La pasión de Cristo

A pesar de que no parece ser una persona muy dulce o paciente, no hay que negarle a Gibson su cualidades en la dirección, bien comprobadas antes en "El hombre sin rostro" y "Corazón Valiente". "La Pasión" no solo destaca por su mensaje (para los cristianos) y sus estupendas actuaciones sino también por su recreación de la Jerusalén del siglo I. El uso del arameo y del latín fue una excelente idea que ayuda al expectador a sentirse más dentro de la historia. Como un error podríamos mencionar que cuando el Sanedrín se reúne con Pilatos, debieron hablar en griego, que era la lengua internacional en ese tiempo. La fotografía y el vestuario son otros puntos fuertes. También hay que llamar la atención sobre el guión que combina muy bien los Evangelios con escenas ficticias y las visiones de Catalina Emmerich y María de Agreda.

Arriesgada y valiente película del siempre interesante Mel Gibson, que una vez más se ha embarcado en un proyecto verdaderamente difícil de llevar a cabo. A mí me ha gustado y emocionado, para mí ha sido, sin duda, la película sobre el calvario de Cristo más real y dura de las que se han hecho hasta la fecha y la utilización de los idiomas de la época ha sido todo un acierto. El casting no podía ser más acertado, Jim Caviezel, actor profundamente creyente, ha sido el Jesús de Nazaret ideal, impresionante su actuación. Mónica Bellucci ha estado bella y convincente, muy discreta. Pero quién para mí ha sido el descubrimiento del film ha sido la actriz rumana Maia Morgestern, su rostro en determinados momentos era espectacular, me ha encantado y espero verla de ahora en adelante en muchos más proyectos porque se lo merece. Mel Gibson siempre me ha gustado como actor, pero como director para mí sobrepasa todos los límites y junto con Clint Eastwood, es un referente a la hora de ver cine, me gusta cada día más

Extrema, excesiva... la pasión de cristo no tiene punto medio, en su exceso está su encanto o su desencanto, segun miras. Mucho puede variar la película según las miradas.
Más allá de polémicas, esta película está llena de auténtico "Cine", igual que Gibson, racista o no, machista, ultracatólico, antisemita, como quiera que sea (No lo conocemos, ¿no?, que los medios hablan mucho de sus comentarios a su asistenta, por ejemplo, pero no tanto del dinero que dona para todas las zonas desfavorecidas de centroamérica, africa, etc. Además "No juzguéis, si no queréis ser juzgados", aqui estamos para evaluarlo como cineasta, no cómo persona), está lleno de pasión y la sabe transmitir a su cine, él es "Braveheart". Tiene un par, pero bien puestos.

El ni es filósofo, ni es sutil, ni comedido, ni considerado. Él coge sus ideas, y las suelta... Pero, ¿Cómo las suelta? Pues con maestría. Sí en mi opinión. A su modo, a su manera, Mel es un maestro, su estilo te puede cuajar más o menos, pues es tal vez demasiado extremo, y excesivo, y potente... Pero es precisamente esa potencia tan bien dirigida lo que me encanta de su corta filmografía. Dentro de su cine, no siento nada fuera de lugar, no siento altibajos, boquetes, no siento que haga aguas, no divago, siento una descarga, un alud, de sentimientos, ideas y sensaciones. Siento cine. Y disfruto mucho, salvo en esta, en la que la palabra "disfrute" no encaja en el contexto, en esta sufrí. Mucho.

No quiero decir que sus pelis sean perfectas, sino que funcionan y transmiten todo lo que deben, cumple su cometido con creces, saltando por encima de sus imperfecciónes, que son increíblemente fáciles de obviar, gracias a sus excelentes modos, y eso en mi opinión, es saber hacer, es maestría.

Así, lo que me ha parecido la Pasión de Cristo, personal y concretamente, es que es una excelente película, que más allá de sus modos de pintar a los romanos y a Barrabás como trolls o mongolos, y su visión de la crucifixión (lo comento en Spoiler), me conmovió en lo más profundo, como pocas, rociándome con sentimientos humanos (Spoiler). Me caló en la mente, con sus ideas... Me hizo morderme los labios para no llorar al final, porque estaba mi hermano delante, y me hizo reflexionar.... Me siento 100% identificado con esta opinión de un crítico de la ficha de aquí:

"Esta es la película más violenta que jamás he visto. (...) Lo que Gibson me ha enseñado, por primera vez en mi vida, es una idea visceral de en qué consiste la pasión. (...) No es un sermón o una homilía, sino una visualización de un evento central de la religión cristiana. Tómalo o déjalo. (...) He sido conmovido por la profundidad de los sentimientos, por la habilidad de los actores y de los técnicos (...) es una película sobre una idea. (...)"

