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María, reina de Escocia

Drama Cuando Isabel I Tudor (1558-1603), hija de Enrique VIII y Ana Bolena, se convierte en reina de Inglaterra y cabeza de la Iglesia Anglicana, tropieza con la oposición de los católicos, que consideran que la legítima heredera del trono inglés es su prima María Estuardo (Vanessa Redgrave), la católica reina de Escocia. Tras el triunfo de los protestantes escoceses, María se ve obligada a abdicar en favor de su hijo Jacobo. Poco después, ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
20 de marzo de 2019
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la decepcionante película de 2018 sobre la vida de María Estuardo, he preferido, en vez de hablar de ella, elogiar la versión de 1971, hoy en día un poco olvidada.
Además de un reparto británico de primera categoría: Vanessa Redgrave, Glenda Jackson, Ian Holm, Timothy Dalton, Patrick McGoohan, Nigel Davenport, Trevor Howard…su guion, obra de John Hale, se ajustaba, más o menos, a la realidad histórica que nos ha llegado a través de los diferentes testimonios escritos.
El formato es básicamente teatral, con grandes interpretaciones y un buen diseño de interiores y vestuario. Aquí no hay grandes batallas. El estilo sería próximo a “Yo, Claudio” o “Isabel”. Es muy recomendable, pero principalmente para los aficionados al cine histórico.
Ni María de Escocia ni Isabel de Inglaterra eran angelitos. Siempre estuvo en juego la cabeza de una de ellas, aunque la hija de Ana Bolena partía con ventaja, gracias al éxito de la nueva iglesia, rebelde al Papa. La nobleza inglesa estaba de su parte, pero lo peor para María es que la escocesa también.
María, tras perder a su marido, el rey de Francia, y quedarse desubicada en aquella corte, llegó a Escocia dispuesta a una misión divina, la de reunificar los dos reinos bajo su corona. Su objetivo era reunir un ejército y destronar a la hereje Isabel, quien además no podía tener descendencia.
María tenía solo 18 años cuando llegó a Escocia como reina. Rechazada por los nobles debido a su catolicismo, insultada con total impunidad por el fanático predicador John Knox, traicionada por su hermano, perjudicada por la ambición de su funesto marido y víctima de las intrigas de Isabel, nunca pudo gobernar. Sus verdaderos aliados, los reinos católicos, estaban muy lejos para su desgracia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feng Lanzhí
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10 de mayo de 2013
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claro que no es enteramente histórica y se toma libertades, pues bebe de la más pura tradición del teatro, donde es una necesidad buscarle motivaciones dramáticas a los personajes y ponerlas en sus bocas con diálogos poéticos y retóricos, aunque se trate de personajes históricos de los que es casi imposible saber su verdadera personalidad y motivaciones ateniéndonos a las más estrictas fuentes históricas, que normalmente solo recogen hechos o interpretaciones interesadas.

De ahí ese gusto del teatro por el drama y la retórica. Se ha hecho siempre, lo hacían los griegos al convertir en obras de teatro sus antiguos mitos, y lo hacía Lope o lo hacía Shakespeare reimaginándose por ejemplo a antiguos romanos famosos.

Lo que es más difícil de encontrar es que esas técnicas funcionaran traducidas al cine. Casi nunca. El cine suele buscar lo implícito, el subtexto, las acciones y no tanto los diálogos, o que los diálogos no digan lo que piensa el personaje, y en cualquier caso que sean cortos y no dominen a la imagen.

