El bufón del rey

Este es un ejemplo de una comedia divertida, con ritmo, espectacular Danny Kaye, así como el resto del reparto, las carcajadas resuenan en el cine, nunca me cansaré de verla. Tiene un buen guión, y divertidas secuencias que enganchan al espectador, así como bellos musicales. Muy recomendable, ya no se hacen comedias así.

Creo efectivamente que esta película debe verse en versión original. Claro que para ello se deberán tener suficientes conocimientos de inglés y servidor no los tiene. Como alternativa, subtitular las canciones, porque uno tiene la sensación de estar perdiéndose algo graciosísimo visto lo que se ríe la corte al completo.

Por todo ello no acabé sacándole todo su jugo a esta película y en verdad que lo siento porque el género cómico en el cine es algo así como el hermano menor - los premios y los reconocimientos suelen ser para películas con temas dramáticos y serios, aunque eso sí las excepciones son magistrales- y la gente necesita reir a carcajadas mucho más a menudo.

Pero no todo va a ser negativo. Y para reconocer el talento artístico de Danny Kaye no hace falta mayor cultura idiomática. Para valorar muy positivamente la coreografía de Kaye con los enanos en el bosque, la escena del viejo en la carreta ó el torneo medieval con sus prolegómenos memorísticos acerca de copas y venenos no hace falta mas que ser amante del buen cine.

En un mundo necesitado de buen humor, visionar un film como éste, aunque sea más de medio siglo después de su estreno, es una especie de inyección de vida y optimismo. Probablemente la satisfacción hubiese sido más completa de haber comprendido los giros y guiños idiomáticos pero aun así, sinceramente, mereció la pena.

Pocas películas me dejaron tan grata impresión en la infancia como ésta que protagonizara, Danny Kaye, con tantísima gracia y encanto. Su colorida ambientación, tan efectiva como en el mejor cuento de hadas; sus elegantes vestuarios que relumbran en cada personaje; y sus jocosas situaciones, en medio de todo el barullo por poner en el trono al verdadero heredero y sacar del mismo al licencioso usurpador, me divirtieron plenamente y me hicieron ansiar, años después, poder volver a verla y ojalá tenerla entre mis archivos... y ahora que, el generoso destino, la ocasión generosamente me ha proporcionado, veo con ojos llenos de nostalgia, como se conserva la magia visual y mucho del encanto de este divertido filme.

He vuelto a reír a las carcajadas con las “difíciles” pruebas para nombrar Caballero a nuestro apreciado bufón. También sonreí largamente con la lucha en Palacio entre los hombres del rey y los liliputienses del bosque... y gocé de lo lindo con el delicioso enredo de la píldora en la copa con el mortero.

El filme se sigue sin objeción alguna aunque, por momentos -ahora que jugamos a ser analíticos adultos-, tengamos que hacer la vista gorda ante la simplicidad con que se resuelven ciertas situaciones. Pero, en una comedia, la tesis sustentable es siempre permisiva, y uno no repara, con tanto empeño, si la salida del héroe es causa de su agudeza o de la excesiva torpeza impuesta a sus rivales.

<<EL BUFÓN DEL REY>>, consigue meternos de pleno en su colorido escenario y mucho se disfruta con los enredos del bufón suplantando a quien se esperaba como un calculador asesino. Nos ilusiona la descalza, Jean (una atractiva, Glynnis Johns), ansiosa por ayudar al plebeyo del que se ha enamorado. De nuevo, nos preparamos para las frías y crueles estratagemas de, Basil Rathbone, el contrincante por excelencia de tantos héroes espadachines; y Angela Landsbury, muy jovencita, luce muy agraciada como la princesa Gwendoline, ávida de un hombre que la arranque del matrimonio forzado para el que está siendo preparada.

Melvin Frank y Norman Panama, el dúo director de este filme -y de algunos otros como, “Above and Beyond” o “Knock on Wood”– tiene aquí el que, para nosotros, es quizá su mejor momento, descontada su labor como guionistas donde cosecharon diversos éxitos. Su chispa para la ironía, para el humor visual y para la más complaciente ambientación, queda aquí muy finamente asentada.

Notable aventura de reyes, de aspirantes al trono y de usurpadores desarrollada en clave de un humor incisivo y vistoso que acierta con buen criterio a intercalar piezas musicales que proporcionan momentos de pausa a una acción continua.
Triquiñuelas, enredos y añagazas andan en sus jerigonzas porque M. Frank y N. Panama, ambos directores y guionistas, saben enmarcar la trama en una narrativa tan ágil como seductora.
La película es sencilla, directa, llena de armonía y posee una irreprochable factura cinematográfica.
Excelente interpretación por parte de todo el elenco y merece un especial reconocimiento la labor del versátil D. Kaye, sobre quien recae buena parte del peso de la obra.

Film para lucimiento del cómico Danny Kaye, que protagonizó numerosos títulos en los 40 y 50, como éste o Nace una canción, donde desplegaba su vis cómica. Llena de situaciones grotescas y momentos algo más divertidos, la película entretiene y hace pasar un buen rato, aunque las películas de este cómico llevan todo el corte del mismo patrón.

Junto al protagonista, se encuentra Angela Lansbury (La bruja novata, (Se ha escrito un crimen) o Basil Rathbone (Robin de los bosques). El protagonista fue nominado en los Globos de Oro para el premio a mejor actor de comedia o musical. Un 6.