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Robin Hood: El príncipe de los ladrones

Aventuras Cuando Sir Robin de Locksley regresa a su hogar después de haber luchado en las Cruzadas, los habitantes de Nottingham viven en la miseria a causa de los gravosos tributos decretados por el gobernador. Cuando, además, descubre que éste ha asesinado a su padre, decide vengar su muerte y, seguido de un compañero de aventuras sarraceno, se interna en el bosque de Sherwood. (FILMAFFINITY)
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
28 de noviembre de 2019
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Una película bien, hecha, bien ambientada con buena banda sonora. Actores de lo mejorcito como Kevin Costner o Morgan Freeman. La leyenda de Robin Hood, la heroicidad y la estrategia de estas batallas hacen puntuar bien la película

Pero pese a ello no es una película completa a mi gusto demasiado lenta, demasiados tiempos muertos y demasiado pasteleo. La película con más acción y media hora menos de duración hubiese sido redonda. Claro esto es una opinión personal quizás dependiendo de tus gustos consideras justo lo contrario
Josed
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1 de mayo de 2020
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Siempre se dice que lo que no hay que tocar lo que funciona. Sin embargo, aunque todo el mundo adora el "Robin de los bosques" de 1938, adolece de demasiada antigüedad. Y es ahí donde esta "Robin Hood, príncipe de los ladrones" la mejora, mostrando todo el proceso previo por el que Robin de Locksley se convierte en un proscrito y modernizando el cine de capa y espada (si bien también los diálogos). Reynolds demuestra con esta película y con otras posteriores sobre el género - como "La venganza del Conde de Montecristo" - que es un director muy hábil para la acción, el dinamismo (no da tregua al aburrimiento, pese a una duración de más de dos horas) y los movimientos de cámara y la fotografía. Incluso en la denostada "Waterworld".
No sé por qué Kevin Costner fue tan vilipendiado por los que se denominan expertos en cine. Para mí es su mejor papel junto al de Elliot Ness en "Los intocables". Mary Elizabeth Mastrantonio está deliciosa como Marian e incluso el árabe al que da vida Morgan Freeman pasa de chirriante en cuanto a su lugar en la película, a ser decisivo (dejando claro que pertenecía a una civilización muy avanzada en conocimientos). Por no hablar de ese magnífico sheriff de Nottingham interpretado por Alan Rickman, desequilibrado y perverso. Además, para construir su personaje, el guión - espléndido y sorprendente con algunos giros - aprovecha esa simbiosis de paganismo y religión que aún imperaba en aquella época y una crítica al clero.
Entretenida, emocionante, bien ambientada, con escenas espectaculares rodadas de manera perfecta y con una última media hora excelente, merece estar entre las grandes del cine de aventuras. Y también la soberbia banda sonora de Michael Kamen.
Mi nota: 8,8
Luis Miguel
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15 de octubre de 2020
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Una película familiar pero no para ver con los más pequeños de la casa, pues tiene, eso si, algunas escenas algo más duras. Una versión de Robin Hood, que aunque no llegue a la altura de la película de Errol Flynn, tiene todos los tintes del género de la aventura para ser épica y muy entretenida.
Algo que me gustan es que aunque los buenos, puede ser medio buenos; aquí los malos, son malísimos y da más gustico cuando pierden.
carlosmover
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8 de diciembre de 2023
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De esas aventuras que me sacuden cada vez que echo la vista atrás a mis años de infancia.
Pero él llegó antes que muchos otros archifamosos héroes, este forajido de los bosques de Sherwood, héroe de Nottingham...y con el semblante sereno pero intenso de Kevin Costner.

La inmensa mayoría, no sólo los que somos de la generación de los '90, piensa que este es el Robin Hood por excelencia del cine, compitiendo tanto con las alegres versiones antiguas de Flynn y Fairbanks como con las posteriores, y para tenerlo como lo hemos conocido hay que agradecer a la pareja John Watson/Pen Densham por reinventar una vez más, aunque casi nadie creía en ellos, al legendario personaje del folclore inglés, y alejarlo de los arquetípicos héroes de la acción de los '90; también a Kevin Reynolds, cuya amistad con Costner le hizo abandonar otra producción (de Robin Hood) para dedicarse a ésta.
Titánico el esfuerzo de todo el equipo, luchando contra climas terribles, desplazamientos entre Francia e Inglaterra y la tarea de cumplir el rodaje en unas 10 semanas para lograr el estreno en verano; dicha labor se percibe del mismo modo aquí, de hecho no existía una versión tan hollywoodiense de las hazañas del forajido, donde desde la primera escena ya se nos brinda esa sensación de poder escapar de la realidad y habitar la de la pantalla, en las tripas de una prisión de Jerusalén, siendo Robin un mero prisionero de los árabes. Bastan estos minutos iniciales para comprobar el grado de violencia y el tono tan sombrío con el que Watson y Densham envuelven a la leyenda, y que marcará al film.

Ahora llega un compañero de viajes y fatigas, un árabe renegado con el rostro de Morgan Freeman, ingeniosa y digna unión con esta versión del generalmente conocido por todos noble rico y caprichoso que al volver siendo un hombre de conciencia y valor de las Cruzadas ve arrebatados sus tierras y la vida de su padre por el despiadado gobernador; así el guión nos acercará tanto a la mesiánica venganza del hijo pródigo, ahora un simple proscrito, como a las conspiraciones palaciegas de su poderoso enemigo.
Con su cuidadoso diseño de producción y gran despliegue de medios la película recoge la esencia romántica de la leyenda y la explota en un entretenimiento filmado con oficio y sentido de la pura aventura, recurriéndose en esta versión del mito a clichés muy propios de la oscuridad folclórica, desde cultos a terribles brujas y a bosques mágicos los cuales se temen por la presencia de espíritus; no falta, por supuesto, el amor más allá de la vida y la muerte por la doncella de turno, en este caso una Marian muy pícara transformada en prima del rey Richard (esa bellísima Mary Elizabeth Mastrantonio que tanto fascinó a mis ojos infantiles/preadolescentes).