El cómo esta película consigue, con un ritmo endiablado y unas interpretaciones geniales, que el teatro funcione en cine, es digno de estudio.
afrancesado
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1 de octubre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Inglaterra y Escocia, dos tierras unidas por la geografía pero largo tiempo separadas, ha proporcionado algunos de los relatos y personajes más interesantes que han servido de inspiración para el imaginario popular, la literatura, la pintura y como consecuencia el cine en épocas más recientes. Ya en las obras de Shakespeare, mundialmente conocidas, crueles tramas se consumaban entre los monarcas y demás nobles de la corte de años anteriores, antecesores de la dinastía reinante en el trono inglés, los Tudor, con Enrique VIII y su hija Isabel I como figuras primordiales. En Escocia también ostentaba el poder una rama de esta emblemática familia. Cuando nació en esas tierras María Estuardo se convirtió desde la cuna en reina de los escoceses, y luego, aunque por poco tiempo, por matrimonio en reina consorte de Francia. Esta importante herencia y su fe católica hicieron que a ojos de los demás creyentes, y a pesar de la instauración de Isabel como reina, ella fuera la legítima heredera de una Inglaterra protestante desde hacía ya algunas décadas. La lucha por quién mantendría el poder en la isla soportando toda la presión y las conspiraciones marcó la vida de estas dos mujeres para la posteridad y fue un símbolo del enfrentamiento entre dos religiones. Muy diferentes entre ellas, son los dos pilares que soportan la trama de este drama histórico.
María es una de las mujeres más hermosas de su época, pasional y cortesana, que pasó sus años más felices en Francia. Sin grandes conocimientos en política se dejó llevar por unos consejeros inadecuados y tomó numerosas decisiones erróneas a lo largo de su vida que marcaron su final, las principales relacionadas con la reina inglesa o con su rey consorte Henry.
Isabel, pasó parte de su infancia encerrada hasta la muerte de su hermana María y accedió a un trono que nunca compartiría con ningún hombre, pasando a ser a Reina Virgen que llevó a sus dominios a una época de gran esplendor, gracias a su sabiduría, dedicación y autoridad.
Como encarnación de estas dos soberanas, todo el peso de la trama recae en un par de actrices inglesas de primera categoría y con carreras en alza a principios de los años 70: Vanessa Redgrave en el papel de Maria y Glenda Jackson como Isabel I. Redgrave hace uno de sus mejores trabajos, favorecido por su porte (ya que la reina era bastante alta) su serena belleza y su matizada interpretación. Por su parte, Jackson muestra a una Isabel con gran poder, dignidad y una mente prudente y calculadora propia de su personaje. Francamente me han parecido dos opciones perfectas para sus respectivos papeles.
La fotografía, el maravilloso vestuario y los escenarios que nos transportan hasta el Renacimiento complementan y ambientan una trama tratada muy correctamente. Película nominada a varios premios de la Academia norteamericana en 1972, entre ellos una merecida nominación como actriz principal para Redgrave. Magnífica elección si te gustan los dramas de época y la historia del Reino Unido.
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david panadero moya
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18 de noviembre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una decente y inteligentemente escrita biografía por John Hale y bien dirigido por Charles Jarrott. El reparto estuvo convincentemente encabezado por Vanessa Redgrave como el personaje principal y Glenda Jackson como Elizabeth I. Jackson había interpretado previamente el papel de Elizabeth en el drama televisivo de la BBC Elizabeth R (1971)

La película recibió críticas mixtas al guión, la duración y las imprecisiones históricas; sin embargo, consiguió elogios por las principales actuaciones femeninas, sus valores de producción, la fotografía por Christopher Challis y su partitura musical por John Barry . En la 44ª edición de los Premios de la Academia, la película recibió cinco nominaciones, incluida la de Mejor Actriz para Redgrave.

Incluyendo un lujoso diseño de vestuario por Margaret Furse, y impresionante diseño de producción y decorados por Terence Marsh; ello resulta ser un típico drama histórico británico en el que Vanessa Redgrave en el papel principal y Glenda Jackson como su contendiente están bien elegidas. El excelente y numeroso elenco con prestigiosos actores británicos desempeña bastante bien en un evocativo entorno histórico. Aquí se recrean espléndidamente la agitación, los amores y lucha de poder en su tiempo, incluidos los más problemáticos días y las maquinaciones que los rodearon.

