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Boss (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2011-2012). 2 temporadas. 18 episodios. Tom Kane, el eficaz alcalde de Chicago, se siente como una araña en el centro de su telaraña de poder. Una telaraña basada en un pacto con los ciudadanos. En definitiva, ellos quieren ser liderados y que les resuelvan problemas tales como conseguir un puesto de trabajo. La moralidad de los medios no les preocupa en absoluto. Pero resulta que Kane sufre un desorden cerebral ... [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2012
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las interpretaciones y la fotografía son muy buenas, y el inicio resultaba muy prometedor. La trama y el ambiente, como algún usuario que me precede ya ha anotado, recuerda a The Wire. Pero ese recuerdo se desvanece a medida que avanza la mini-serie. La historia va perdiendo gas por un guión absurdo que dilapida en una orgía de maldad y traiciones la credibilidad conseguida en los primeros episodios. Alguien dirá que es "realismo", pero Gotham City tiene más de real que este Chicago.
Corsair
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13 de abril de 2012
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por momentos, Boss recuerda a los mejores episodios de la trama política de The Wire. Solo por eso, bien merece la pena.
También vale su peso en oro el excelente reparto, la estética Van Sant de cámara en movimiento y el desasosiego que provoca la situación de Tom Kane -siempre entre la espada y la pared, y con el peso de la enfermedad a cuesta-.
Un retrato duro, sórdido y cruel del precio que hay que pagar por la perpetuidad política. Sin algunos patinazos de guión, estaría al nivel HBO.
En cualquier caso, la serie es excelente, y en la actualidad, una de las mejores series de despacho que se pueden ver.
Andrew Zimmerman
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18 de febrero de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin llega a la pequeña pantalla una serie con calidad.
Este gran proyecto de la cadena Starz viene de la mano de Farhad Safinia su creador y producida por Gus Van Sant que sin duda hacen un trabajo soberbio.

La trama nos mete de lleno en el día a día de Tom Kane (Kelsey Grammer), el alcalde más eficaz de la historia de Chicago que verá como su propia situación política y familiar da un giro irreversible cuando es diagnosticado demencia de cuerpos de Lewy: una enfermedad de trastorno cerebral degenerativa que pretende acabar con su vida. Un momento, ¿alguien ha dicho cáncer de pulmón? Pues sí,parece ser evidente que la serie tiene ciertas similitudes a Walter White y los suyos, enfermedad terminal que cambia drásticamente su vida, esos planos larguísimos… de hecho varios son la que la han descrito como un híbrido entre Breaking Bad y Boarwalk Empire.

La serie sin duda arranca de la mejor manera posible. Un primerísimo y larguísimo plano del alcalde quién nos muestra con una enorme interpretación todo lo que se le viene encima. Repito, enorme Kelsey Grammer, (no habrá sido por casualidad que le haya arrebatado el premio a mejor actor de serie dramática a Bryan Cranston) rebosa una templanza abrumadora y cubierto de una coraza que hace que todos a su alrededor le respeten y le teman. Vamos, un auténtico TIRANO en toda regla.

El reparto está de lujo. Como principales aparte del tremendo Kelsey, también vemos a Meredith(Connie Nielsen) su bella mujer con la que su matrimonio no es más que una tapadera, Ezra Stone(Martin Donovan) como su asesor político, la fría y sensual Kitty( Kathleen Robertson), asistente personal del alcalde, el joven tesorero y candidato a gobernador Ben Zajac ( Jeff Hephner) y la guapísima Emma (Hanah Ware) distanciada hija del alcalde (me encanta esta chica) que ha tenido problemas con las drogas. Todos ellos juegan un papel muy importante y necesario en la trama; y estos serán llevados a sus extremos en el final de la temporada.

En cuanto a la banda sonora, está impecable, desde sus inicios con la cabecera de la serie,se nota que se lo han currado, y que durante el metraje también se ve que han hecho los deberes, esos aterradores silencios cada vez que sufre alucinaciones o los agudísimos e hilarantes pitidos cuando acechan sus trastornos... se lo han tomado en serio.
Quizás si de algo se le puede acusar a esta serie, sea por veces la trama, que puede hacerse políticamente densa, es decir,tal vez sea necesario ser tan meticuloso si quieres llevar a la perfección un drama sobre la corrupción política y todo su entorno, pero esa espesura puede llevar a más de uno a abandonarla.
En resumidas cuentas, The Boss es sin duda la serie revelación de la temporada,una de las mejores apuestas para el futuro televisivo junto con Homeland y American Horror Story, y de la cual ahora habrá que esperar hasta el próximo otoño para ver con que nos deleita este gran Kelsey Grammer y su equipo.
Ovejanegra
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17 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A priori, la sinopsis de Boss podría engañar: En la primera escena del primer capítulo vemos como a un hombre maduro (Tom Kane) le informan de que le han diagnosticado una terrible dolencia crónica y sin cura, una enfermedad neurodegenerativa parecida al Alzheimer y al Parkinson, y con síntomas similares a ambos: temblores incontrolados, pérdidas de memoria y mermas en el juicio y el razonamiento, cambios de carácter, alucinaciones tanto visuales como auditivas, manías persecutorias,... A Tom le adelanten que en el plazo de muy pocos años (dos o tres) irán apareciendo todas estas manifestaciones, hasta que al final necesite asistencia para todo, las 24 horas del día, y acaba relegado a un estado vegetal sin ningún control sobre su cuerpo y con su mente destruida hasta que acabe muriendo. Pero rápidamente Tom Kane nos deja de dar pena.

