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Welcome to New York

Drama El señor Devereaux es un hombre poderoso. Un hombre que maneja cada día miles de millones de dólares. Un hombre que controla el destino económico de muchos países. Un hombre dominado por un frenético y desbocado deseo sexual. Un hombre que soñó con salvar el mundo, pero que no puede salvarse a sí mismo. Un hombre asustado. Un hombre perdido. Esta es la historia de su caída. Película inspirada en el polémico escándalo en el que se vio ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
20 de mayo de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que oí el nombre de Abel Ferrara fue cuando se estreno en España su película China Girl, creo que en el año 1989. Como espectador solo me he acercado a su cine en cuatro ocasiones, con algunas de sus películas más conocidas de los años 90, y tres de ellas las recuerdo como notables, aunque no estaría de más revisarlas. Hablo de Teniente Corrupto, su película más icónica, Juego Peligroso, con Madonna nada menos, y El Funeral, negra como el carbón. Después no solo no he visto ninguna de sus películas, sino que le he perdido la pista como director después de una infinidad de participaciones festivaleras que a nivel comercial han pasado bastante desapercibidas, aunque sigue contando con una importante cantidad de seguidores entre la crítica especializada.
Ahora vuelve, tres años después de su última película, con una de esas películas que estaba destinada a revolucionar las pantallas de medio mundo, y que finalmente solo se vera en plataformas digitales, algo que tal vez le reste el impacto de un estreno en cines.
Hace tres años el presidente del Fondo Monetario Internacional, el francés Dominique Strauss-Kahnn fue detenido en Nueva York acusado de agredir sexualmente a una empleada de la limpieza de un lujoso hotel en el que se alojaba. Tras el proceso judicial sería declarado no culpable, aunque su prestigio personal quedaría seriamente dañado.
Con esta historia el director Abel Ferrara ha decidido dar su versión de los hechos, contando para ello con la inestimable colaboración del actor francés Gerard Depardieu. La película cambia los nombres de los personajes pero la historia es la misma, eso sí, desde la perspectiva que le ha querido dar el director americano, que supongo que no siempre se corresponde con la realidad, viendo la reacción de las personas reales implicadas en la historia.
La película tiene una primera parte absolutamente brutal, demoledora, que deja al personaje a la altura del barro. Una sucesión de orgías y comportamientos, que solo consiguen transmitir asco y rechazo, rodadas de forma fría y analítica. Tras el hecho que desencadena los acontecimientos la historia avanza de forma bastante exhaustiva, rutinaria tal vez, mostrando de forma pormenorizada como transcurrieron los acontecimientos hasta que DSK, aquí llamado Devereaux, fue encarcelado.
Quizás la parte mas interesante de la película llega con la llegada a Nueva York de la mujer de Devereaux, retratada como una mujer interesada, más preocupada por mantener su acomodada posición social que en resolver una relación marital absolutamente fracasada, antes incluso de los acontecimientos de los que se habla en la película. Los cara a cara entre marido y mujer son posiblemente los momentos mas electrizantes de la película, y también los mas clarificadores ya que colocan a los dos personajes en el punto exacto que quiere Ferrara y, por qué no, también el espectador.
Una desquiciada Jaqueline Bisset acompaña a un Gerard Depardieu que se mete en la piel de Devereaux en cuerpo, sobre todo, y alma, y que compone por primera vez en años un personaje a la altura del talento al que nos tenía acostumbrados.
La sensación que deja en el espectador Welcome To New York es realmente confusa, ya que junto la inmensa incomodidad que provoca la visión que Ferrara da de los hechos narrados, también hay una parte de gozosa sensación de venganza, al ver arrastrada por el suelo la honorabilidad del un personaje de estas características. Y esta es también la duda frente a la película, ya que no queda claro si es un relato perfectamente documentado, o solo una demoledora venganza llevada a cabo por parte de Ferrara y Depardieu (y para ello me remito al significativo prólogo).
ernesto
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19 de mayo de 2014
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un momento en los 90 en que me interesó Abel ferrara. Recuerdo que la primera película que vi de él fue "Teniente Corrupto" (el título en español vino después, se estrenó con su título original "Bad Lieutenant"), era irregular pero tenía momentos impresionantes de gran fuerza y Harvey Keitel estaba portentoso. Me hizo seguir la pista del director, que en mi opinión tiene su mayor logro con "El funeral", film de corte más clasico. A partir de ahí mi interés por él fue minorando, hasta ponerle punto final en "The Blackout", film aburrido y pretencioso, donde ya me aparté de su seguimiento.

