Crónica de una relación pasajera

Tras “Las cosas que decimos, las cosas que hacemos”, el francés Emmanuel Mouret ofrece otra comedia romántica llena de encanto y diálogos frescos, con una pareja protagonista maravillosamente peculiar que recuerda a las mejores películas de Woody Allen y Diane Keaton. También hay trazos de Éric Rohmer y la trilogía “Before” de Richard Linklater.

Inteligente, ingeniosa, honesta, elegante, tierna y romántica, esta película invita a dejar las preocupaciones a un lado y pasarlo bien. La pizca de amargura aviva el realismo, pero no rebaja el disfrute. Dan ganas de quedarse a vivir en sus escenas campestres. Muy recomendable.

Sus continuos diálogos recuerdan mucho al cine de Woody Allen, un guion de Emmanuel Mouret y Pierra Giraud que ahonda en la conciencia sobre el adulterio y sus posibles consecuencias.

Charlotte y Simon, de unos cuarenta años, se han conocido en una fiesta en París, rápidamente sienten una atracción el uno por el otro. Charlotte está soltera con hijos, Simón, en cambio, está casado con dos hijos, los dos deciden tener una relación en el tiempo solamente sexual, evitando en lo posible enamorarse el uno del otro.

Sandrine Kiberlain compone el papel de Charlotte con frescura, una amante radiante, espontánea y sin prejuicios. Mientras que el papel de Vincent Macaigne como Simon está completamente contenido, lleno de dudas y culpable por la relación extramatrimonial. A la pareja se le unirá una tercera persona interpretada por Georgia Scaillet que romperá un poco la balanza.

Dos años después de rodar "Las cosas que decimos, las cosas que hacemos" el director Emmanuel Mouret redescubre, con una ligereza algo engañosa en sus diálogos, una forma de contarnos esta historia sentimental con cierto punto de amargura captada con suma delicadeza.

Un interesante film que funcionaria como obra teatral que paso por el Festival de Gijón y se estrenara en pantallas el 24 de marzo de 2023.
Destino Arrakis.com

Típica comedia romántica francesa pero no tan típica porque más que comedia es dramedia o comedia dramática y más que romántica es romalista o realista romántica.

Sí que es francesa 100% y por tanto hablan mucho. Cada vez que pestañeaba me perdía una frase, así que me perdí cinco frases —o en realidad dos y media porque el francés se medio entiende— y terminé la película con los ojos vidriosos. Hablan tanto que en los meses que dura el efímero romance ya se han dicho más cosas que la mayoría de matrimonios españoles de bien en toda su vida.

También como es francesa son todos blancos burgueses con perras, beben vino y tienen cocinas inmensas y estanterías con más libros que tu biblioteca municipal. La tensión que define a esta pareja en particular es que él carece por completo de confianza en sí mismo y ella es un Buda de seguridad.

Os animo a reflexionar sobre la primera frase de la sinopsis en...
- Wikipedia: "Una chica soltera y madre de un hijo, Charlotte, conoce a Simon, un señor casado."
- FilmAffinity: "Una madre soltera y un hombre casado se vuelven amantes."
sabiendo que los dos tienen hijos, el mayor de Charlotte tiene 19 años y el de Simon 15.

Ya de la trama la dejo que la veáis.

Gustará a: Woody Allen, ríos, Anoushka Shankar
No gustará a: pasionales, naturistas, mozártfobos

*El instinto de la infidelidad

Charlotte, una madre soltera, y Simon, un hombre casado con hijos, se dan cita en un local parisino tras haberse conocido en una fiesta. Ahí se inicia una relación clandestina a la que ponen fecha de caducidad desde ese primer encuentro.

Este tratado sobre amores pasajeros comienza y termina en el Sena, siendo París el tercer personaje en discordia. Las etapas intermedias se desarrollan en bares, casas, museos y habitaciones de hotel. Y, como sucede en el cine francés, estos lugares tendrán una función determinante en la historia, no sólo por la exquisitez con la que están filmados, sino por cómo son vividos por los propios personajes.

A modo de diario, Crónica de un amor efímero está marcado por subtítulos con las fechas de los días en que los protagonistas quedan. Las estaciones se suceden rápidamente mientras Charlotte y Simon consolidan su relación de atracción sin compromiso, creando vínculos no vinculantes. La narración avanza jugando con los días que la pareja se ve, pero también con la habilidad de introducir todo lo no dicho durante los días de ausencia. Rozar los límites es siempre muy delicado y las dudas florecen mediante detalles muy sutiles, como una mirada o un movimiento de cámara.

*Fondo y forma

A pesar de ser el día y la noche, esta pareja desnuda sus sentimientos más íntimos desde una perspectiva adulta y siempre desde el fuera de campo. De hecho, Crónica de un amor efímero nos cuenta la vida personal de cada uno de ellos, pero en ningún momento nos da a conocer a los personajes que forman parte de sus vidas. Son anónimos para ellos y para el espectador.

