Sabrina: La serie animada (Serie de TV)

La internacionalmente conocida serie protagonizada por Melissa Joan Hart, Sabrina, fue también llevada al universo de las series de dibujos animados.
Mantiene la idea original pero orientada a un público infantil. Por eso mismo el argumento cambia, como es lógico, pero es algo bien compensado por una libertad de la que carece la serie original.
Desde mi punto de vista el resultado es ampliamente satisfactorio. Diversión y entretenimiento para los espectadores (no todos, evidentemente, pero recuerdo que la ve quien quiere), apoyándose en la imaginación, la magia, sin necesidad de recurrir a la violencia ni a otras malas artes.

Más de lo mismo para Disney Channel. Aqui Salem no es de trapo, parece más real. Por lo demás las aventuras de sabrina son igual de didácticas y no aportan nada nuevo a lo ya visto en la serie original.

No aporta nada nuevo esta serie en relación al original, aunque hay cambios en el elenco protagonista, como por ejemplo las dos tías de Sabrina, que pasan a tener cuerpos de chicas con dieciséis años (según la serie, pero a primera vista parece que tienen casi treinta). Al estar más rejuvenecida, tal vez atraía al público más juvenil de Disney Channel, y había historias entretenidas, pero prácticamente se acababa repitiendo el mismo esquema. Destaco al gato Salem y su doblaje en castellano, bastante divertido y peculiar.

Cuando estaba mejor era cuando estaba aún en el instituto y no tenía que ir a las clases de brujas, ya que el ambiente, para mí, era detestable. Algunos episodios tenían moraleja, y otros simplemente te quedabas igual que cuando empezaste, más que nada habías echado una media horita. La canción inicial es detestable y cursi, como si la serie fuese para niñas. No sé cómo acabó la serie, no sé si Harvey acabó siendo novio de Sabrina.

Había especímenes que eran bastante peculiares, y la magia de Sabrina hacía cosas curiosas y otras que no llaman demasiado la atención. Me enganché a la serie en su día y me entretuvo, hasta cierto punto en el que, un servidor con las hormonas alteradas, me preocupaba más por fijarme si a alguna se le veían las braguitas.

No me enrrollo más. Un 5'5.