Cherry Tree Lane

Uno de los problemas es que ya conocemos la historia. Lo cierto es que Cherry Tree Lane está aceptablemente rodada y mejor interpretada. Pero aparte de que aporta muy poco de novedoso a las películas de familia secuestrada y torturada, que hay muchas y algunas formidables, encima se nos queda muy corta en cuanto a virulencia y acción. Entonces, ¿qué nos queda?.
La espera a que se hagan las nueve y llegue Sebastian, con los secuestradores sentados en el sofá frente al televisor comiendo galletas y el padre atado echado boca abajo en el suelo… es prácticamente toda la película. La cosa se hace eterna, reiterativa. Y durante todo ese tiempo estamos esperando el explosivo clímax que cuando llega… decepciona. En el cine violento no nos podemos quedar a medias. Lo dicho, o estamos o no estamos.

Un matrimonio londinense ve interrumpida su rutina marital por la irrupción de unos chavales con pinta de pandilleros que al parecer tienen una cuenta pendiente con su hijo Sebastián (algo de una delación a la policía), siendo maltratados (afortunadamente nada de "torture porn", casi todas las vejaciones y violencia transcurre fuera de plano) y vejados mientras esperan la llegada del chaval al que pretenden ajustar cuentas.

Dirigida y escrita por el inclasificable Paul Andrew Williams (la interesante y divertida "The cottage 2008", y guionista de ese insufrible castañazo con niños asesinos de por medio llamado "The children 2009"), estamos ante una puesta al día de las sempiternas y recurrentes producciones que a lo largo de generación tras generación surgen con la inseguridad ciudadana alterando la vida de pacíficos ciudadanos de provecho como leiv motiv (como muy bien se encarga de remarcar esa televisión encendida arrojando noticias de lo malita que está la cosa, que si los atentados del metro de Londres, que si se ha observado un incremento de plantaciones de marihuana en inmuebles alquilados, que si violentos ladrones armados de martillos, que si la gripe porcina, etc, etc), subgénero que ha dado algunas producciones entretenidas (de entre todas y por aquello de hacer patria, la ocasión la pintan calva para mencionar a aquel divertido y bizarro delirio llamado, "Coto de caza 1983"), pero que en el caso que nos ocupa no aporta absolutamente nada al asunto; personajes memos y estúpidos (quizás reflejo de cómo está el patio ahí fuera) en la parte delincuencial (asaltantes y allegados que se van sumando a la fiesta), y tópicos y esquemáticos retratos de la pareja sufridora, dan como resultado una pobre producción (rodada íntegramente en el interior de la casa asaltada, cosa que aunque en algunas producciones no ha sido óbice para dar una función entretenida, pero que en este caso apesta), en la que salvo un final de la trama más o menos apañado (por aquello de las fatalidades de la vida), no contiene nada interesante en descripción y motivación de personajes, ni en lo verite del enfoque de una trama que pedía a gritos las siempre agradecidas venganzas desatadas de los perjudicados.

¡Qué cierto que es! Porque aunque "Cherry Tree Lane" cuenta con buenas interpretaciones (sobre todo la del padre de la familia) no pueden hacer levantar un guión tan patético que se hunde por lo ridículo que es. Es una pena porque con esta historia podían haber hecho todo un peliculón, visceral, desgarrada, cruel e impactante. Pues el resultado no es este ni por asomo. Tenemos un film aburrido, pero aburrido, aburrido, lleno de puntos muertos, diálogos vacíos puestos para rellenar espacios, una violencia muy pero que muy light y seamos francos una película como ésta necesita un impacto visual que te golpee como una maza para que te deje marca, ya que ya sabemos qué va a pasar y para rematarla un final absurdo e ilógico. ¿Dónde quedó "La última casa a la izquierda" o "I Spit on your grave" o "Calles salvajes"? Películas de temática similar, con un ataque violento y posterior venganza, pero que tenían un impacto insultante y desolador (y eso que cuentan con más de 20 años de antigüedad, en el caso de "La última casa..." con casi 40), cosa que no consigue esta mierda barata que está condenada al olvido más merecido... por cierto, mencionar que la mierda infecta de "FUNNY GAMES" (película en la que ésta se inspira claramente) no es muy superior a esta abominable y estúpida película, que es cínico que algunos la consideren una obra maestra siendo la clase de engendro fílmico que es. MUY MALA, yo no la recomiendo...

Son las ocho menos diez de la noche, y en la casa de una pareja normal entran tres niñatos violentos. No es para asaltar la casa, ni siquiera para robar, sino que tienen un asuntillo que arreglar con el hijo del matrimonio, pero éste no llega hasta las 21. Y eso es lo que cuenta esta peli. Lo que ocurre en tiempo real en esa hora y cuarto escasa. Lo triste de todo es que no pasa nada digno de ser contado, y si pasa algo digno de ser contado, pues no lo vemos. Original, ¿eh?
Vale que las actuaciones son realistas, vale que la pasmosa trivialidad conque los asaltantes conversan y tratan sus asuntos mientras tienen a la pareja sometida y amordazada da un poco de mal rollo, y que se comportan como cualquier grupo de inadaptados sin nada que hacer salvo trincar y fumar, vale que la peli te mantiene en cierta tensión esperando el momento en que el dichoso Sebastian entre por la puerta. Pero el clímax final tras el tedio, para lo que todo está montado, no tiene otro calificativo que decepcionante y con un desaprovechamiento tremendo de la habilidad narrativa supuesta en un director.
Y cuando acabó el film, el director no tendría ni el título claro. Y pensó: "Yo qué sé... A ver, decidme el primer nombre de calle que se os ocurra... Vale, perfecto. Hemos acabado". Pues eso, acabado.

Una pésima imitación de la gran película de Michael Haneke, Funny Games, en la que de nuevo los ingleses nos muestran esa fobia hacia la adolescencia local.

Con un ritmo lentísimo en el que no sucedía nada, unos personajes huecos y que tiran de todos los clichés del género y una dirección pésima en la que abundan los primeros planos injustificados y que no saben transmitir nada (véase ese primer plano de un ojo durante más de tres minutos).