Retomo a este autor, que es una especie de hermano menor, poco agraciado y menos listo, de Scorsese, con un film que al menos despierta mi interés por la inmediatez y potencionalidad del tema que trata (la caída de Dominique Strauss-Kahn), su presentación en Cannes, y algunos de los actores involucrados.

Pues bien, el resultado es decepcionante, y troceadito en tres partes descritas en los tres estados de ánimo que aparecen en el título de mi crítica.

En la primera parte, precedida por un pequeño prólogo incomprensible y prescindible, asistimos a una exhibición y sucesión de vicios sexuales de lo más chavacano a lo más sofisticado, sin profundización en el personaje, y poco creíble por lo estrambótico de algunas situaciones (como lo que ocurre en su propio despacho).

Después, quizás lo único con algo de interés, pero resuelto con una frialdad que apaga cualquier atisbo de emoción tanto en el protagonista como en el espectador, todo el proceso de detención y puesta a disposición judicial del protagonista (al menos te hace mantener la atención un rato).

Y por último, una serie de momentos, algunos inconexos, que parecen quedar dotar de cierta filosofía y profundidad, a algo descrito anteriormente de manera tan zafia y sin explicación previa, que carece de sentido, adentrándonos en el mayor de los aburrimientos.

Realmente lo que podría haber sido una trama donde una adicción, se mezcla con intrigas de poder, protagonizado por un actor de talento como es Depardieu, que interpreta a un personaje muy interesante, al que se le podría sacar mucho partido, (Strauss Kahn ocupaba un cargo de gran importancia, se postuba como próximo candidato a las elecciones presidenciales francesas y estaba dotado de gran talento y grandes defectos en la realidad). Pero en manos de Ferrara todo se convierte en una especie de paja mental, sin sentido y que va languideciendo hasta provocar el bostezo.

Una pena, había posibilidades, pero nada, hay momentos interpretativos de verguenza ajena como los que comparten Depardieu-Bisset (tan bella como mala actriz en esta película), nada se explica bien, nada tiene sentido y todo es desolador y artificial.

Mediocre, decepcionante.
zymu
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4 de junio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasados los treinta minutos de orgía qué queda? Algo interesante? Un documental, narración paso a paso de los hechos sucedidos al ex-presidente del FMI Dominique Strauss-Kahn -para la historia el señor Devereaux- en el hotel de New York con referencia a la violación de una camarera y que tanto estupor y escándalo causaron en su momento, explotado masivamente por los medios de comunicación y relatado con una espesa somnolencia, un monótono revivir el telediario de aquellos días, un Hilario Pino con todo su esplendor en la caja tonta pero narrando los hechos con más gracia porque la verdad, para ser una noticia que da tanto juego morboso, tanto hilo espectacular para ser expuesto en la gran pantalla han elegido un formato tan cuadrado, estático y frío que aburre hasta las moscas, un show inerte y apagado que no provoca alteración alguna. Gérard Depardieu como único atractivo -intento no reírme al escribirlo- de una historia que no sabe captar el interés del público en ningún momento, que no sabe causar la oportuna tensión, emoción, adrenalina que busca el espectador, un desfile de escenas de sexo, cuerpos desnudos -algunos, uno en concreto, muy doliente- y el procedimiento policial, judicial, de abogados más soso, deprimente y aburrido que se pueda observar. Es poco comprensible que el director Abel Ferrara, ante hechos tan suculentos, de tal magnitud -por tratarse de la mezcla explosiva de política, sexo y abuso de poder-, conocidos por todos -por su no lejana concurrencia- y aún vivo en la memoria reciente acaba realizando un trabajo tan ineficaz, de emociones inertes y sensaciones ausentes para un encuentro despectivo y malogrado cuya mecha provocativa no se enciende ni con el más potente lanzallamas; nulidad de ejercicio cinematográfico de consecuencias pésimas y desastrosas dado el poco tino y acierto de todo el conjunto.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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27 de mayo de 2014
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sabría decir si la ilusión es lo único que diferencia a algunas personas de los animales, pero de lo que estoy seguro es de que es imprescindible para continuar siendo un ser humano. En las últimas elecciones europeas hemos visto como el populismo tanto en la extrema derecha como en la extrema izquierda no dejaba de crecer. Los partido radicales utilizan esta medida con el único objetivo de generar falsas e imposibles ilusiones que les den el poder. Mediante una visión cortoplacista del deseo consiguen engañar ofreciendo las aspiraciones básicas de una utopía adulterada.

