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Boss (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2011-2012). 2 temporadas. 18 episodios. Tom Kane, el eficaz alcalde de Chicago, se siente como una araña en el centro de su telaraña de poder. Una telaraña basada en un pacto con los ciudadanos. En definitiva, ellos quieren ser liderados y que les resuelvan problemas tales como conseguir un puesto de trabajo. La moralidad de los medios no les preocupa en absoluto. Pero resulta que Kane sufre un desorden cerebral ... [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
30 de octubre de 2011
26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, estamos ante el salto cualitativo que los admiradores de Kelsey Grammer estábamos esperando. No es fácil pasar página para un actor vinculado a la comedia y a un –gran- personaje durante más de 20 años y seguir con su carrera como si nada hubiera ocurrido. En efecto, Grammer había estado dando tumbos en diferentes trabajos insustanciales tras su éxito dando vida al Dr. Frasier Crane.

Pero BOSS lo cambia todo. No sólo por el cambio de registro, sino por el salto de calidad que supone llevar el peso de una serie dramática de más de 50 minutos de duración por episodio y de una impecable factura técnica. Y además, hacerlo de forma brillante (esto es, que el espectador ya no ve a Frasier, sino a Tom Kane, el alcalde de Chicago).

La serie recuerda mucho a ‘The Wire’ por su realismo y por no ahondar en los detalles dramáticos irrelevantes que rodean a los personajes. Este nuevo drama bebe también de ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’, por su evidente contenido político.

BOSS narra el día a día del alcalde de Chicago, un hombre entregado al poder que ha dejado de lado su humanidad y su vida familiar para gobernar “la ciudad del viento” con firmeza. Todo ese orden se tambalea cuando a Kane le diagnostican una enfermedad degenerativa incurable, que sólo él y su médico conocen. La noticia le vuelve vulnerable ante los votantes, sus asesores y su familia, entre las que se encuentran su esposa (Connie Nielsen) y su hija (Hannah Ware), con las que apenas mantiene relación más allá de las apariencias forzadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nashville
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18 de noviembre de 2011
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
El apellido Kane del protagonista tal vez no sea casualidad frente a un enlace sobre el poder absoluto en la vida, milagros y obra de Charles Foster Kane y al mismo tiempo ese desenlace mutuo como estar desposeído del secreto de la felicidad. “Boss” es lo mejor que ha hecho Kelsey Grammer en la pequeña (y gran pantalla) desde “Fraiser”. Retrata la caída y decadencia personal, física y mental, del alcalde de Chicago. Su poder es, al parecer, su único consuelo personal: tiene una hija con la que apenas se relaciona, una mujer que es simple consorte publicitario y conveniencia y ahora es víctima de una enfermedad degenerativa, su creciente tara, que debe mantener en el más absoluto secreto de amigos y enemigos para no caer de su trono inmediatamente.

La ficción americana parece querer llevar a sus personajes a extremos (emocionales) terminales. “The Boss” podría entenderse como uno de los múltiples hijos bastardos que están por llegar de “Breking Bad” aunque en España podríamos buscar parecidos razonables en el esquema que mostraba “Crematorio”. No es que la corrupción envuelva la vida política de Tom Kane tan brutalmente como la de un empresario como Rubén Bertomeu aunque en ambos el fin justifica los medios. Los títulos de crédito con el tema de Robert Plant ‘Satan, Your Kingdom Must Come Down’ parecen jugar con una estética seria y un delineado indie y más al constar en ellos Gus Van Sant de productor.

Tal vez la lectura que nos ofrezca “Boss” sea la de una metáfora sobre el mundo actual, entendiendo la serie como esa política enferma y palpitante que agoniza en secreto su futura desaparición. Los reinos y caballos podrían estar emparentados con “Ricardo III” de William Shakespeare aunque también “La locura del rey Jorge” podría expresar las explosiones y desvaríos de su protagonista.
De “Boss” me gusta su presentación y mucho el uso de los primeros y primerísimos planos, los encuadres y la percepción del detalle… pero por otro lado al intentar utilizar el montaje, la cámara lenta y esos recursos anteriores sobre las secuencias de sexo todo me recuerda a un anuncio de condones para ejecutivos. Y, por supuesto, no falta el cliché del periodista-que-busca-la-verdad como dicotomía moral que inspeccione los resortes de corrupción para generar suspense. Son lastres que no empañan el resultado final de estar frente a una serie que quiere vivir, como su protagonista, su particular día-a-día antes de perderse en la memoria. Porque aquí los personajes viven atrapados en una mentira, en su propia tela de araña, en un crematorio político del que tan sólo podrán acabar hechos cenizas.

