richard Brooks, una película que debió suponer una gran desafío para un director de 65 años, perteneciente a generaciones anteriores a la de Paul Schrader, Cimino o Martin Scorsese, por lo que de riesgo y provocación supone grabar un film nada complaciente y, desde luego, lejos de los cánones de la industria; chapeau para él.

Paso al spoiler porque me resulta imposible no referirme al argumento para el análisis de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
griffinjazz
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19 de junio de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que para la época es incluso transgresora. Vista hoy en día. Una de acción muy superficial. Una más. Hasta estrambótica, por como está contada. La historia se dispersa conforme avanza. Después de leer las pocas críticas que tiene, pensaba que iba a ir por otro lado. Quizá sea un producto de finales de los 70' magnífico. O yo estoy trasnochado y caduco. Diane Keaton, que es de lo mejor del filme, cuando la filmó contaba 31 o 32 años. Y pretenden que pase por 20 añera. Los personajes están superficialmente dibujados, desde el macarrilla de R. Gere. Qué está mal como de costumbre. Hasta el gay frustado, de Tom Berenger. O la hermana de La protagonista, Tuesday Weld. Rodada como con prisas y sin profundizar en nada. Creo que desaprovecha la psicología de los personajes y el contexto social, por dotarla de acción, acción y que pasen cosas. Rápidas y algunas con ningún sentido. El personaje del padre, es de lo más desaprovechado y grotesco por lo maniqueo de sus apariciones. Cae con frecuencia en blanco o negro en los personajes. No hay grises. La fotografía no ayuda. Sobre todo en las secuencias finales. iluminadas con linternas les hubiera quedado hasta mejor.
La forma de contar la historia me aburre, va jugando con el melodramatismo fácil. Es decir la exageración de las situaciones y conjuga escenas de violencia gratuita con sueños y miedo de la protagonista. Lo mejor. Diane Keaton. Lo peor, como fuerza las escenas y la falsa progresión dramática. Al ver que era de R. Brooks. Destacado guionista y director de películas como " Muerde la bala", "A sangre fría", " La gata sobre el tejado de zinc" "Los profesionales". Entre otras. La rodó con unos 65 años y leyendo los comentarios me formé una idea distinta. Para mí desaprovechada. Aunque interesante. Podría haber firmado una obra maestra. Con esos mimbres y se limita a algo confuso por momentos, anodino y como alguien comenta por aquí, si la ves con 20 años hace 30. Pues flipas. Hoy me parece deslavazada por mal contada, con prisas y añadidos que de nada contribuyen para profundizar en la historia. Más que para precipitarse en un final atolondrado, provocado. Incluso moralizante.
Seguiré en el spoiler: Lamentablemente, la vi doblada y que chapuza de doblaje. No cometan mi mismo error.
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Zappianin
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8 de agosto de 2016
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscando al Sr. Goodbar es una obra de importancia capital.

Se ha hablado de esta película como una sórdida incursión en lo que fueron las facetas más tristes de la contracultura, una radiografía descarnada de aquellas tendencias revolucionarias que signaron un camino nuevo y que catapultaron a la conciencia colectiva hacia un nuevo horizonte que nunca llegó a amanecer.

Es una película sobre la guerra que perdimos:

Las décadas del 60 y 70 fueron momentos críticos, que marcaron hitos sociales y culturales sin precedentes en la historia occidental. Fue el momento del estallido y el cambio. Las empalizadas del sistema saltaron en pedazos y las astillas laceraron los ojos ortodoxos y pusilánimes. El telón de los Estados se hizo a un lado y las bambalinas quedaron al desnudo revelando la evidencia, antes apenas intuida. La mirada audaz atisbó el engaño pergeñado, oculto tras un velo transparente, apenas hilvanado; las políticas paternalistas dejaron de ser útiles porque su pueblo-niño ya no vestía la ignorancia ni la deshonra. Todo o casi todo, salió a la luz, y fue esa luz fulgurante de la lucidez la que derritió la escarcha de los fríos valores enquistados.

