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Haunted: LatinoamércaSerie

Serie de TV. Terror Serie de TV (2021). 1 temporada. 5 episodios. Personas reales cuentan sus propias historias de fantasmas; sus encuentros con lo sobrenatural y lo paranormal se recrean vividamente.
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
15 de enero de 2022
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que uno pude plantearse viendo “Al Borde de la Realidad (latinoamérica)”, es hasta qué punto constituye una continuación, o, lo que podríase llamar mejor, una cuarta temporada de su predecesora anglosajona de 2018. No sería de extrañar, dado que se trata de una coproducción México-Estados unidos, nuevamente ofrecida en estreno por Netflix.

Nacido en Madrid, hijo de padres exiliados de la dictadura argentina, Adrián García Bogliano es puesto al timón de este proyecto, seguramente por su ya bastante cosechada experiencia en varios subgéneros del terror. Dado que desde su tierna juventud mostró sus talentos, llevándose premios y ganándose buena reputación, el realizador, ahora instalado en México, es el encargado de llevar a buen puerto esta última saga de la serie. Sin embargo, en varios puntos muchos pueden alegar, no sin razón, una decepción de sus expectativas, después de los logros del cineasta en su currículum de títulos, iniciado con firma argentina, y posteriormente internacionalizado, sobretodo en países de habla hispana.

A pesar de un primer episodio que promete, con la historia de unas apariciones, estremecimiento, suspense y tensión mantenida, basada principalmente, no en los sustos, sinó en la génesis delirante del imaginario colectivo, propio de nuestra cultura, y en el que los espectadores del mundo anglosajón pueden encontrar su deleite por el placer en lo exótico, los capítulos centrales decaen en picado en cuanto a la originalidad temática, y resultan puras compulsas de trámite por parte de sus idearcas. Parecen, en su argumento base, sacados, copiados, fusilados directamente de las historias del “Expediente Warren”, concretamente en lo que se refiere a la muñeca encantada (muy “anabelesco”), y a la historia de “la llorona” que, por otra parte, parece ser la entrega más floja del “ universo de Ed y Lorraine.

Ello supone un descenso en barrena, en lo que respecta a la personalidad propia del producto, por no decir que incurre (intencionadamente o no, da lo mismoi), en la burda fotocopia. Sin embargo, el hermano del “boss”, a cargo del guión, Ramiro García Bogliano, parece salvar al argumentario del ciclo de historias paranormales del naufragio, con el capítulo de “El Diablo baila antes de Pascua”, basado según he leído, en una leyenda de Jerez de la Frontera.

En esta parte se consigue reactivar el aire de angustia e incertidumbre, metiendo al público en la piel del pobre chaval que vive aterrorizado las consecuencias de no obedecer los consejos de su abuela, quien tendrá que acudir a su socorro con rituales, encantamientos y acumulada sabiduría de generaciones, heredada de sus antepasados. Con este último episodio, los hermanos García Bogliano se las apañan para dejarnos con relativo buen sabor de boca, si no fuera por unos efectos especiales más propios del “manga”, que de una seria producción de terror, y que contrastan con la buena fotografía dirigida por Manuel Castañeda: bien trabajada, con ese constante toque de penumbra que no permite salir de la inquietud, el misterio y el pánico subliminal, al abrigo de una iluminación que crea unos juegos de luces y sombras, aliados con el resto de elementos para servir a los propósitos ambientales.

Peter Lobo, al frente del departamento musical, da sus toques sin que la banda sonora sea más que un producto incidental sin más trascendencia, aunque efectiva sea su contribución a proporcionar el aura que requiere esta sucesión de historias de fantasmas.

En general, pues, el apartado técnico resulta bien elaborado, incluso mejor que en la versión anterior. Aunque hay que tener en cuenta que, por norma, Netflix suele apostar por el cuidado en la calidad del formato y sus detalles.

A diferencia de su predecesora “gringa”, que se prodiga en tres temporadas, con un total de doce capítulos (aunque todos ellos de una duración inferior a los treinta minutos), esta nueva saga, con una única temporada de cinco, alarga cada pieza a los cuarenta y cinco aproximadamente. Rompe bastante con la estructura que pretende recrear un documental (sin lugar a dudas ficticio) con historias supuestamente verídicas.

El carácter de presunto realismo sigue flotando en el planteamiento de las historias de la versión latinoamericana, pero sin querer explotar tanto esta vertiente. Se atisba más claramente que prevalece la intencionalidad dramática en cada uno de los relatos contados por los protagonistas. Y si en las “crónicas” de Jan Pavlacky teníamos algo muy parecido a lo que sería un “Cuarto Milenio”, con gran variedad de temáticas o subgéneros en relación a lo paranormal (marcianos, posesiones, asesinos en serie del tipo “La Matanza de Texas”…), o incluso en el ámbito del terror que puede causar lo estrictamente humano (con la historia del chico gay torturado por un pastor protestante para “curarlo” de su “desviación”), en “Haunted: Latin America” las historias se circunscriben exclusivamente dentro de lo sobrenatural, en el tópico de los fantasmas, lo diabólico, conservando en su esencia las manifestaciones de las quimeras espirituales del mundo latino. Una mezcla sincrética, cuyas raíces en lo más profundo del inconsciente histórico logra atrapar mejor al espectador en aquello que recrea.