Este interesante drama histórico contiene una maravillosa cinematografía que agrega color a la atmósfera, así como una sensible y evocadora partitura musical, siendo dirigida eficientemente por la cineasta Charles Jarrot. Otras películas que tratan de estas famosas Reinas son las siguientes: ¨Mary of Scotland¨1936 de John Ford con Katharine Hepburn, Fredric March. ¨Elizabeth¨ (1998) por Shekar Kapur con Cate Blanchet, Joseph Fiennes. Mary Queen of Scots (2018) con Saoirse Ronan, Margot Robbie, Adrian Lester, Guy Pearce, Joe Alwyn, Gemma Chan. Y series de TV como ¨Elizabeth R¨ de Herbert Wise con Glenda Jackson. Serie Isabel I (2005) de Tom Hooper con Helen Mirren, Jeremy Irons, Hugh Dancy, Toby Jones. Y Reinas ó ¨Queens¨ (2016-2017) con Olivia Chenery, Rebecca Scott.
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miguelan
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16 de noviembre de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te teme.
Troglodita reducción (al absurdo, sindiós) de los hechos históricos contados al mogollón, a la carrera, atropelladamente, más vodevil, ópera bufa o comedia negra que cosa medianamente seria, como si tuvieran prisa o metieran sucesos en la centrifugadora, como si temieran que ella no quedara demasiado bien parada al albur de las reales circunstancias y jugaran un poco al despiste, la cosa es que a grandes rasgos o en el más o menos todo lo que se cuenta es cierto, pero en los detalles (está el diablo, te ganas el cielo), las medias verdades y la mitad de las mentiras manipulan, cosen, tejen, arreglan (que da gusto, labor de artesanía, dar cera, pulir cera) la faena, en cualquier caso gritan y se agitan y se revuelven y sollozan mucho estos personajes como si estuvieran inmersos de lleno en una de Ozores, no precisamente Shakespeare, a los que no ayuda el doblaje, especialmente el de ella que le hace parecer todavía más pánfila o sonsa de lo que ya la misma película perpetra proyecta.
Sí, dos bestias (una, la otra más sin cencerro vaca) enfrentadas, la calculadora aviesa, pasiva agresiva, arpía, sibilina, malísima, fría y espantosa espartana, sabia y contenida versus la cabra cabrona loca sin una neurona alerta presta, todas en fuga, huida hacia delante mediante constante, ciega, mema, necia, que no da una a derechas, cierto, pero no (se dio) de esta manera (este proceso macerado durante años), sino que más sosegadamente, progresivamente (ella, María, fue salvando obstáculos que la acercaban al abismo o precipicio arrojada por las circunstancias como una barquichuela en plena tormenta hasta darse de bruces con su prima, la maniobrera, la muerte, la parca, esa sombra abyecta, consigo misma y sus pocas luces igualmente, con su afán de darse gusto, tras tanto marido ruinoso, y no parar en barras, rodeada de calzonazos, buitres y cazurros y carniceros y de conspiraciones, conjuras, de estado golpes, asonadas y miserables aquellos siniestros lares llenos, de poco tiento, mal ella, horribles todos), no tan a lo loco, comprendo que dos horas no den para mucho, pero podrían haber optado por haberse centrado en unos pocos sucedidos bien urdidos o contados, no meterlos a presión a ver si cuela juntos todos.
Sí, lo mejor es el rato final, las dos conversaciones, paradójicamente, inventadas, no hubo tales, solo cartas, dagas palabras, en las que (se) aclaran y marcan las diferencias entrambas, hasta llegar ahí pasamos por un caos simplificador, arbitrario y tontorrón especialmente en todo lo referido a la relación que se establece entre María y Bothwell, la que le llevó directamente a la ruina/muerte y que aquí queda muy descafeinada diluida reblandecida dulcificada, él era más basto bruto y ella más caprichosa (estaba) perdida, lo mismo que la participación de ella, mucho más activa directa, en el asesinato de su mamarracho marido, que aquí apunta a que se inventan, la explosión parece que fue tras la muerte, para disimular nada más. Todo sea para adecentar blanquear la historia, y a la en cuestión dama, ya que el espectador es asustadizo acomodaticio, delicado, un niño, de espíritu no tan crítico, y tiene la sesera en un puño, el alma en pijama, el cuerpo en capilla, en vilo, en ascuas, no está para sustos, pobrecico.
Digámoslo así, María se equivocó en todo, yo no mandé mis barcos a luchar contra los elementos, Isabel falló poco, solo lo justo. Los escoceses parecen salidos de Los pazos de Ulloa y el consejero de Isabel, Cecil, de una obra de Oscar Wilde, genio.
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Ferdydurke
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