La tierra del orgullo

El gobierno de los EEUU manda a un agente federal a la reserva apache de San Carlos. Su misión será la de mejorar las condiciones de vida de los indios y las relaciones entre éstos y la Caballería.
Extraordinario y sorprendente western lleno de virtudes al que, de manera incomprensible, algunos votantes de Film Affinity le otorgan la paupérrima calificación de 4,8 (no me puedo creer que la hayan visto). Estupendo guión, ágil dirección manteniendo un excelente pulso narrativo, historia atípica apartada de los clichés del western y, además, defendiendo a los indios, soberbias interpretaciones...
Jesse Hibbs no se corta un pelo y, en pleno y salvaje Oeste, nos presenta la figura de John Clum (gran interpretación de Audie Murphy que nunca dejará de sorprenderme para lo bueno y para lo malo) una especie de procurador de maneras suaves y refinadas que se enfrentará a la hostil Caballería y a los apaches más belicosos. Con una fe inquebrantable en sus convicciones construirá una digna reserva para los indios mejorando las condiciones de éstos, otorgándoles también su cuota de poder y la potestad para que sean ellos mismos quienes impartan justicia en su pequeño pero libre territorio. No está solo el amigo Murphy, pues a su lado estarán las bellísimas Anne Bancroft y Pat Crowley alejadas -gracias a sus interpretaciones- del papel habitual de mujer-comparsa de 'peli' del Oeste. Éstas no. Éstas han decidido que la pantalla no solo la ocupa el tipo duro.

El nombre y la figura de John Clum (representado por los más variopintos actores), es posible encontrarlos en numerosas películas western entre las que podríamos citar: “Gunfight at the O.K. Corral” (1957), “Hour of the Gun” (1967), “Tombstone” (1993), y “Wyatt Earp” (1994), entre otras. Anterior a estas -donde apenas fue un personaje secundario-, John Clum fue la figura central de <<LA TIERRA DEL ORGULLO>>, donde se nos cuenta qué fue lo que hizo para permanecer en la memoria de tanta gente que le conoce.

Clum (1851-1932), surgió en una época cuando, la Oficina de Asuntos Indígenas, era una torta que se repartían los políticos y los comandantes militares, quienes competían por administrar su presupuesto, el cual desviaban hacia sus propios bolsillos sin importarles las muchas hambrunas que, a consecuencia de esto, tenían que sufrir los indígenas que habitaban en las reservas. También era común que los militares (o los civiles con la venia de ellos), torturaran, o asesinaran, a uno o varios indios, simplemente por “deporte”.

El 14 de diciembre de 1872, el presidente Ulises S. Grant, había establecido La Reserva de San Carlos para el pueblo Apache… y después de una investigación en la que se desvelaron los abusos políticos y militares que allí se cometían, decidió otorgar a los grupos religiosos protestantes el manejo administrativo de las reservas indias. Fue así, como la Iglesia Reformista Holandesa se conectó con John Clum, un intelectual newyorkino que recibía los servicios religiosos en esa misma iglesia.

Clum, sabía de las malas experiencias que habían tenido otros agentes civiles enviados a La Reserva de San Carlos, sin embargo, aceptó el cargo de procurador, y el 26 de febrero de 1874, llegó ante el pueblo apache dispuesto a cumplir con su misión.

Lo que logró hacer, es lo que va a contarnos el director, Jesse Hibbs, a quien ya conocíamos como responsable del filme, “To Hell and Back” (1955), en el que se cuenta la verdadera historia de Audie Murphy como héroe de guerra. La historia parte de la biografía que, Woodworth Clum, escribiera sobre su padre, y del guion se ocuparon Gil Doud y Jack Sher, agregando -con mucho acierto- el triángulo amoroso entre Clum, Mary (su prometida) y Tianay, su asistente india.

La trama contiene suficientes matices para no resultar empalagosa; los aciertos y desaciertos brillan en ambos bandos; y un buen reparto encabezado por Murphy, y secundado por Anne Bancroft, Robert Warwick y Jay Silverheels, entre otros, logra consolidar una historia bien contada y con un objetivo proindígenas digno de aplaudir, pues, se hizo en un tiempo cuando el fuerte de las producciones de Hollywood tergiversaban la historia y el exterminio de indios se aplaudía con excesiva frecuencia… ¡y así no debe ser!

