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Déjate llevar

Comedia Elías es un psicoanalista freudiano judío en Roma al que el médico le recomienda una dieta estricta y algo de deporte para bajar unos kilos de más. Así es como conoce a Claudia, una atractiva entrenadora personal obsesionada con el culto al cuerpo, pero mucho menos de la mente... (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
3 de febrero de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Déjate Llevar es una sofisticada comedia italiana dirigida por el premiado director y guionista Francesco Amato que con su primer largometraje “Ma che ci faccio qui!” (2006) obtuvo numerosos premios y fue nominado para el David Donatello y los Globos de Oro italianos como Mejor Ópera Prima. La trama de Déjate Llevar está inspirada, según palabras de su director, en las películas Billy Wilder y Woody Allen, las canciones de Duke Ellington, y sobre todo en los textos, la autobiografía y las cartas de Groucho Marx, el maestro de no tomarse nada demasiado en serio. Protagonizada en sus papeles principales por Toni Servillo (“La Gran Belleza”, “Gomorra”) y Verónica Echegui (“La niebla y la doncella”, “Yo soy la Juani“), se estrenó en Italia recaudando más de 2,2 millones de euros.

Un conocido psicoanalista judío, Elia (Toni Servillo) se ha vuelto tan inmune a las emociones que se ha convertido en un hombre aburrido e indiferente a cualquier cosa, inclusive muy distante a sus propios pacientes. Mantiene a todos a una distancia segura, incluida a su ex esposa Giovanna (Carla Signoris) que vive en el piso de al lado y con quien todavía comparte la ropa y alguna velada en la Ópera. Es demasiado tacaño como para pagar el divorcio de su atractiva ex esposa

El médico de Elia le dice que necesita ponerse en forma, y no vale ejercicios en casa, sino ir a un gimnasio donde se verá obligado a tener una rutina diaria. Allí se encuentra con la española Claudia (Verónica Echegui), monitora de Jazzercise (una combinación de coreografías de baile y jazz con ejercicios aeróbicos y fitness) que lo convence de que la necesita como entrenadora personal.

Déjate Llevar es la tercera película del director italiano de 39 años Francesco Amato, tras “Ma che ci faccio qui!” (2006) y “Cosimo e Nicole” (2012). Es la historia de una osmosis singular, del encuentro entre dos personajes complementarios que, a pesar de las obvias diferencias, se reconocen el uno al otro de alguna manera, se establece una influencia recíproca entre ambos. Elia y Claudia no solo son personajes totalmente diferentes, sino roles sociales aparentemente muy lejanos.

Elia está interesado en la psique, en la mente, se cuela dentro de los traumas de sus pacientes y utiliza la hipnosis. En cambio, Claudia está dedicada al cuerpo, a fortalecer los músculos y a quemar las grasas. Francesco Amato en Déjate Llevar supera el dualismo cartesiano que separa la mente del cuerpo y crea una relación humana simple, previsible y conmovedora, nunca banal entre ambos personajes. Aunque está muy lejos de representar la clásica crisis de la mitad de la vida.

Un curioso intenta de crear una sofisticada comedia italiana donde Toni Servillo es el protagonista absoluto. El actor fetiche del director Paolo Sorrentino se encuentra ante su primera prueba real con una comedia. El veterano actor recoge de forma ponderada de Elia, su físico y su desencanto existencial, y añade una precisa dosis de sensibilidad y una eficaz vis cómica poco conocida en él hasta ahora en la pantalla grande. Obtiene un gran rendimiento a su interpretación. Explota inteligentemente sus tics y sus gestos, para construir un personaje odioso y divertido y convertirlo en el motor de una película creada a través de malentendidos, equívocos y diálogos ásperos y picantes.

La española Verónica Echegui es una excelente figura femenina, complemento ideal que encaja a la perfección con el personaje de Toni Servillo. Desprende mucha frescura y espontaneidad, e interpreta muy bien ese toque de locura de Claudia. El papel de Verónica Echegui nos recordará a su primer trabajo como actriz principal en la película “Yo soy la Juani” (2006) gracias al director Bigas Luna. Debido a su inglés fluido la hemos visto en alguna producción de Hollywood como “La fría luz del Día” (2012) o en series de televisión como “Fortitude“. Recientemente se ha estrenado en las salas de cine españolas Me estás Matando Susana donde comparte protagonismo con el mexicano Gael García Bernal.

La trama de Déjate Llevar está situada en la realidad concreta de Roma y muy especialmente en su barrio judío, donde las dicotomías socioculturales están integrados en una mezcla inusual entre lo sagrado y lo secular, ricos y pobres, y donde se puede recoger los ejemplos más significativos de un mundo cada vez más neurótico y discordante.

Francesco Amato utiliza el tono de la comedia italiana para realizar un remolino rápido de bromas pesadas y pesimistas que nos recuerdan al irresistible y neurótico, Woody Allen, e inclusive a Groucho Marx, sin olvidarnos de los hermanos Cohen, es decir a todo un bagaje internacional de humor judío.

A partir de una premisa tradicional, con un guion muy sólido y valiente, Francesco Amato realiza una comedia brillante que juega con seres solitarios y opuestos. A pesar de los chistes previsibles, Déjate Llevar es un film agradable, ideal para pasar un buen rato entretenido, sostenido por un ritmo decente y una dicotomía que a menudo es genuinamente divertida y amena. En definitiva, Déjate Llevar es una comedia agradable, pero por debajo de las grandes expectativas que se crearon antes del lanzamiento.

