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Intimate Lighting

Comedia. Drama Un joven violonchelista de Praga y su sofisticada novia visitan a algunos amigos en un pequeño pueblo. El violonchelista también ha sido contratado para tocar con la orquesta local.(FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
6 de octubre de 2018
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Iluminación íntima' es especial ya desde el título. Su autor, Ivan Passer, ha pasado –está pasando– casi inadvertido en este mundo nuestro de la cinefilia. La Nueva Ola checa le debe, sin embargo, este estupendo fruto musical.

Actores no profesionales, desenfado, afinaciones imprecisas; todo en esta cinta se nos da sin colorantes ni aditivos.

La galería de personas está llena de encanto: desde el boticario violinista hasta la abuela gimnasta y amazona, que también fue “moderna” en su lejana juventud.

La película mantiene un tono suave de comedia y aborda, ‘sottovoce’, cuestiones no pueriles. Ilusiones perdidas; sueños cancelados; deseo y realidad.

Sonrisas francas y llantos verdaderos pueblan sus escenas. La coqueta y el simple ríen a ambos lados de un alambre, que los acerca tanto como los separa.

Tocar en un entierro a cambio de un pedazo de pared, compartir en la mesa un pollo exiguo. Hay hondura en las secuencias cotidianas y magia en el ensayo del cuarteto.

Dos amigos celebran su amistad, exploran los ronquidos de la casa, beben juntos. Deciden escapar en busca de aquello que no fue o no pudo ser. Exclaman “¡Esto es vida!” en su burbuja de cristal.

La música se integra en el relato con naturalidad pasmosa.

La música –sinécdoque del arte en general–, los une en un abrazo que no es necesario mostrar en la pantalla.

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Esos momentos de iluminación íntima, que a menudo he vivido junto a mi compadre Alberto, son, por decirlo así, ‘diamantes de la noche'.
Servadac
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3 de julio de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer largometraje de Ivan Passer, anteriormente había dirigido el cortometraje "Tarde aburrida" y había sido colaborador de Milos Forman en películas como "Al fuego, bomberos" y "Los amores de una rubia", considerada una obra clave de la llamada ola de nuevo cine checo, es una tragicomedia sobre los sueños perdidos de dos amigos. Un filarmonista visita junto con su novia a un antiguo amigo, profesor de música de una escuela en una ciudad de provincia. Pues bien, ésta era toda la información que tenía antes de ver la película, así que esperaba un drama rural alrededor de sus personajes que se ahogan en su propia existencia. Y, afortunadamente, no es así. Sí, se puede considerar drama a una vida donde la mayor aspiración es quedarse a solas escuchando música y comiendo mientras el resto de la familia duerme, y ganarse la vida tocando en entierros para que te paguen con ladrillos y así poder construir tu casa. En sí, es un drama, pero narrado con tintes de comedia negra, con una asombrosa frescura y agilidad (que no ligereza) y que da como resultado una muy buena película donde te arrancan carcajadas sin esperarlo. Como curiosidad, Krzysztof Kieslowski dijo "Una de las diez películas que más me han asombrado".
Karel Kopfrkingl
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20 de febrero de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Película originalísima y brillante de apenas poco más de una hora entre lo agridulce, lo cómico y que nos da trucos de cómo perder la barriga ante las sobredosis cerveceras. Transforma lo más triste en lo mas cómico, como esa magistral secuencia del funeral. Todo ello con música clásica de contante fondo.

De Ivan Passer no se volvió a saber nada (cinematográficamente) cuando cruzó el charco.

La vida es como un chupito congelado: hay que tener paciencia, romperte el cuello y que se te quede dormido un brazo para saborearla poco a poco.»

—Extraído del Diccionario de Cine Bastado—
Maldito Bastardo
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2 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La visita de un chelista y su novia a la casa de un amigo en un pueblo, con la excusa de un concierto en el que va a tocar, sirve para que les veamos conviviendo durante un corto período de tiempo con la numerosa familia del anfitrión.

Passer fue un colaborador de Forman que también emigró a Hollywood, pero sin tanta suerte. Su efímera trayectoria en su país natal se reduce a esta película que nos muestra la vida sin más, cuyo argumento se reduce a una sucesión de pequeñas anécdotas protagonizadas por unos personajes muy normales pero a la vez pintorescos. A una cotidianeidad empapada de cierta maravilla, entre lo agridulce y lo cómico, con algún arranque disparatado. Conocemos de cerca a unos y a otros, ya sean jóvenes o viejos, hay algo de retorno a los orígenes. Hay quien, en su forma de ser, puede sentirse más próximo a los niños, a los idiotas, a los animales. Y sin darnos cuenta, se hace evidente una sensación como de desgaste vital, de frustración y nostalgia por lo que fue, o por lo que pudo haber sido, alguna que otra perla cargada de sabiduría (“la diversión es diferente en cada sitio, pero la tristeza es igual en todas partes”).

El carácter documental de unas secuencias que destilan naturalidad, a veces sin actores profesionales, la renuncia a una trama ordenada en favor de capturar el ambiente de una fiesta, de un entierro, son rasgos muy propios de aquel cine vanguardista y que acaban componiendo un film sin duda muy especial. La música, por ejemplo, tiene su importancia para estas gentes, su función social, de ahí una interpretación deliciosamente mala de Mozart a cargo de cuatro tipos un tanto amateurs, unos toques de trompeta desde la tapia de un cementerio… la “iluminación” del título se refiere quizá a esos momentos breves de lucidez a altas horas de la noche, en compañía de amigos y con cierto grado de alcohol en vena, en las que todo es posible.

Nos hablan de estrategias de evasión, de sentarse y permanecer a solas con uno mismo, sin ser molestado. De darle un poco de sentido, en fin, a lo que carece de un sentido, de un perfecto funcionamiento. Y es que la vida a veces es como un instante de espera, como un ensayo de orquesta o un brindis interrumpido, al final del cual nos espera un trago de ponche demasiado espeso.
Don Hantonio Manué
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