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La carroza de oro

Comedia. Drama. Romance América española, siglo XVIII. A una pequeña ciudad llega una compañía italiana de teatro. Camilla, la estrella del espectáculo, debe elegir entre tres hombres: el Virrey, un joven oficial y un torero. Es un homenaje a la Comedia del Arte. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
28 de diciembre de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera de las tres películas (“French Cancan” y “Elena y los hombres”) dedicadas por el realizador francés Jean Renoir (1894-1979) al mundo del espectáculo. Escriben el guión Jean Renoir, Jack Kirkland, Renzo Avanzo, Giulio Macchi y Ginette Doymel, que se inspiran en el sainete “La carrosse du Saint Sacrement” (1829), de Prosper Merimée (1803-1870). Se rueda en la primavera de 1952 en Cinecittà Studios (Roma). Producida por Francesco Alliata para Panaria Film (Roma) y Hoche Productions (Paris), se estrena el 3-XII-1952 (Italia).

La acción dramática tiene lugar a mediados del XVIII, antes de la Revolución Francesa, en una pequeña ciudad sudamericana, en la que tiene la residencia habitual el virrey del Perú. Los personajes principales son Camila (Magnani), que en el teatro interpreta el papel de Colombina; don Antonio (Spadaro), jefe de los actores y actrices de la compañía e introductor del espectáculo; el virrey Ferdinand (Lamont); el torero Ramón (Rioli); el capitán Felipe Aguirre (Campbell) de las tropas coloniales españolas y otros. El torero es vanidoso, presumido, posesivo y celoso. El virrey es débil, ostentoso, frágil, contradictorio, posesivo y celoso. El capitán es aguerrido, idealista, posesivo y celoso. Camila, la primera actriz de la compañía italiana, es vitalista, apasionada y atractiva.

El film explora las relaciones entre apariencias y realidad, ficción y verdad, teatro y vida. Muestra las confusiones que se dan entre los extremos indicados, las diferencias que los separan y las razones que determinan la preeminencia de unos sobre otros. Muestra las grandes proporciones de vida que atesora el teatro y explica que a través del teatro se pone de manifiesto la verdad. Pese a haber mantenido opiniones diferentes en obras anteriores, Renoir en los años 50 considera que la sinceridad y la libertad residen en el teatro. La película rinde homenaje al teatro clásico, al teatro en general y, por extensión, al cine. La representación teatral o cinematográfica no tiene por objeto alejar al espectador de la realidad, sino explicársela. El teatro y el cine, como la novela, son medios de extraordinaria eficacia para la transmisión de la cultura y del conocimiento.

Los actores y el público se mezclan, combinan y confunden en más de una ocasión y a veces intercambian los roles, porque no hay fronteras definidas y claras entre ellos. En el film Renoir sitúa al protagonista en el centro de la acción llevado de la concepción según la cual es a través de los actores o actrices que la representación teatral (o cinematográfica) transmite emociones y sentimientos. En la cinta que comentamos Magnani es seleccionada como primera actriz y, como tal, acapara el protagonismo en atención a las concepciones que sostiene el realizador en aquellos momentos.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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19 de marzo de 2010
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquejada de cierto simbolismo de chichinabo (la carroza, la moralidad de los protagonistas…), se puede justificar esa intención por las resonancias de la literatura del siglo XVII del guión, el barroquismo de la música de Vivaldi y por la condición de espectáculo con tendencia teatral bufa y de “comedia del arte” (atmósfera que Renoir consideraba necesario estilizar para contrarrestar así las connotaciones de cine “neorrealista” que incorporaba el rostro de Magnani).

Esta cinta contiene numerosos elementos a valorar, fundamentalmente –y más allá de la diva protagonista y la trama de enredo- el ejercicio escenográfico de Renoir a la hora de trazar paralelismos entre el espacio cinematográfico y la configuración teatral de la escena (ese tríptico en forma de escalera con varios niveles).