El guion, escrito junto a Pierre Giraud, se alimenta de diálogos agudos e irónicos que esbozan la personalidad y el carácter de los protagonistas. Ambos son capaces de dar vida a esta relación con extrema naturalidad, a través de pequeños gestos, expresiones y diferentes tonos de voz. El ritmo de Crónica de un amor efímero es ágil, registrando las pequeñas variaciones emocionales de esta pareja con gracia e inmediatez, muy cerca de la improvisación. Emmanuel Mouret filma secuencias largas sin grandes movimientos de cámara. En ocasiones muy puntuales, introduce el zoom o pequeños cambios de encuadre para enfatizar algún momento clave, pero siempre con sentido narrativo detrás.

*Conclusiones

Crónica de un amor efímero es una película compleja donde se narra con gran ligereza las relaciones extramatrimoniales. Muy alejado de los clichés, Emmanuel Mouret utiliza la sencillez del lenguaje para expresar un encuentro cargado de afecto e inseguridades, alejándose de la pasión abrumadora que caracteriza a este género.

Cabe destacar la elegancia de la puesta en escena y los diálogos brillantes. Así como la forma en que Charlotte y Simon transitan y se deslizan entre pasillos y habitaciones que no les pertenecen. Cómo huir del amor si estás encerrado entre cuatro paredes junto a él.

Escrito por Soraya Unión Álvarez

La emoción de descubrir a una nueva persona, cómplice en sintonía y reciprocidad, que sorprende y te sorprenda levando anclas; decapando sólo con su presencia la gruesa capa del paso del tiempo. El resurgimiento de esa chispa que, en tantas ocasiones, se desdibuja y hace perder la perspectiva de quienes fuimos y nos convierte en almas irreconocibles que apenas ya dejan adivinar su perfil. Esa otra persona que de forma directa nos interpela con frescura e inteligencia, devolviendo el lustre a virtudes que se resisten a caer en el olvido.

La magia de la noche parisina nos presenta a Charlotte (Sandrine Kiberlain) y a Simon (Vincent Macaigne), ella separada, él casado, ambos con hijos. El final de una primera cita que supone el comienzo de una relación de entendimiento entre los dos, frente a una vida sin reproches situada en márgenes secretos. Cruce de miradas y diálogos que despiertan y estimulan: ella, manteniendo lejos la pasión (o eso dice); él, apasionado irremediable que afirma comprender los términos de lo establecido (o eso dice).

Emmanuel Mouret, nos despierta del letargo con esta certera comedia que seduce con su representación de la realidad y lo cotidiano. Estrenada en la Sección Oficial de Cannes 2022, encandila con su puesta en escena y un afinado conjunto de diálogos y situaciones que sorprenden por su espontaneidad. La capacidad de devolver la juventud en bloques breves y desiguales. A veces son días, en otras ocasiones semanas; visibles y vedados son los encuentros en el parque, un hotel o un museo, compartiendo un gusto por cierta intelectualidad que hacen guiños a fórmulas que nos recuerdan a Woody Allen. Cada frase, cada línea, rejuvenece con un sentido divertido del sexo y la relación de pareja cuasirohmeriana, que se aleja del tedio y reconforta con cada escarceo arrebatado a una rutina de la que en ningún momento se reniega.

Pasamos del frío del invierno al siguiente verano. El encuadre se llena de esas siluetas que otorgan vida a parajes condenados al vacío, ahora trufados por la recuperada nueva juventud de sus protagonistas, víctimas del deseo de revivir y el atrevimiento por sorprenderse. La cámara nos muestra su affaire y desenvoltura con elegancia y ese subrayado que hace de lo trivial algo excepcional.

Valioso y “peligroso” es aquello que se intuye y deja en el tintero. Aquello que podría ser más, en detrimento de reglas autoimpuestas que pueden restar química a un romance mayor. La oportunidad pasada, presente y futura, que pasa por la sala oscura de un Bergman recuperado y que, lejos de ser un impedimento, refresca y nos permite mirar hacia delante, sean cuales sean las circunstancias actuales, saliendo disparados con amistad genuina, agarrados de la mano, como dos adolescentes que disfrutan de un encuentro fortuito y breve, sin atisbos de desperdiciar ni un momento más.

La propuesta de Mouret es hermosa. Tiene brío y posos del disfrute sincero tomado a pequeños sorbos. Sus personajes se sienten más jóvenes de lo que son, porque realmente jamás han deseado dejar de serlo. Recursos del hoy, puestos al servicio de ese algo interior del que no se puede escapar; con una sonrisa inevitable al finalizar, en este breve trayecto al que le pusimos el nombre de Vida. Aquello que fuimos, eso que innegablemente somos.



https://cinemiamor.wordpress.com/2023/04/07/mas-de-lo-que-dice-cronica-de-un-amor-efimero-2022-emmanuel-mouret/