Kane es un hombre público importante. Es el alcalde de Chicago, cargo en el que lleva casi 20 años cuando relevó al alcalde anterior, su maestro y mentor (que actualmente y tras haber sufrido hace unos años un derrame cerebral es poco más que un vegetal), para el que trabajaba anteriormente en el ayuntamiento, y con cuya hija Meredith se casó. Pero el matrimonio es una mera farsa por mantener las apariencias. Para el público forman un feliz matrimonio, internamente forman una provechosa asociación profesional, con una asociada, Meredith, que es una excelente relaciones públicas con determinada gente poderosa, que realiza actos al frente de fundaciones, en colegios y asociaciones vecinales, etc mientras que en la sombra detenta su particular cuota de poder.

Como podréis intuir por el título de la serie, Kane es el jefe de todo el cotarro, el mandamás. Y a quienes no puede manejar o se muestran un poco díscolos tiene medios y estrategias sobradas para recordarles quién es el jefe. Porque muchas veces Tom Kane es más Capone que el Ciudadano Kane, o al menos usa una mezcla de las tácticas del magnate con las del famoso gangster de Chicago. Aunque por supuesto él nunca se ensucia las manos, para ello tiene a sus colaboradores. No os perdáis en el primer episodio la escena en la que en una fiesta, Moco Ruiz, un contratista de obras le entrega un “regalo” al alcalde mientras le dice de “cuando usted habla, nosotros escuchamos señor alcalde”. Ruiz, se ha mostrado algo díscolo en el pasado, pero ha sido convenientemente llamado al orden por el concejal Mata, que representa al distrito hispano de la ciudad...

Con un trabajo así, es evidente que el tema de su enfermedad debe ser mantenido en el más absoluto de los secretos para todo el mundo, incluyendo a sus amigos y aus enemigos, el mayor tiempo posible. Y de hecho Tom no se lo revela a nadie, ni a su mujer, ni a sus colaboradores más cercanos: Ezra y Kitty que son dos de los personajes más interesantes de la serie. Aunque poco a poco ellos empiezan a sospechar que con su jefe pasa algo raro.

Otro de los personajes más interesantes es Emma, sobre todo la evolución que va sufriendo a lo largo de la serie, Emma, que es la hija de Tom y Meredith, actualmente ejerce de pastor en una iglesia de un barrio pobre mientras que colabora en un dispensario de beneficencia, una especie de clínica gratuita para gente que está fuera del sistema de salud privada por ser demasiado pobres para permitirse un seguro sanitario. Emma no quiere ni oír ni hablar de sus padres: algo que ocurrió en el pasado y que se nos irá revelando en la serie hizo que rompieran relaciones, y que ahora ni ella ni sus padres mantengan, ni quieran hacerlo, contacto alguno, pese a ser la hija de un hombre tan importante como el alcalde.

Pero sin duda la serie se sostiene principalmente por el personaje de Tom Kane y por el actor que le da vida: Kelsey Grammer, que simplemente está grandioso, capaz de inspirar temor, odio, e incluso pena. Puede que no os suene el nombre, pero desde luego seguro que lo conocéis: Grammer se dio a conocer como actor cómico en los 80 interpretando un papel secundario en Cheers, el doctor Frasier Crane, y por supuesto su papel más conocido es ese, el del psicólogo, pero en la serie spin-off que surgión de Cheers: Frasier, en la que era el protagonista absoluto. De todas formas se tarda muy poco en que te olvides de ese papel: es tan gran actor que rápidamente dejas de verlo como un cómico y da la talla sobradamente como actor dramático.

<sigo en spoiler sin desvelar nada>
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
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17 de agosto de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llego a Boss después de haber visto magníficas series sobre la cuestión del poder: The West Wing, Roma, Into the Storm, House of Cards, Isabel, Borgen, etc. etc. Es una interesante serie, desarrollada a partir de una inteligente premisa, como es la acuciante finitud del personaje principal a consecuencia de la degradación progresiva de su salud físico-mental.
Solvente en todos sus aspectos técnicos y artísticos, con soberbias actuaciones y algunas actrices de notable belleza, también ofrece muy buen nivel de lenguaje - muchas veces complejo - y sucesión de situaciones que invitan (cuando no exigen) a ejercitar el pensamiento, lo cual es un mérito artístico que valoro.
Pero adolece de un defecto en su estructura dramática que oficia en su contra: la omnipresente inescrupulosidad que guía las acciones de los personajes principales deja abierta la posibilidad de que cualquier cosa es pasible de suceder. Y ello le quita tanto seriedad como imprevisibilidad, cuestiones escenciales de la narrativa.
En "Boss" - así como se deja traslucir que ocurre simbólica y análogamente en todo relato sobre el poder - "el fin justifica los medios", aunque en este caso dicha lógica conductual es demasiado temprana y permanente. Y para peor, casi generalizada.
No es una apología de lo inmoral, pero lo presenta como la única alternativa para el posicionamiento político y su posterior desenvolvimiento exitoso, lo cual, desde una postura ético-artística puede interpretarse como nihilista e inmoral en sí misma.
Si su intención ha sido expresar que en la medida que no gobiernen los pueblos, sino pseudo representantes del mismo que tienen por objeto su propia satisfacción, alcanza su cometido. Tal vez la síntesis esté en la dialéctica entre su labilidad inmanente y lo repudiable manifiesto.
Por último, en cuanto a sensaciones que produce mientras pasan los episodios, prevalece un gusto amargo y desconsolado, carente de humor y que solo se soslaya por la atención que despierta su inteligente nivel de lenguaje.
En síntesis: sin esperar de "Boss" las alturas de otras realizaciones sobre temáticas análogas, la recomiendo.
Adrián Klas
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