Sobre un idea, sobre una figura, y, para quien se deja verla, más allá de la sangre, esencialmente esta es una historia sobre sentimientos humanos, de un amor enorme. La historia de amor más inmensa del mundo.

Invito a todo el mundo a que escriba en cualquier buscador términos como «flagelo romano» o «suplicio romano» para ver en qué consisten. Según los Evangelios, ¿padeció Jesús suplicio? Sí. ¿Fue golpeado y objeto de burlas por quienes le prendieron y juzgaron? Sí. ¿Le ciñeron a las sienes una corona de espinas? Sí. ¿Fue crucificado? Sí. Entonces, ¿a qué vienen tantos aspavientos por «La Pasión de Cristo»? ¿Qué es eso de que no queramos ver, de que no queramos saber, de que no queramos pensar en lo que supuso la crucifixión de Jesús?

No creo que Mel Gibson se levantara un día y le diese por filmar la vida de Jesús por simple morbo mercantilista. Muy al contrario, Gibson quiere mostrarnos una visión personal, una idea íntima, una concepción religiosa intransferible, un sentimiento de fe que no estamos en condiciones de juzgar. Así, se acerca por devoción a un Jesús sufriente lleno de sangre, de llagas, hecho puro dolor físico porque ve en ese sacrificio algo primordial de su credo y una alabanza a Cristo, un motivo de mayor gloria hacia su figura y su mensaje. Gibson abraza la cruz, y de ahí que se centre en eso, en la Pasión, una Pasión vívida y cruda, vista como nunca antes y reinterpretada en muchos aspectos.

Para mi gusto, eso sí, comente algunos errores en cuanto a la forma de plantear esa idea: abuso de cámara lenta, personajes caricaturescos como los soldados romanos o el exceso de padecimiento de Jesús, ya que de tan exacerbado, de tan hiperbólico que resultan esos cientos de latigazos o ese cuerpo en carne viva, pierde la perspectiva de lo verosímil. Lo mismo, pero con menos cantidad de latigazos y sin ojo hinchado a la primera oportunidad, hubiera sido más majestuoso y sensible. Ahora bien, he de decir también que esa violencia que despliega no es tan sádica como denuncia la polémica y que ni mucho menos merece el calificativo de «gore». Por ejemplo, de los ciento veintiséis minutos de metraje, la flagelación en sí, que no siempre se muestra, dura apenas quince. ¿Y el resto? ¿Es que no queréis fijaros en todo lo demás?

Yo sí me he fijado, y he visto una película que consigue transmitir emociones intensas, emociones divinas, dentro de una gran creatividad cinematográfica. No encuentro las palabras de elogio apropiadas para los actores: simplemente magníficos. Voces originales para deleite de oídos y alma, con un James Caviezel asombroso, perfecto; y una soberbia Maïa Morgenstern en el papel de María, de gran protagonismo en la trama. La relación madre e hijo que se establece es uno de los aciertos indiscutibles de la cinta, llevándote a las lágrimas con una sola mirada, con un solo gesto. Flashbacks hermosísimos, como el de la construcción de la mesa o el de Magdalena, original y detallista; y otros que refuerzan el mensaje religioso, como el de la Última Cena combinado con el momento de la crucifixión, donde el cuerpo, la sangre, el pan y el vino forman un todo significativo.

Una película para sentirla más allá de lo evidente y lo escandaloso. Quien no quiera verlo, que no lo vea.

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“La pasión de cristo” es la película más vergonzosamente blasfema sobre la vida de Jesucristo jamás realizada. Pero lo más humillante, patético y vergonzoso (y para más INRI) fue como todas esas sotanas que acudieron a las salas comerciales para ver la película lo hicieron simplemente para confirmar que no apareciera ningún pezón o algún atisbo de la relación con María Magdalena.

Este no es el Jesús que me enseñaron en catequesis. Me lo han cambiado. James Caviezel, con esas fundas en los dientes cubiertas de sangre, parece la Mula Francis crucificada. Absolutamente irreal, como si Cristo apareciera para arrear un capón a Mel Gibson: si “La pasión de Cristo” fuera una auténtica película cristiana su entrada hubiera sido gratuita porque, que yo sepa, el director dudo que repartiera, con los más necesitados, los 600 millones de dólares que recogieron sus 'escobas' en las salas de cine de todo el mundo.

Pueden lanzar sus piedras contra esta crítica aunque recuerden, que pese a que sus piedras, palos, lanzas, torturas y crucifixiones pueden romper mis huesos, Mel Gibson tiene su dinero.