Esas reflexiones –leves- de metalenguaje son muy interesantes en sí mismas (el speech final de la Magnani sobre los mecanismos realidad-ficción, la aparición final del obispo donde se confunden los personajes con espectadores…), pero resultan también especialmente pertinentes en una cinta que, más que optar por una descripción realista, se dedica a declarar su veneración por el teatro como microscopio artificial de la condición humana, su más profunda melancolía para con esas obras de ficción que nacen, crecen, se independizan en nuestra inventiva… Y luego se cierran abruptamente. Con la torpeza de una muerte prematura.
Bloomsday
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15 de agosto de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada libremente en el sainete de juventud (1825) de Mérimée
fue un encargo italiano a un Renoir recién llegado de su etapa norteamericana , con las imposiciones de ser rodada en inglés para el mercado norteamericano y aprovechar la fama de la Magnani como cabeza de cartel.

El sainete que ya había sido estrenado en época de Mérimée, aunque forma parte de un teatro que escribió solo para lectura, tuvo su estreno también en España con versión de Azaña en 1931 convertido como tantas otras cosas en disputa política por la crítica dependiendo del bando de las dos españas a la que se perteneciera. En la época en que le llegó a Renoir, la Comedie Francaise la había revitalizado con un estreno reciente.

Renoir pasó de su carácter francés y se lo llevó, se supone que por la inclusión de la Magnani, a terreno italiano, a la colorida y farsesca Comedia del Arte que le permitía un mayor juego estético, sobre todo con el color con el que había experimentado en su anterior obra "El rio" (1951), para mayor éxito de su hermano Claude Renoir con la fotografía.

La verdad es que Magnani se salia de los cánones de la famosa Colombina (palomita) criada clásica de la Comedia y se acerca más al tratamiento posterior que del personaje le dio Goldoni. Con todo y sin desmerecer la calidad actoral de Magnani se hace complicado para el espectador verla como el deseo amoroso de sus tres pretendientes (político, militar y torero), cuyos enredos no muy brillantes dentro del género se enmarcan en un guión a cuatro manos que se resiente de ello.

La siempre vistosa Comedia del Arte, el encanto de sus personajes, la ambientación, el tratamiento del color y un arranque divertido cercano al sainete original sustentan el asunto. Añadasele la mano del maestro con la cámara y como maneja los espacios para que la cosa tenga su interés, más allá del homenaje al teatro, al cine y el metalenguaje entre realidad y fantasía.
ELZIETE
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13 de marzo de 2009
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
113/10(09/03/09) Bonito homenaje al teatro, aunque pienso que sobrevalorado, el director francés ha realizado trabajos mucho mejores, esta fue la primera cinta de las tres que Jean Renoir les dedicó, después vendrían "French Can Can" y "Elena y los hombres". Está enmarcada en el Perú colonizado por los españoles, en un pueblo en el que reside el Virrey Ferdinand (Duncan Lamont) llega una compañía de teatro para realizar actuaciones, la estrella de la troupe es Camilla (Anna Magnani) a la que le salen tres diferentes pretendientes, el Virrey, un torero y un soldado, y en el centro de la historia la carroza de oro del título. Su puesta en escena es un precioso tributo al arte de las tablas, adornada por deliciosa música de Vivaldi y realzado por la luminosa fotografía del hermano del director Claude Renoir. El argumento mezcla la comedia y el drama sin decantarse por ninguno de los dos. No me cuadra en la historia que todos estén locos por Camilla, pues guapa es lo justo. Recomendable a los que gusten de atmósferas teatrales!!!
TOM REGAN
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16 de abril de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante como muestra del saber hacer de Renoir y, como se ha dicho ya aquí, por ese juego de espejos entre ficción y realidad.
Pero dicho esto, está muy lejos de las grandes obras de Renoir. La trama es simplista, llena de tópicos sobre españoles, indios, poder de la Iglesia y otras simplificaciones.
Ana Magnani está bien, pero no le pegan mucho estos papeles. Ella era más primitiva, la de "Roma città aperta", por ejemplo", más racial. Los demás actores cumplen porque sus papeles son también estereotipos como los de la Commedia dell'Arte. Pero si a eso se le da la vuelta tenemos la comedia dentro de la comedia, algo muy inteligente.
yoparam
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