Pero si hay algo que nos hace apartar la mirada tanto de ella como del protagonista es Alan Rickman. Adaptaciones de las peripecias de Robin hay cientos, y ninguna tiene a un gobernador de Nottingham que llegue a la suela de las botas al que dio vida el nativo de Londres, quien combatió la sosería del personaje con sus aportaciones al guión y una actuación desquiciada basándose en la improvisación continua; villano aún más repulsivo por su lascivia, su conexión con cultos satánicos y una bruja que le crió (la veterana Geraldine McEwan, irreconocible tras esa caracterización) y porque debido a la ausencia en la trama de John de Inglaterra su codicia es aún más temible.
Y lo que se hace en ella es intensificar su batalla con el forajido a lo largo de un avance convencional, empezando por su llegada a Sherwood y la asunción del liderazgo sobre los bandidos (que aceptan a no mucho tardar unirse en su cruzada particular) y la creación de la leyenda de Robin Hood y de un pequeño ejército de los bosques, recrudeciendo la ira del gobernador hasta la climática lucha (hay muchos clímax espectaculares aquí) contra los celtas (¿meros asesinos a sueldo?). Esto y el secuestro de Marian y algunos amigos de Robin marcaría el 3.er acto de la película, aún más sombrío.

Ya no hay alegría en ese Sherwood medio destruido, no dejarán de sucederse traiciones, la doncella corre peligro en las garras de un monstruo psicótico e incluso se nos sorprende con algunas revelaciones (no presentes en el montaje para cines) que profundizan en el pasado y las heridas familiares de los personajes del gobernador y de Robin...por desgracia sólo un poco y no de un modo muy creíble (estos giros de guión se descubren a la manera de las telenovelas: por sorpresa y sin que tenga mayor importancia en el resto del metraje).
Lo que sí espera el espectador es otro clímax, el definitivo, con Robin y sus compañeros levantados en rebelión y dispuestos a hacer añicos el castillo del villano. El director llega a lo más alto del espectáculo entre duelos a mandoblazos, saltos desde murallas altísimas y hasta explosiones, pero su manejo de la acción no resulta ni abrumador ni confuso, sino dispuesto en la línea del clásico cine de aventuras; qué lastima que todo esto se precipite a la fantasía más descerebrada debido a ciertas ocurrencias excesivas, y casi todas dadas por un Rickman desatado a estas alturas (protagonizará con Mastrantonio una aberrante escena de intento de violación, hoy imposible de filmar, que termina cayendo en el ridículo).

Es ese lado loco e irreverente que formaba parte del género de aventuras de la época, traído de los '80, poniendo la guinda la música de Michael Kamen, que de tan épica y pegadiza que es permanece en la cabeza por varios días, y el legendario cameo de Sean Connery como el rey Richard (muy conveniente, pues él fue también el proscrito de Sherwood años atrás...).
Reynolds no sintió la misma atmósfera y, una vez acabado el rodaje, se largó por furiosas discusiones sobre el montaje, que, aún llegando recortado a las salas, causaría furor en el público. 1.991 tiene para mí un héroe y no es el pobre T-800 de la tardía secuela de "Terminator", sino el mejor Robin Hood de todos los tiempos.
Chris Jiménez
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18 de diciembre de 2023
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Príncipe de los ladrones, de Locksley o de los bosques de Sherwood, Robin Hood es uno de los héroes de ficción que más veces se ha llevado a la pantalla. El atractivo de ser un personaje que roba a los poderosos que esquilman a los pobres entre los que luego reparte el botín, lo hacen ser protagonista de numerosas cintas.
La de Reynolds es de las principales, con un Robin (Costner) atractivo y galante, incluso bromista.
A la impecable factura técnica de ambientación, vestuario, armamento o castillos, une los estupendos paisajes neblinosos del bosque, esa atmósfera densa de tonos apagados que tan bien capta la fotografía.
Envuelto todo con el celofán de una excelente banda sonora y un elenco superior que lo borda.
En comparación con otras obras dedicadas al personaje, en esta lo acompaña del exótico Azeem (Freeman), "¿Fue Dios quien te pintó la cara?", la bella Lady Mariam (Mastrantonio), "Los hombres siempre hablan del amor cuando sirve a sus propósitos", los proscritos del bosque e incluso al mismísimo rey Ricardo (Connery) que no se quiere perder la ceremonia final.
Claro que enfrente tiene al sheriff de Nottingham, el supermalvado Juan sin Tierra (Rickman), y a todos sus esbirros entre los que destaca la bruja Mortianna (McEwan) con sus asquerosos métodos adivinatorios.
Aventura tras aventura la cinta entretiene con acción constante que deja espacio a discretos toques humorísticos que no rompen nunca con la leyenda.
Incluso asistiremos a una cesárea y a conocer las propiedades del muérdago relacionadas con la fertilidad y el amor que le atribuían en el medioevo.
Principesca versión de la leyenda del héroe de Sherwood que recomendamos mucho.
Lafuente Estefanía
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