Título para Latinoamérica: GRANDEZA INDIA

Hace poco reseñé una película muy interesante que denunciaba las infames condiciones de vida a las que se veían abocados los indios, a principios del siglo XX, confinados en las reservas y el humillante trato que recibieron. Aquella película se titulaba " Masacre" de Alan Crosland de 1934 y si la menciono es porque me parece muy adecuada para verla, junto con ésta, en una sesión doble a todos los interesados en el tema.

Esta que nos ocupa, podría ser una buena continuación de aquella ya que nos relata la vida de John Clum, un agente federal enviado por el ministerio para hacerse cargo de la reserva de San Carlos, hasta entonces gobernado bajo régimen militar y donde la corrupción había campado a sus anchas y su intento por dignificar las condiciones de vida de los indígenas procurando implantar la mayor forma de autogobierno posible, lo que no será sencillo ya que habrá de enfrentarse, en completa soledad y con grandes dosis de diplomacia y valor, al escepticismo del ejército, al del propio gobierno que le envía, a las fuerzas apaches rebeldes comandadas por Jerónimo y a la desconfianza inicial de los propios residentes.

Audie Murphy resulta muy adecuado para dar vida a este hombre en su papel de joven idealista. La película aprovecha también para mostrarnos un poquito las costumbres indígenas, aunque por los conflictos en sí, pasa un poco superficialmente, casi como de puntillas, parece que no querían que nadie se sintiera excesivamente aludido.

También nos contarán un triángulo amoroso entre Murphy, Crowley, su esposa, y Bancroft, ésta última encarnando a una viuda apache enamorada de él, que le presta mayor interés al film.
La pena es que esta historia no haya tenido mayor presupuesto ya que, al fin, no pasa de ser un serie B y a los personajes no se les concede ni demasiada complejidad ni hondura.
El relato de este hombre merecería mucho más. Pero no es poco lo que nos cuentan así que...

El argumento central de la cinta se plantea bien pronto: la aplicación a la población apache de la reserva de San Carlos de las leyes civiles o de las leyes militares. Después de muchos fracasos utilizando estas últimas, las autoridades americanas envían a un representante civil de hondas creencias religiosas: Clumb. Con su ejemplo, mano izquierda y su sentido de la justicia consigue, no solo mejorar infinitamente las condiciones materiales de vida de los indios de la reserva, que ya tiene su mérito contando los proveedores sinvergüenzas, sino devolverles la dignidad como pueblo y como personas. Hacerles recuperar su antiguo orgullo, perdido ahora tras infinitas vejaciones y humillaciones. De ahí el título de la obra.
Clumb finalmente conseguirá, incluso, reducir al mismísimo Jerónimo con su Policía India de la Reserva. El ejemplo de Gedeón en el "Libro de los Jueces" le mostrará la táctica a seguir.
Por lo demás un discretísimo triángulo amoroso se solventará, como todo el resto de la cinta, de forma un poco acaramelada. Sin llegar a empalagar.
Se agradece también que las escasas veces que los apaches visitan la vecina localidad de Tuckson, no sean objeto de las tópicas escenas racistas a cargo de la población civil.
A destacar las escenas infantiles y, sobre todo, unos interesantes toques de antropología india, para nosotros lo más relevante de todo, con sus danzas rituales, sus curiosas costumbres y una tímida introspección psicológica en el seno de la sociedad apache.

Western que pudo haber sido otra cosa si la dirección y el casting hubieran sido más acertadas. Posee algunos atractivos como la fotografía en Cinemascope en exteriores naturales, una música acertada en la mayor parte del film, pero todo lo demás deja que desear pues, el reparto, empezando por el principal protagonista Audie Murphy, no está acertado, mostrándose a lo largo del film estático e inexpresivo. Anne Bancroft en un papel de india no le va en absoluto, notándose demasiado el maquillaje correspondiente y una interpretación plana por completo. Aunque los exteriores son auténticos en gran parte de la película hay secuencias y planos rodados en estudio simulando ser exteriores, y se nota en demasía. Todo ello hace que le falte autenticidad para una historia que podia haber sido interesante pero presentada con más oficio en toda su extensión.
Por otro lado, la versión española (redoblaje en el 2006) es mucho más reciente que esta producción, por lo tanto al no tener también una gran calidad se produce una falsa conexión entre los actores y los dobladores.