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Tarzán y su hijo

Aventuras Un avión se estrella en medio de la jungla y el único superviviente es un niño pequeño. Tarzán y Jane lo encuentran y lo acogen como un hijo. Años después, una expedición organizada por la familia del chico se adentra en la jungla intentando encontrar al pequeño. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
16 de mayo de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta película protagonizada por Johnny Weissmuller y Maureen O'Sullivan, sobre el personaje creado por Edgar Rice Burroughs en 1912.
A partir de La fuga de Tarzán (1936), ya nada fué lo mismo en cuanto a presupuesto y calidad, aunque en este filme, se pueden apreciar ciertas mejoras técnicas, con respecto al anterior.

el guión.
La trama en sí, es sencilla y agradable, aunque ya carece de gran parte del halo aventurero que caracterizaba a sus antecesoras; sobre todo las dos primeras. Aquí, la cotidianeidad se hace más patente en el hecho de que Tarzán y Jane, tengan un hijo: un hijo al que el código de censura Hays, exigió que fuera adoptivo. Por lo visto, en aquellos primeros años de imposición del mencionado código, toda alusión a que la pareja protagonista mantuviera relaciones sexuales, devia ser evitada.
Este detalle, no perjudica en nada el desarrollo del argumento: de hecho, gran parte de la trama se sustenta en que Boy (entrañablemente interpretado Por el entonces pequeño Johnny Sheffield), no es hijo biológico de Tarzán y Jane.

El apartado técnico.
Hay bastantes detalles en la película que evidencian un aumento de presupuesto con respecto a su antecesora, aunque continúen utilizandose insertos de "stock footage" de Tarzán de los monos (1932) y Tarzán y su compañera (1934), el trabajo de vidrios pintados y efectos fotográficos es apreciable.
El accidente de aviación que sucede al principio del filme, también está brillantemente realizado, teniendo en cuenta los medios de que disponían en 1939.

El África salvaje y misteriosa.
Hoy en dia, las películas de Tarzán, han quedado obsoletas. Para el público actual, el hecho de imaginar un "mundo perdido" de difícil acceso, donde las leyes naturales rigen con prioridad a las leyes humanas, provoca un cierto rechazo en nuestra avanzada sociedad, cuyas principales metas han consistido desde hace años, en invadir y transformar agresivamente el medio natural, en beneficio propio.
Por otro lado, la visión romántica que se ofrece de África, dista mucho de la que tenemos en la actualidad. Un continente en vías de desarrollo, atacado por el hambre y las guerras; carente a mi modo de ver, del fascinante atractivo con el que nos lo presentaban en las novelas decimonónicas y sobre todo en el cine de los años 30. Sin embargo, no hay duda que esta visión falsa ( no tan falsa quizás, en la época en que se filmó la película) contribuyó a que muchas generaciones de niños, aprendiesen a amar la naturaleza y a interesarse por sus secretos.

