Algunos días en septiembre

Recomendaciones fundamentales para el visionado de "Algunos días en septiembre":

-Evite las horas nocturnas, sobre todo si ha madrugado y no ha practicado una buena siesta.
-Nunca después de una buena comida y un par de copas de vino.
-A colación de esta última, se deben dejar pasar al menos más de dos horas después de ingerir alimentos copiosamente, para tener certeza de que la digestión de estos se ha producido correctamente.

Posibles efectos secundarios:

-Si Vd. se encuentra sólo, después del visionado, probablemente la frase inmediatamente siguiente al último fotograma será "Menuda mierda" o construcciones semánticas similares.
-Lentitud de la velocidad del pensamiento, en concordancia con la velocidad del metraje.
-Alteraciones en los ojos, y visión borrosa, debido esto al continuo uso del desenfoque prolongado y continuado en gran parte del film.
-Cansancio y debilidad, tanto física como psíquica.
-Si ha usado el botón de avance rápido, no debe preocuparse; esta reacción, aunque no necesaria, debe ser considerada como normal.
-En caso de visionar en más de una ocasión este film, o de hacerlo de forma consecutiva, se puede caer en un sueño profundo, con inciertos resultados para el sistema nervioso central.

Lenta y aburrida. Un desperdicio de actores, sobre todo de Turturro, que es una joya.
Repetitiva, diálogos pobres, largos desenfoques sin sentido. Intenta conseguir un filme francés de qualité con planos artísticos sin ningún interés. El argumento también es pobre, no consigue la intriga que pretende y se identifica enseguida el presunto enigma.
Sólo merece la pena Turturro

La verdad es que la película de Santiago Amigorena me ha gustado. La cogía con cierta reticencia, debido a las regulares críticas que de ella hacían algunos de los usuarios de esta página, pero tengo que reconocer que me ha gustado más de lo que esperaba. Cierto es que la película es lenta como ella sola, que no es para nada la típica película de espías con acción desbordante, que sus diálogos son más bien escasos y que no es una película apta para todos los paladares, pero hay que reconocerle al director una personalidad propia a la hora de dirigir, muestra de ello es esos continuos desenfoques con los que el personaje de Binoche parece ver las cosas de otra manera, y otro punto a favor de la peli es el conjunto de actores que en ella participan. A pesar de ser, quizás, Nick Nolte, el cebo que atraiga al público a visionar la cinta, éste sólo aparece 5 minutos, cosa que no es suficiente para poder disfrutar de este buen actor, pero ello lo compensa el buen trabajo del resto, una Juliette Binoche que, como ya sabrán los que suelan leer mis comentarios, es una de mis debilidades. En esta ocasión está bastante alejada de los papeles a los que nos tiene acostumbrados, pero está fantástica. El tira y afloja que se trae con el personaje de Tom Riley es encantador, me hace sentir simpatía por ella y por su forma de pensar y ver las cosas. Precisamente, el inglés Tom Riley ha sido una agradable sorpresa junto a la francesa Sara Forestier, a los que habrá que tener en cuenta en un futuro. Me han encantado y la química entre ellos es palpable. Por último, otro grande, John Turturro, uno de los más criticados por los usuarios. No estoy de acuerdo con ellos, creo que Turturro, como en él es habitual, ha creado un asesino muy especial, dejando su toque. Me parece que su actuación es realmente buena. Como telón de fondo, dos maravillas de ciudades. Una la conozco, París, y otra es una asignatura pendiente, Venecia. No la recomiendo a los impacientes que sólo buscan acción y tiros.

Esto es lo que dice la carátula del DVD: “1 de septiembre de 2001. Elliot, un agente de la CIA posee una información crucial sobre el futuro inmediato del mundo, y días antes del 11 de septiembre desaparece. Desde ese momento, decide reunir a su hija Orlando, a la que había abandonado diez años antes, y a su hijo adoptivo David. Irene, una vieja amiga, le ayudará a reencontrarse con ellos. Pero nadie contaba con que apareciese William Pound, un asesino sin escrúpulos…”
Esto es lo que a mí me parece: “Algún día después del 11-S. Un jeta –por Santiago Amigorena atiende el pájaro-, secundado por una Juliette Binoche que ha pasado del Azul a un negro, negrísimo; por un fugaz Nick Nolte arrebatado de corticoides y de un rubio platino que espanta; y por un John Turturro desatado, desbarrando a lo Jesús Quintana, pero sin hacer ni puta gracia, deciden echarle morro al asunto y presentar esta borregada como un sesudo ejercicio reflexivo. Hay que aprovechar el tirón del 11 de Septiembre. Es el quinto aniversario. Además, compite en la sección oficial de Cannes."
He leído en alguna crítica que se trata de una película desconcertante. Que Kiko Rivera cambie de novia cada cuatro días es desconcertante; esta película es simple y llanamente purrela, con todas las letras y en mayúsculas. Luce todos los defectos del mal cine francés, y ninguna de las virtudes del bueno. Al comienzo, no tienes muy claro si los diálogos parecen estúpidos pero en realidad son inteligentes, o si parecen inteligentes pero en realidad son estúpidos. Al cuarto de hora las dudas se disipan: parecen estúpidos, pero en realidad son imbéciles. Algunos se piensan que el interés de una película puede sustentarse exclusivamente en los diálogos. Para eso hay que contar con un guionista. A Mankiewicz o a Wilder les daba resultado, pero no es el caso ¿verdad? Este coñazo insufrible, a lo Eric Rohmer, pero sin la menor inspiración, pasado por el psicoanálisis barato y la deconstrucción de personajes más barriobajera, es el mayor canto a la pedantería que he visto en años. Ni siquiera los aspectos técnicos se salvan: banda sonora casi inexistente, planificación anodina, fotografía insulsa… si hasta Venecia y París lucen menos que Villamindundi. En fin, una pena. A lo mejor es que las luces estaban a la altura del presupuesto. Los tres mil que palmaron hace ya siete años merecían un poco más de respeto.

Ni mata ni engorda.

Después de verla, no pensé que había perdido el tiempo, pero tampoco me pareció haber visto gran cosa.

Destacaría a Juliette Binoche, que aunque no hace una interpretación típica de lo que estamos acostumbrados a ver como un espía de película, si que llena a su personaje de vida y de matices. Pequeña decepción con John Turturro, le dan uno de esos personajes excesivos que tan bien suele hacer, pero elige interpretarlo de forma comedida, cuando sobre el guión, parece tener mucho de caricatura, y le queda demasiado gris.