La generación moderna se dio cuenta que la tierra prometida por sus padres era un valle estéril donde ya nada podía sembrarse, y decidió despertar. Abrió bien los ojos a la injusticia, y desempolvo las motas de pasividad de sus vestiduras para caminar con mayor soltura…
generación beat
contracultura
Morrison
mayo francés
revolución sexual
Joplin
liberación femenina
Vietnam
Hendrix
Lennon…
Esta lista interminable, que nunca va a ser exhaustiva, y los miles de anónimos que también la nutrieron, fue lo que permitió el intento y la posibilidad.

Pero perdimos una guerra visible, una guerra cruel, donde se polarizaron las partes y donde muchas veces combatimos contra nosotros mismos. La actitud contestataria fue una estocada eficaz, que desestabilizó los cimientos del status quo y la conformidad de los poderosos, pero también nos sumió en una contienda inmadura donde nos rebelamos para llamar la atención, actitud que encubrió nuestra secreta necesidad infantil de sentirnos reconocidos, por esos, a los que paradójicamente combatíamos. Esto nos paralizó y nos endureció, se fragmentó eso que siempre creímos iba a ser homogéneo, se eligió el exceso como forma, y la desintegración fue una cualidad distintiva de la época (la desintegración social, ideológica, filosófica, política, partidista). La contienda no pudo poner fin al desacuerdo: el orden soñado nunca llegó y la esperanza se extinguió junto con el último rayo de luz del día. La conciencia ensanchó sus horizontes, pero termino siendo constreñida por la violencia, la uniformidad y el desencanto.

Eso es Buscando al Sr. Goodbar.

Un doloroso recuerdo y un grito sordo en la oscuridad.
nahuelzonda
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30 de junio de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La introducción, toda la parte previa a la emanicipación de la protagonista a mi parecer está planteado de una forma dispersa. Si lo que interesaba era narrar la relación con el profesor o la presión ejercida por el padre, la película no logra centrar la atención sobre esos dos aspectos porque la narración de ese tramo incluye otros episodios que no despiertan mucho interés.

En general toda la película adolece de una cierta falta de ritmo, hay algunos diálogos sarcásticos que corren a cargo de Richard Gere y Diane Keaton (como cuando dice que el cuadro en blanco y negro de una mujer exageradamente demacrada que hay en su piso es ella cuando no tiene drogas), pero por lo demás el transcurso es bastante anodino y repetitivo, incluso a pesar de haber escenas interesantes,
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El Extranjero
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17 de junio de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es éste un film importante, de los grandes sin duda. Lo cuento entre lo mejor de todo lo que he visto. La factura técnica, lo estrictamente cinematográfico revela la mano de uno de esos directores que ya no se repetirán. También me ha impresionado de Richard Brooks su Elmer Gantry.

Goodbar arranca de manera notable, se impone desde el primer instante, introduciéndonos con una galería fotográfica y un entramado musical que establecen su ambiente y marcan su tempo, un ritmo que no decaerá un momento en los 135 minutos de la película. Sus imágenes, su banda sonora, lo tornan hipnótico, atrapante. Y no menos su compleja historia, basada en la novela de Judith Rossner sobre un caso real. La protagonista en la pantalla se llama Theresa Dunn, y es asumida por una grandiosa Diane Keaton en lo que es tal vez la más lograda de sus performances (y, para algunos y con razón, motivo por sí solo suficiente para justificar el visionado del film). Brooks guioniza basado en la novela, pero creo que le imprime al relato su sabor particular y personal. Comoquiera que sea, afrontaremos una historia compleja y no exenta de lecturas diversas y de controversia. Su centro es la familia. Theresa vive en el hogar paterno, en el seno de una familia católica y es una de tres hermanas junto con Katherine y Brigit. El cuadro que Brooks nos pinta de la familia no es precisamente halagüeño, y entendemos rápidamente que Theresa no se sienta feliz y a gusto en ese ambiente opresivo, ruidoso, a veces brutal y con secretos non santos escondidos bajo la alfombra. Ella y su hermana Katherine observan conductas liberales, pero mientras que Katherine es la consentida y se hacen ojos ciegos a sus transgresiones, Theresa es objeto de asedio y amargas y permanentes reconvenciones. Esto precisamente la determina, una vez que termina sus estudios y es capaz de trabajar, a independizarse, a abandonar la casa y establecerse de manera independiente: "En su lugar, con su dinero y sus propias reglas".
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Danivtar
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