En resumen.
Tarzán y su hijo, es un buen filme de aventuras, perteneciente a una serie de maravillosas y entrañables películas, producidas por la Metro Goldwin Mayer entre los años 30 y 40, cuyas bellas imágenes de aquella mítica selva en blanco y negro, quedaron grabadas en nuestra retina para siempre. Algo bueno tienen que tener, cuando 84 años después del estreno de la primera de ellas, aun se las recuerda con nostalgia.
Espartaco_60
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20 de mayo de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de las películas más famosas de la saga de Tarzán, donde aparece un personaje crucial que es el hijo del protagonista; el cual cambiará la vida de él y su pareja.
En esta ocasión un matrimonio que viaja en un avión sufre un accidente y mueren; sobreviviendo únicamente el bebé de ambos. Tarzán y Jane lo encuentran y deciden criarlo como si fuera hijo suyo. Los años pasan y el niño al que llaman "Boy" crece feliz en la jungla. Pero un día aparece una expedición organizada por familiares de ese matrimonio que falleció, y van en busca de supervivientes para comprobar si sigue vivo algún heredero de la fortuna familiar. Cuando descubren que el niño es el bebé que viajaba en el avión, surge un conflicto importante para aclarar quien es el responsable del mismo.
Debo decir que la película funciona bastante bien, y consigue enganchar. Su trama atrapa desde el principio, y debido a la forma en la que está desarrollada hace que uno como espectador conecte fácilmente; y muestre interés en todo lo que sucede.
Es cierto que cuenta con algún momento en el que la calidad decae un poco, y uno puede ser testigo de ese tipo de cine de aventuras que ha quedado un poco anticuado. No obstante, dichos momentos no son demasiados y por consiguiente no produce que la calidad decaiga demasiado.
Nuevamente se puede ver a la pareja de éxito de esta saga, que sin lugar a dudas siempre será la mítica y la más recordada. Johnny Weissmuller y Maureen O'Sullivan dan otra vez vida a Tarzán y Jane, y nos regalan unas actuaciones que convencen. Y es que ambos ya cuentan con los personaje totalmente interiorizados, y sus personajes conectan con el espectador fácilmente.
El director Richard Thorpe dirige muy bien este film regalando imágenes fantásticas. A la saga de Tarzán le caracterizan esas escenas de persecuciones y luchas con animales en la selva, las cuales cuentan con una gran calidad. En este caso, uno puede disfrutar también con escenas de buceo rodadas con gran precisión, haciendo que uno pueda disfrutar del mundo salvaje desde otro punto de vista.
En fin, "Tarzán y su hijo" es una nueva película de la saga de este famoso personaje que convence bastante, y que hace que uno como espectador disfrute con este film de aventuras.
icaro_81
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28 de marzo de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo evitarlo, me enervo cada vez que toco el tema. Podrá parecer tontería pero es que para una adaptación cinematográfica que se preocupa del destino de la saga familiar de Tarzán, hay que darle laureles.
Bueno pues estamos ante una película más del Tarzán nadador y de O`Sullivan como su mujer Jane, en la que incrementan su familia. No se puede decir de ella mucho. Aunque esta vez el resto del reparto, a excepción del niño caen mal. Pero nada que no se puede aguantar. En blanco y negro las escenas de lucha son pasables y el niño una monada. Tarzán y Jane de nuevo, es un placer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
barbara12
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21 de mayo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continúa la saga de Tarzán con la dirección de Thorpe, excepto en las dos primeras y las mejores que las dirigió Van Dyke, donde, en esta ocasión, encuentran a un bebé recién nacido en una avioneta que se ha estrellado en la selva.
Tarzán y Jane lo adoptarán convirtiéndose en toda una familia feliz, pero parientes lejanos del chiquillo vendrán a la búsqueda de los accidentados.
Cuando descubran que el niño es el único superviviente querrán llevárselo con intenciones poco honorables.
En las anteriores películas de la saga ya he relatado mis impresiones así que no quiero repetirme. Si le interesa a alguien podéis leer las otras críticas.
Aquí sólo quiero hacer hincapié en una cosa.
Me he fijado que en todas las películas es Jane la que mete en todos los líos a Tarzán.
Eso me hace mucha gracia porque el pobre Tarzán, que solucionaría las cosas rápidamente a su modo, se deja llevar de todas, todas, por las súplicas y las zalamerías de Jane, que se empeña en ayudar a sus compatriotas aunque, indefectiblemente, luego se lleva un chasco y pone en peligro su vida y la de Tarzán.
! Pobre Tarzán!. Tener una compañera está muy bien y no cabe duda que ha mejorado su vida. ! Pero hay que ver que liosas son las mujeres!. Empeñadas en ayudar al prójimo, aquí la famosa intuición femenina brilla por su ausencia y le mete a su chico en cada lío que no veas.
En esta película, incluso, le hace una jugarreta traicionera que ríete tú de Lucrecia Borgia. Lo que hay que aguantar por tenerlas contentas.
Divertida y entretenida.
Izeta
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22 de febrero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre el centenar de títulos que en los últimos cien años han tenido a Tarzán como protagonista y reclamo del cine de aventuras se haya este, dirigido por uno de sus directores más reconocibles (Richard Thorpe) que llegó a rodar cuatro episodios de la vida del hombre mono y su amor urbanita, reconvertida en ama de casa selvática. Todo a mayor gloria de la MGM, la productora que más beneficio sacó a la pareja de protagonistas (Johnny Weissmuller, Maureen O'Sullivan) y al hijo (Johnny Sheffield), que el destino milagroso les regaló en esta ocasión que nos ocupa.

La fórmula: paisajes africanos (aunque la mitad de las tomas fueran en Silver Springs), fauna exótica, paseos aéreos (de liana en liana), gente en paños menores correteando la jungla, ríos inexplorados sembrados de cocodrilos y arterias por donde se cuelan los primeros salacot y estruendosa fusilería, en un mundo perdido pero apetecible... Sí, el modelo funcionó perfectamente e inventó el término: "para todos los públicos"; que era tanto como decir: ¡vamos a petar las taquillas!

En esta entrega, los explotadores del filón que puso en letras el escritor Edgar Rice Burroughs (Chicago 1875-Los Angeles 1950), hacen aparecer a Boy, como llovido del cielo, para dar más amplitud al bendecido idilio del jefe de Chita (mejor cornac del mundo) y la adorable (y adoradora) Jane, a quien la maledicencia de los guionistas apuntaba como hacedora de líos que, con gran entrega y sin rencor, el austero simio depilado se encargaba de desfacer.

Y a mí, como a la mayoría de los míos (empecé a verlas avanzados los 60), me gustaban estas livianas historietas; apreciables en su categoría anecdótica, pero poco exigentes en contenidos educativos. Eran forraje industrial para consumidores hambrientos de estereotipos intranscendentes. Lo normal en una España que veía la libertad tras la estela de cualquier contenido que llegara de fuera, máxime si venía con el sello yanqui.

Aunque el fenómeno del hombre que menos gastaba en alpargatas o corbatas (según hipérbole popular) tuvo réplicas, poco recomendables, en todo el mundo. Hay tarzanes hispanos (por los años 70, con Juanas pechugonas: Nadiuska, la extremeña Loreta Tovar, Didi Sherman...), indios (se ahorraban los domadores de elefantes), italianos, turcos, mexicanos, ingleses... y hasta egipcios y daneses.
Sinhué
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