Aconsejable ver la película en versión original para escuchar a Verónica Echegui como mezcla expresiones españolas en sus diálogos en italiano.

https://cinemagavia.es/dejate-llevar-pelicula-critica/
Eduargil
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30 de julio de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la trama es mínima y el final previsible, se salva por dos buenas interpretaciones, la de Servilio y la de Echegui
Todo discurre bien, en plan de comedia de farsa, sobre todo en los actores secundarios, como el primario Ettore.
Lo que no me explico es el éxito que dicen que tuvo en Italia, lo que demostraría que el cine italiano ha perdido un poco el pulso.
Si se compara esto con aquellas comedias de los años. cincuenta y hasta mediados de los sesenta se comprobará muy fácilmente. No quedan gente como Totó, Sordi, De Filippo, etc.
yoparam
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4 de febrero de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director italiano Francesco Amato nos presenta su trabajo más reconocido hasta la fecha. Sus anteriores trabajos pasaron desapercibidos por nuestro país.

El cine italiano nos suele dejar varias comedidas a lo largo del año, en esta ocasión nos presenta la historia de Elia ( Toni Servillo) un psicoanalista en horas bajas, que tiene un montón de defectos, como son la tacañería, los celos y el mal humor continuo. Después de que tras un chequeo médico le digan que se tiene que poner a dieta y hacer deporte, entrará en su vida la joven Claudia ( Verónica Echegui), una joven bastante loca y con problemas que alterará aun más la vida de Elia.

Entre los dos se empezará a forjar un relación y se irán dando cuenta que los dos se necesitan. Es una comedia de enredo que tiene algún momento gracioso, pero que a medida que va trascurriendo la cinta va cayendo en la monotonía y los actores van perdiendo fuerza.

Está claro que Toni Servillo es un actor que se desenvuelve bastante bien en varios registros, pero en esta ocasión todo su trabajo queda más en un segundo plano, gracias a la notable actuación de Verónica Echegui.
Entre los personajes secundarios destaca el personaje de la ex mujer del Elia (Carla Signoris) y también en el papel de unos de los trastornados ex novias de Claudia destaca ( Luca Marinelli).

Uno de los aspectos que tiene la película a su favor son las diferentes localizaciones del centro de Roma donde va transcurriendo la acción. También la banda sonora está bien integrada en todo momento.

Lo mejor: La relación entre los dos actores protagonistas.
Lo peor: Va perdiendo fuerza a medida que va pasando.
LASO83
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2 de agosto de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En principio, la película tenía bastantes triunfos en la mano para gustarme: un psicoanalista judío, una comedia de enredos, el gran Toni Servillo y la pizpireta Verónica Echegui. En cambio, vas de decepción en decepción. Hay algunos chistes judíos a costa del psicoanalista, que es tan avaro como para no pedir el divorcio de su esposa, que vive en el piso de al lado, pero son baratos y manidos. La choni interpretada por Echegui es previsible y tópica, desde el primer momento adivinamos sus intenciones, que no desvelaré. La pieza da vueltas sobre sí misma sin lograr eclosionar del todo, y algunos gags dan vergüenza ajena, como todo lo relacionado con el personaje de Ettore. Toni Servillo se mantiene expectante, pero no tiene un buen guión al que hincarle el diente, y sólo Echegui se lanza a la piscina con valentía, tesón y profesionalidad. En su brevedad radica su mejor virtud, y contiene una bonita banda sonora de Andrea Farri. Ni siquiera da la talla como divertimento veraniego. No es cuestión de lamentar la ausencia de Dino Risi, Luciano Salce o Ettore Scola, porque es algo irremediable, pero valdría la pena pulir los guiones antes de empezar a rodar, y eso que ha sido escrito a seis manos.
Para fanáticos y completistas de Toni Servillo.
Eduardo
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4 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Verónica Echegui hace tiempo que la considero, más o menos, una actriz sólidamente asentada en la industria cinematográfica europea y nacional, y ciñéndome estrictamente a su talento, un valioso brote verde dentro de esa paupérrima promoción de nuevas caras que han logrado colarse en el cine español de los últimos 15 años, además de ser una de las pocas de su generación a quien puedo imaginar trabajando, con la misma asiduidad, de aquí a un par de décadas. Dicho esto confieso que le tenía especiales ganas a este regreso a sus registros más esperpénticos, ligeros, y sí, un poco chonis, al servicio del humor más bufo, vertidos de tapadillo cuando la descubrí hace tropecientos años en la sitcom televisiva 'Paco y Veva', y retomados más recientemente en 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' (2016, María Ripoll). A Toni Servillo le toca ahora replegar su histrionismo y ejercer con afilada elegancia de cascarrabias como un Larry David napolitano, y juntos tratan de levantar este invento a base de continuos toma y dacas entre dos temperamentos opuestos, estableciendo una inesperada química, y aliñando el conjunto con muchas menos gotas de comedia a la italiana de las que cabría esperar tratándose de una película transalpina. No obstante, yo retaría a cualquier comedia europea reciente -sin importar la nacionalidad- que presuma de ser autóctona al 100% a lanzar la primera piedra y demostrar que está libre de influencias estadounidenses. En los últimos tiempos el cine americano se ha ido globalizando a pasos agigantados, sin entender de géneros, y la comedia ha sido la punta de lanza en esa imparable tendencia. Para lo bueno y lo malo.
Lo más descorazonador, por desgracia, es observar cómo, tras varios intentos errados de capturar la impronta cínica de la dialéctica Alleniana, 'Déjate llevar' (2017, Francesco Amato) termina cayendo en la redes vodevilescas de la peor comedia popular. A veces no basta con ponerle voluntad.
antonio lopez herraiz
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