Chúpame…la sangre, tío

Vampiros, un toque de humor absurdo y humor negro, y una gran dosis de erotismo... y a disfrutar. Sin ser ninguna maravilla, entretiene lo suyo (gran culpa de los encantos de la protagonista), en unos escenarios currados, y es que todo el castillo mola un montón, y con algunas buenas escenas.

Me ha recordado bastante a ¨El Baile de los Vampiros¨ de Polanski.
Toda la parte final con la fiesta vampírica es un cachondeo. Mola para pasar un buen rato.

Esta película apenas podemos decir que tiene argumento. Básicamente va de una chica que hereda un castillo en Transilvania, y que es clavadita a su bisabuela que es una vampiresa. Una rubia y la otra, morena. Y todo el tiempo juegan a hacerse pasar la una por la otra poniéndose pelucas.

Respecto al supuesto erotismo, lo único que se ven son las pequeñas tetillas de la protagonista. El único culo que se ve es el de un monje. Además se enseñan sin gracia ninguna, sin sensualidad. Vamos, que para mí el erotismo es otra cosa.

Aparte de eso, toda la película tiene un tufillo infantil que la hace tonta y aburrida, pero esa era la mentalidad de gran parte de la sociedad en 1971. La sensación es la de haber perdido el tiempo viendo esta cosa.