Dom Hemingway

Muchos rechazarán esta película de pleno por excesiva, tópica o manipuladora. Pero todo eso, en esta joya del más puro cine británico, acaba convirtiéndose en virtudes. Aunque son unas virtudes que pueden alejar a cierto público no habituado a que le expliquen las cosas a puñetazos. “Dom Hemingway” está estructurada en base a pequeñas historias dentro de un conjunto, historias que no conforman una gran historia pero si grandes momentos aislados, algunas de estas historias son memorables (como la de la caja fuerte o el mafioso ruso) pero otras chirrían (como la historia familiar alargada en exceso). A pesar de todo esto, “Don Hemingway” es un fantástico exceso en todos y cada uno de sus planos, desde ese prodigioso monologo sobre el pene que abre la película hasta esa escena en el cementerio, pasando por decenas de imágenes bien escritas y mejor interpretadas. Otro mérito de la película son sus actores, Richard E. Grant y Demian Bichir están excepcionales pero es imposible imaginar esta película sin Jude Law que aquí se despoja de todo el glamour y nos ofrece una poderosa interpretación repleta de momentos memorables. El único problema de “Dom Hemingway” es que flaquea a medida que avanza y lo que en principio resulta novedoso (la historias, los excesos, los personajes), acaba convirtiéndose en una vergonzosa fábula moral que no ayuda al conjunto. Vaya por delante decir que en “Dom Hemingway” todo es artificio y exceso (incluso en la forma en que está rodada) pero si el espectador consigue conectar recibirá hora y media de entretenimiento y un Jude Law irrepetible.

Como una droga sintética que causa euforia momentánea y luego cae en profundas pesadumbres y sin sentidos, "Dom Hemingway" (2013) a ratos nos recuerda el mejor cine estiloso de Guy Ritchie pero carece de una continuidad mejor armada.

El director Richard Shepard sabe que Jude Law es su eje e intenta exprimir sus dotes, no obstante y pese a contar con otros como Demian Bichir y Richard Grant, la experticia de televisión no es suficiente en esta cinta sobre redención, bajos fondos y peculiar descontrol.

De hecho, al finalizar la hora y media de película, quedas pidiendo más no por satisfacción sino porque la historia no es redonda y en los pasajes donde debió imprimir velocidad y excesos, se queda en medias tintas bien insinuadas pero engañosas.

El desparpajo del protagonista lo es todo, salpicando a su fiel escudero, no obstante el resto de la galería de personajes en la trama es al menos, poco interesante.

La domesticación progresiva del libreto hace que "Dom Hemingway" engorde para morir flaco. No es una metáfora del aumento de peso al que se sometió Jude Law, sino que el atractivo y lo que parecía ser su gran fortaleza no es detectada ni cuidada como correspondía para mantener la valía del film.

Una lástima, porque Law incluso al ensuciarse la manos con respecto a sus anteriores trabajos en el cine, consigue esa empatía de parte del espectador aunque esté claramente del lado oscuro, y eso hace innecesaria su redención ridícula echando por el caño lo sembrado en los primeros minutos de película.

Una cinta bipolar, de carcasa, sólo de buenos momentos pero que en el global ofende por su casi ridículo vuelco. Algo que no se merecía ni el elenco o el público que se puso a verla para darle una oportunidad.


Recomendación:
Regular. Tiene estilo pero sube para caer estrepitosamente.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com

Dom Hemingway es Jude Law y Jude Law es Dom Hemingway. Para bien o para mal. Y es que nunca estuvo el elegante actor inglés (perfecto en 'El talento de Mr. Ripley', 'Closer', 'My blueberry nights', 'El gran hotel Budapest'...) tan vulgar ni tan desagradable. Nunca salieron tantas palabrotas de su boca. Nunca estuvo menos atractivo. Y, sin embargo, nunca le vimos tanto tiempo en pantalla.

Jude Law realiza una buena interpretación como un personaje que, sencillamente, es demasiado chillón y desagradable para resultar apreciable. Además, se enfrenta a uno de los peores guiones de su carrera: uno que carece de verdadera credibilidad dramática y no sabe paliar esto con buenos toques de humor. De hecho, el reparto parece pasárselo mejor que el público, entre el que apenas se escuchan un par de risotadas ocasionales. La película, simplemente, no hace gracia. Y los insultos y vulgaridades menos. Habrá quien diga que no es una película para cualquiera, porque solo algunos podrán disfrutar sus chistes, pero es que, realmente, no hay chiste alguno con el mínimo interés.

No obstante, hay que reconocer al film una originalidad, así como la facultad de cambiar constantemente de género y tono. Además, algunos planos son bastante novedosos, especialmente el del accidente de coche, y la agradable ambientación en ocasiones logra paliar la vulgaridad del guión. Por lo demás, es por completo prescindible y olvidable, con una trama que se desarrolla sin sentido hasta un final tan predecible como carente de interés.

No os enfrentéis a ella (especialmente en la versión doblada, pues a menudo os resultará imposible adherir las voces a los personajes que las poseen) a menos que queráis pasar un rato de estridentes gritos y palabrotas injustificadas sin la mínima gracia.

Juan Roures # La estación del fotograma perdido

La nueva película de Richard Shepard sirve más que nada para el lucimiento de Jude Law. Un personaje totalmente histriónico y salvaje que va evolucionando hasta denotarle un corazón.

La película es excesiva tanto en el terreno visual como en el del guión. De lo primero se ven claras referencias a otro director que ha alabado este universo neo-noir como es Guy Ritchie; de lo segundo decir que su excesividad se denota en las lineas de diálogos más que en el argumento, no demasiado madurado y ya visto probablemente de manera similar en el pasado.

Tal y como ya el título dictamina la película es el personaje y tras de él la entrega de un actor que nos deja el poso de uno de sus mejores trabajos de su carrera aunque la película en términos generales se quede mediocre frente a su presencia.

Para fans de Jude Law y de los diálogos ingeniosamente salvajes.

La película empieza con un excelente monologo de un insuperable Law (quizás en su mejor papel, no me atravería a afirmarlo, no obstante). Lo que sigue es una espiral de locura y evolución de un personaje simplemente arrollador y llamativo. Una joya de personaje, vamos, un caramelo para un Law entregado a la causa, en un viaje con nuestro amigo Dom , el cual solo quiere que sean justos con él, después de sus 12 años en la cárcel.

Se le podría achacar que la película realmente no va a ninguna parte, pero lso diálogos son tan fabulosos (cada vez que Law abre la boca, sin más), el reparto tan sensacional (Richard E.Grant esta genial como compañero inseparable del protagonista), el guión tan alocado y a veces imprevisible, que poco importa. Por no hablar de su espléndido final.

En definitiva, una gran película con un insuperable Law. Una lástima que haya pasado tan desapercibida, no se lo merece. Grande Law.