[En el spoiler algo sobre Kitty]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maldito Bastardo
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21 de diciembre de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede sonar extraño, pero no he visto Frasier. Lo que puedo decir es que Kelsey Grammer es un actor enorme, y el personaje que interpreta está a la altura. Un monstruo político, un "boss" en toda la extensión de la palabra. Que los tejemanejes de la política son oscuros e inmorales ya lo sabemos, y reconozco que en algunos de ellos me pierdo (aunque parecen muy realistas, al estilo de "The Wire"), pero para mí, el interés de la serie está en la cercanía (hasta el primer plano de la pupila) con el monstruo. En el tipo que por la sola fuerza de su personalidad, su habilidad y su falta de escrúpulos se ha encaramado en la alcaldía de Chicago, y desde allí quita y pone a su antojo a gobernadores y senadores, periodistas o sindicalistas. Es el dueño absoluto de la ciudad y del estado de Illinois, y la forma en que masacra cualquier intento de rebeldía o ambición por parte de otros políticos de colmillo muy retorcido es casi un espectáculo sádico y morboso: el de ver a un grupo de velocirraptores (unos dinosaurios carnívoros y extremadamente agresivos) siendo devorados por otro aún más grande y peligroso como el Tiranosaurus Rex.
Mikelak
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21 de enero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos temporadas que saben a poco y que parece ser que, cosas que tiene el medio televisivo, el haber cancelado una posible continuación, obligaron a un final un poco abrupto de la serie. Pero eso no empeña a Boss, una serie (casi casi larga miniserie) muy bien tramada, muy bien rodada, con unos solidos personajes y unas intrigas que no solo son buenas de per se, sino que hablan tanto de conspiraciones políticas como de conspiraciones personales.

Kelsey Grammer confirma lo que todos sabemos: es un actor tremendo. Y está rodeado de grandes profesionales (me sorprendió ver a Gus Van Sant detrás de la serie... y Mario Van Pebles también dirigiendo episodios). Y entre todos consiguen una serie formidable que, seguramente, en otra plataforma o cadena habría tenido más continuidad y mayor impacto.

Mi reflexión final, ¿hasta que punto es un reflejo del mundo de la política? Tenemos aquí un Tom Kane y vivimos sin saberlo (o sin querer saberlo).
el hombre del coco
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3 de octubre de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dificilmente nos podíamos imaginar a Kelsey Grammer en un papel que no fuera el de Frasier. De hecho, su filmografía posterior no es especialmente recordada, lo que parece injusto para un actor de su nivel. Pero es lo que ocurre cuando un actor se pasa tanto tiempo interpretando al mismo personaje (22 años, en este caso, que se dice pronto).

Y entonces llegó 'Boss'. Y con esta serie Kelsey Grammer se ha desprendido de Frasier de una vez por todas. La interpretación que nos brinda dando vida a un alcalde atormentado, herido y con problemas tan graves es de lo mejor que ha dado la televisión americana en los últimos años, y el nivel no es que sea bajo.

Lo que consigue aquí Grammer no es solo desprenderse lentamente de Frasier, sino mostrar a la gran audiencia una faceta de actor que hasta ahora desconocían en gran parte (salvo los guiños dramáticos de la sitcom por excelencia de los 90): el drama. Aquí Grammer parece un actor hecho a medida para el drama, dando una lección que debería de incluirse en las mejores escuelas de arte dramático del mundo. Impagable, de verdad.

Si a ésto le añadimos los excelentes guiones de la serie, y la gran idea principal, nos da como resultado una de las mejores series dramáticas de los últimos años, y no titubeo al decirlo, a pesar de saber que hay grandes títulos por el medio.

Quien no la ha visto, debe de solucionarlo ya. Imperdible.
AGalicianInIreland
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