L.I.E. (Long Island Expressway)

Un gran acierto es no centrarse demasiado en la denuncia social, que la hay. Prefieren que el peso lo lleven los actores, todos ellos creíbles y muy humanos en sus interpretaciones.
El otro es el "inesperado" sentido del humor con que abordan el tema. Se escapan unos cuantos chistes esperpénticos realmente graciosos.
La pega es que no llega a tocarme profundamente el corazón; aunque sí que aprecio una frescura agradable.

Si eres homófobo, o simplemente si no superas tus prejuicios (algo que todos tenemos, homos o heteros), puede que no entiendas nada de lo que aquí se cuenta. Y será muy triste, porque realmente se trata de una historia no tan diferente, con la que te identificarías si el protagonista adolescente fuera una chica y Brian Cox un maduro que finalmente se preocupa por ella. (Es curioso cómo algunas obtusas mentes pueden llegar a comprender que un hombre mantenga relaciones sexuales con quinceañeras pero, en el momento que le cambiamos el sexo a éstas, el adulto se convierte en un depravado a sus ojos.)

L.I.E. es una de las sorpresas del cine independiente norteamericano de los últimos tiempos, estrenada en España con un retraso de 2 años. Es un film sensible y emotivo, fuera de toda convención, que se atreve a mostrar sin maniqueísmos asuntos como la homosexualidad juvenil o la pedofilia.

El problema es que la película no acaba de apurar sus enormes posibilidades, pues con un guión más redondo, hubiera podido ser una obra maestra. En cualquier caso, esta L.I.E. merece ser vista como una película indie a contracorriente, valiente, e incluso tierna y sensible dentro de su dureza.

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Esta es la Autopista de Long Island. Hay carriles que van al este y otros que van al oeste. También están los que van al infierno.

Muchos han muerto en ella, Alan J. Pakula, el director de cine... y Sylvia Blitzer, mi mamá...

¡Pero no me matará a mi!

Michael Cuesta ofrece al espectador una fabulosa historia sin ningún ápice de moralina, tomando al espectador como un ser inteligente capaz de posicionarse hallá donde él desee.

L.I.E. no es ni mucho menos una película para todos los públicos, habrá espectadores que sientan una repulsión incontrolada hacia este film fruto de su incompresión: la historia no es fácil de digerir para todos los estómagos. Pero el valiente espectador que se enfrente a sus miedos (si es que los tiene) y sea capaz de mirar más allá de los estereotipos en el que nos sumerge la sociedad, encontrará en L.I.E una pequeña gran joya del 7º arte.

No todo el mundo será capaz de soportar el amor que siente el personaje de Brian Cox, un hombre maduro entrado en la vejez, hacia el personaje de Paul Franklin Dano, un joven quinceañero. Sin embargo, lo que sí es seguro, es que todo espectador medianamente inteligente que ame el cine, observará que brian Cox está simplemente desbordante, brillando con luz propia en un papel para nada fácil. El novel Paul Franklin Dano no se queda atrás, este joven actor promete, deleitándonos con una gran interpretación.

Sencillamente, una película que no os deberíais de perder. No os dejará indiferentes, eso, os lo aseguro.

Homoerotismo a lo Gus van Sant, estética genuinamente indie y una mirada sobre la adolescencia a medio camino entre Larry Clark y Gregg Araki. Es una combinación interesante y arriesgada que el debutante Michael Cuesta salva con creces, sobre todo gracias a un Brian Cox enorme y a una limpieza moral a la hora de afrontar el relato que resulta a todas luces insólita dentro del mojigato y generalmente hipócrita cine convencional. Por eso la historia de amor entre un pederasta y su víctima que narra L.I.E. conmueve e impacta con el poder de la verdad: porque se la ve sincera dentro de su particular y peliaguda condición. Eso sí, sin el final efectista (aunque hermoso), los innecesarios diálogos frikis y guarretes de algunos secundarios y ciertos tics visuales tan típicos del cine independiente americano la película hubiera ganado mucho. Aún así, valiente y digna de interés.

Lo mejor: su valentía.
Lo peor: algunas conversaciones intrascendentes.

Bonita visión de la homosexualidad juvenil, cruda, mostrando problemáticas asociadas a ella, y cinta interesante para más de un padre, aunque sin duda quedará aterrorizado por la visión del vecino que paga a chavales a cambio de sexo.

La cinta muestra por un lado el tema de la homosexualidad del joven, el miedo al rechazo, y conocerá el amor y el desamor, algo que le ocurre a todo el mundo (o casi todo) en edades tempranas, convirtiendose este último en un nudo intragable acrecentando la sensación desoledad e incompresión que tantas veces acompaña a la adolescencia.

El otro hilo argumental es la pederastia. No la muestra en toda su crudeza, si bien es cierto que el joven más que un niño es un adolescente.

Película dura, que invita a la reflexión. Recomendable.