Piratas de Monterrey

Una de esas películas que a los que ya peinamos canas hace tiempo, nos acompañaron en las sobremesas de los sábados ante el televisor.
Producida por Universal, se trata de una película de aventuras con tintes de western. Interpretada en sus papeles principales por Rod Cameron y la guapísima dominicana María Móntez, la Reina del Technicolor (fallecida prematuramente a los 38 años ). Ésta fue su última película para el estudio, donde nos había dejado joyas kitsch como Las mil y una noches (1942), La reina de Cobra (1944) o Alí Babá y los cuarenta ladrones (1944)
Dirigida por Alfred L. Walker, un artesano más de la época, pero responsable de la que para muchos es la mejor película de Sherlock Holmes (Las aventuras de Sherlock Holmes (1939)
No deja de ser una de las muchas películas que se realizaron para programas dobles, pero hechas con respeto para el esparcimiento de los espectadores. En su ajustado metraje nos ofrece peleas, duelos, humor romance…¿Qué más se puede pedir?
En resumidas cuentas una peli simpática, para pasar un buen rato.
Solo añadir la gran labor del doblaje en aquellos años. Aquí podemos disfrutar de la voz del gran Rafael Luis Calvo (voz habitual del Rey Clark Gable entre otros grandes actores).

La acción se sitúa en las luchas intestinas que mantiene la recién creada República de México con los realistas partidarios de restaurar la integridad del Virreinato de Nueva España dentro de la monarquía española.
Como siempre, los vecinos del Norte enredando por allí por si cae alguna breva. Ya debían tener entre ojos toda la Alta California que no tardarán en tomar por las bravas.
En este contexto Phillip Kent (Cameron), capitán americano reconvertido en contrabandista de armas en favor de los republicanos de México, debe viajar por tierra con un cargamento de rifles a Monterrey junto a su fiel escudero el sargento Pío (Rasumny), una especie de mujeriego Sancho Panza sobreactuado.
En el viaje conocen a la enigmática Margarita Navarro (Montez) y a su dama de compañía Filomena (Sondergaard), con lo que ya tenemos las dobles parejas. Carlos, capitán mexicano amigo de Phillip y prometido en principio de Margarita, no tardará en ser un descarte en la partida.
Se trata de un melodrama entretenido pero sin los piratas prometidos. Algunos salen vestidos de tales a última hora en unos barquitos pero solo por justificar el título de la cinta.
Acción, aventuras, amores, duelos de espadachines, traiciones ... pero poco más.
Correcto guion e interpretaciones, personajes poco desarrollados. Buena ambientación y vestuario, exteriores rodados en bellos paisajes.
Por una vez los atildados soldados mexicanos son los buenos de la película.
Cinta pasable de amores y aventuras que entretiene.

En 1840, el vasto territorio de California aún pertenecía a los Estados Unidos de México. Su historia se había iniciado con las culturas indígenas, desde más de 15 mil años atrás, pero, la exploración y asentamiento de los europeos comenzó en el siglo XVI con la llegada de los españoles quienes la tomaron y la convirtieron en provincia de la Nueva España. Interesados en el excelente clima y sobre todo en el oro que comenzaba a descubrirse en este inmenso territorio todavía rural y agrícola en su mayor parte, en 1848, tras una intervención de los expansionistas Estados Unidos de Norteamérica, que ya se aprovechaban de su poder armamentista, California fue anexada mediante el tratado de Guadalupe Hidalgo.

Pero, 8 años atrás, los mexicanos todavía peleaban contra el asedio y es aquí donde comienza la historia de, <<PIRATAS DE MONTERREY>>, una película hollywoodense que, curiosamente, toma partido por los mexicanos, siendo los estadounidenses quienes luego los agredieron. Quizás, lo que molestó a los críticos sobre este colorido y divertido filme, es precisamente el hecho de que concede a los pueblos el derecho a luchar por la libertad de su territorio.

Un guion de, Sam Hellman y Margaret Buell Wilder, partiendo de una historia de, Edward T. Lowe y Bradford Ropes, fue la base de la que se sirvió el director, Alfred L. Werker, para rodar una aventura western que, una vez más, serviría para el lucimiento de la llamada Reina del Technicolor, María Montez

El cuento empieza con el capitán, Phillip Kent, y su ayudante el sargento, Pío Descantes, quienes secretamente transportan una mercancía de México a Monterrey, con la cual el ejército mexicano espera enfrentar más eficazmente a los “realistas” españoles que, aparentando ser piratas, insisten en saquear la ciudad. En su paso por Los Ángeles, los oficiales conocerán a una guapa y elegantísima española de nombre Margarita (el vestuario de María Montez en este filme, es excelente), quien acompañada por su asistente Filomena, atraerán los corazones de nuestros héroes… pero, siguen sorpresas, y la trama de aventuras se complementará con un enrevesado romance que ya habrán de ver como se define.

La película tiene buenos toques de comedia con la valiosa presencia de los actores, Mikhail Rasumny (Pío) y Tamara Shayne (Filomena); contiene una apreciable relación de amistad entre Kent (Rod Cameron) y el teniente Carlos (Philip Reed dejó tan satisfecho a la productora Universal que lo premiaron con un contrato por 7 años); y también tiene eficientes actuaciones de gente tan valiosa como, Gilbert Roland, Gale Sondergaard y Victor Varconi.

La acertada puesta en escena y la fotografía de, Hal Mohr, W. Howard Greene y Harry Hallenberg, nos aseguran un ambiente impecable… y yo me sentí de regreso a los matinés de mi infancia y adolescencia, cuando las películas en technicolor nos transportaban a “otro planeta”.