Ante el público, no hay mejor método para dotar de credibilidad a una temática, que ver cómo aquellos cuya experiencia o testimonio sirve de argumento, la cuentan; y no sólo ante una cámara, sino ante otros, en una reunión, que tiene lugar en un entorno debidamente ambientado, con otras personas dispuestas a creerlo, pertenecientes al mismo contexto que el de su relator.

Así se consigue un efecto parecido al que lograban nuestros abuelos, padres, tíos, tías, primos y primas mayores, para asustarnos en largas vísperas de invierno cuando los que éramos peques todavía no teníamos la televisión demasiado al alcance.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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1 de abril de 2021
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haunted (Al borde de la realidad) es una serie documental de terror, cortesía de Netflix y que consta de dos temporadas. Ambas entregas las comenté en su momento, quedando más satisfecho con la segunda que con la primera, en especial por un par de episodios más que inspirados. En lo que respecta a dichas temporadas, me encontré con unas propuestas que cumplían su cometido, siendo perfectas para los amantes del género, aunque no fuesen más allá (lo que se dice de usar y tirar). A pesar de ello, no puedo negar que estuviese pendiente de una tercera temporada, trayéndonos finalmente la plataforma una versión latina, en la que se nos presentan seis nuevos casos.

No tenía demasiadas expectativas, a pesar de haber disfrutado con la serie hasta el momento, pero a estas alturas es muy complicado sorprender, siendo lo más destacable de la producción que nos ocupa, el hecho de que no decae y mantiene el nivel, aunque ofrece más de lo mismo, no aportando ninguna novedad, por mucho que se haya cambiado de zona (anteriormente era Estados Unidos).

Se nota el aumento de confianza de la plataforma en la producción, ya que los episodios lucen mucho mejor, con una serie de artificios y efectismos que buscan entretener y aterrar al espectador. El problema es que esos elementos nos sacan de la historia, impidiendo que se empatice demasiado con los protagonistas reales, siendo muy superiores las recreaciones con actores que no la narración de los que de verdad lo vivieron (o sufrieron), hasta el punto de que en algunos casos cuesta creérselos. En su momento investigué al respecto y verifiqué que las personas implicadas no eran actores, pero es que cuentan una serie de sucesos que cuesta asimilar.

No sé hasta qué punto los responsables de la serie buscan que el espectador se implique en los conflictos de las personas que narran sus dramas, pero creo que lo más logrado es la forma de contar las cosas, con algunos momentos que poco o nada tienen que envidiar a cintas de terror más grandilocuentes y con más medios. Y es que se nota un salto de calidad en los aspectos más técnicos, siendo quizás lo único destacable del conjunto. Eso sí, creo que el aumento de la duración de los episodios (de veinte minutos pasamos a treinta o cuarenta, dependiendo del capítulo) no le sienta nada bien al producto, perdiendo efectividad y fluidez en las historias, hasta el punto de que algunas se hacen algo pesadas. Deberían revisar este punto de cara al futuro (si es que renuevan la serie, que con Netflix nunca se sabe).

En conclusión, la serie ofrece más de lo mismo, aunque con una mejor realización, siendo una propuesta perfecta si te atraen este tipo de temas o si simplemente quieres pasar un mal rato. Si no es el caso y no te gustaron las anteriores entregas, no se te ha perdido nada. Y como en otras ocasiones, no me importaría otra temporada más, ya que al fin y al cabo la serie da lo que promete, ni más ni menos.

Más críticas: ocioworld.net
Javi McClane
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20 de mayo de 2021
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una serie, al igual que la original norteamericana, que da pábulo, atril y micrófono a gente que quiere ser el centro de atención a cualquier precio. Personas de esas que dicen -fuera de cámara- "yo veo cosas", "yo es que puedo sentir..." y que hart@s de que les ignoren -generalmente personas con un sentido empíric, han encontrado el grial en este programa: soltar sus historias, muy poco originales, por cierto, y ganarse de por vida ese aura de "personas especiales" que siempre quisieron ser sin serlo. Las dramatizaciones son de traca: la abuela gitana que es más tolteca que romaní (¡que se den un paseo por El Pozo del Tío Raimundo un domingo de rastro!) y su nieto son lamentables no, lo siguiente: hacen que los colmillos postizos que se les caían en mitad de la peli a los actores de la Hammer de los 70 sean oro platino en paño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
merzbild1a
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4 de abril de 2021
2 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al borde de la realidad es una serie que intenta un terror casi infantil por lo pueril y simple del relato cinematográfico que parece salido más de una ronda de amigos pre-adolescentes que de un guionista profesional

La serie denota bajo presupuesto y poco cuidado de producción haciendo de ésta una serie peor que clase B.

Típica bazofia destinada al público de Netflix que a estas alturas del partido debe tener el cerebro lavado o podrido de tanta basura de Netflix.
egis
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