Sin embargo, existe otro tipo de ilusión, aquella que realmente nos da las herramientas para construir un mundo nuevo. Esta puede reforzarse si las cosas salen bien, pero es débil y no tarda en desvanecerse si la situación se complica. Devereaux representa la decadencia de un idealista reencarnado en líder del capitalismo y adicto al sexo. Ambas característica van muy unidas, el hecho de dirigir el futuro del gran sistema ha derribado cualquier forma de respeto humano. Además de grandes interpretaciones, hay mucho detrás de 'Welcome to New York', de Abel Ferrara, y todo ello parte de algo básico: la honestidad con las que somos capaces de mirarnos al espejo y de cuestionarnos acerca de si estamos hablando con nosotros mismos o solo con nuestro reflejo.
msuarezpamplona
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11 de septiembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto esta peli sin condicionamiento previo alguno y sólo a lo largo de su visionado me vino a la cabeza la historia de Strauss-Kahn. La historia que se nos cuenta, sólo inspirada en los hechos reales, es el retrato repugnante de un pro-hombre reducido a bestia en celo permanente e imperativo. Pero Ferrara pretende ir más allá de esta degradación personal y del peligro que puede suponer para sus víctimas; tampoco se detiene en la incomprensión absolución judicial del crímen ... Lo que interesa al cineasta es que el tipo es todo un figura de la alta sociedad francesa y de las instituciones económicas capitalistas galas e internacionales pero no siempre fue así: muchos años atrás fue un estudiante y, luego, un joven profesor idealista que creía poder cambiar el mundo.

Ahora, tras su matrimonio con el capital y la conveniencia, no sabe cómo pero esas ilusiones se han desvanecido y no siente nada (así se lo reitera al psiquiatra), de no dejarse llevar por su furor sexual. Y, si bien debió haber defendido su rebeldía, sus ideales, con uñas y dientes y no lo hizo, ahora sí está dispuesto a hacerlo con esa rebeldía degenerada (proscripción criminal) que es su adicción al sexo que ha venido a reemplazar ese vacío: no quiere cambiar, le dice a su hija.

Sorprende que la gente se queje de que hay mucho sexo: aparte de que no es así, debemos conocer cuál sea el ambiente que constituye la razón de vivir del protagonista, que, al fin y al cabo, es una pulsión sexual andante.

Magníficos Depardieu y la Bisset (¿ven como se puede seguir siendo bellísima despues de los 60 sin esas grotescas cirujías plásticas que roban la expresión?). El personaje de esta última también da mucho qué pensar... así a vuela pluma, le acusa reiteradamente de ser un niño y un irresponsable y sin embargo pone su imperio financiero al servicio de que este individuo llegue a Presidente de Francia ... La víctima es que ni existe.
ALFREBOBO
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