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Érase una vez en Euskadi

Drama Euskadi, 1985. El colegio ha terminado y por fin llegan las ansiadas vacaciones. Marcos y sus tres amigos, José Antonio, Paquito y Toni, reciben expectantes la llegada del verano, el cual resulta siempre prometedor, sobre todo porque a sus doce años poco importa dónde, ni cuándo, ni cómo. Pasarán las horas en el lugar que la vida les ha deparado, una Euskadi convulsa, lastrada por el terrorismo.
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
31 de octubre de 2021
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que entré expectante y sin mucho entusiasmo a ésta ópera prima del director guipuzcoano Manu Gómez, pero el horario y la curiosidad se aliaron para decidirme verla y desde luego no pude haber hecho una mejor elección.

“Érase una vez en Euskadi” es una estupenda historia de iniciación y despertar a la vida de cuatro pre-adolescentes, hijos de inmigrantes en una localidad que podría ser cualquier localidad vasca en los años ochenta con un fuerte tejido industrial y azotada por el paro, la violencia política y el Sida. El euskera comienza su despegue en la educación y en las empresas planteando problemas de adaptación a las familias menos habituadas y los padres de estas se empeñan en desarrollar algunas prácticas deportivas habituales en Euskadi que se convierten en una losa para uno de estos chavales. Que historia tan bonita y triste a la vez la de Marcos y su afición al ciclismo.

Los cuatro actorazos que interpretan a “Marcos, José Antonio, Paquito y Tony” están que se salen, es maravilloso verlos evolucionar en la pantalla cada uno con su propia identidad y sus circunstancias, en algún caso bien trágicas que les toca vivir. Solo un realizador paciente es capaz de conseguir de estos chavales que parezca no tengan una cámara delante grabando todas sus ocurrencias.

Manu Gómez no puede haber hecho un mejor estreno en el largometraje.
kawenzotz
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15 de mayo de 2022
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es aburrida, para nada, pero no se me hacen entrañables los niños, no me llegan a la patata. Menos aún los hermanos adolescentes, ni siquiera los adultos, grandísimos actores la mayoría que no me dicen mucho en esta peli.

Quizá sea un buen retrato del Euskadi de la época, pero no me llega, no desarrolla nada del todo, me deja a medias (ay, la de chicas que me han acusado a mí de lo mismo...).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pablo Honey
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26 de abril de 2022
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero, es que coincido con todas (en mayor o menor medida) las críticas de los compis/usuarios de FA.
Es una muy buena película.

Lo que no entiendo es la "negatividad" al leer o valorar algo razonable, y me explico, una excelente crítica (una cualquiera), que pueda tener 3 de 8 (lo pongo a boleo) aceptaciones o pulgares arriba. No lo entiendo, joder! Si todas tienen la razón!

Repito, coincido totalmente con lo leído en anteriores críticas, porque tenemos aquí una buena película, un drama social que transcurre en Euskadi suavizado con las aventuras, desventuras y travesuras de cuatro chavales, en ocasiones a ritmo de "La Polla Records", por ejemplo, y entrando, como no, en 1985, en temas reivindicativos, sida, drogas, Irun, empleo... (no hemos avanzado mucho, no).

Un drama social con pinceladas sonrientes, que mezcla con sutileza el tema de los vídeos Vhs o Betamax con las bombas-lapa. Buena, recomendable y no debería haber escrito esto ya que han dicho todo antes y espléndidamente.

Wolf.
wolfshade
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29 de octubre de 2021
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manu Gómez traslada su experiencia como ayudante de dirección y realizador de televisión y cortometrajes a su primer largometraje. Y lo hace con un relato que vuelca parte de sus recuerdos de infancia en Mondragón. Incluso los rasgos de varios de sus personajes corresponden a los de su propio entorno: familias migrantes de clase media, que se adaptan como pueden en una sociedad herida y con serios conflictos de convivencia.

Érase una vez en Euskadi sigue la estela del cine de pandillas, aquí ambientado en 1985, en una población semi industrial, precisamente, de Euskadi. El guion combina la perspectiva múltiple entre niños y adultos, aunque con predominancia del punto de vista infantil o más bien preadolescente.

Por otra parte, la dirección de producción y la escenografía dominan la inmersión en una ambientación donde se reproducen los colores, la luz, las formas y las costumbres de aquellos años. En ese sentido y también en el argumental, se desarrollan asuntos aledaños al terrorismo como el devastador consumo de heroína, la irrupción del sida, la desestructuración familiar con sus efectos y las siempre clave relaciones entre padres e hijos con subtramas muy diferentes y con miradas muy diferentes también hacia lo político.

Si bien el tono juega primordialmente con un sentido del humor amable y con el equívoco, la película no está exenta de drama, que quizá se introduce y, en algunos pasajes, se fuerza de modo que resulta algo innecesario. La proliferación de giros, sorpresas y finales sobresalta y, no obstante, desinfla el atractivo de la narración.

Y es que, quizá, lo interesante del film sea justamente esa cercanía y simpatía con sus protagonistas, cargados de normalidad en sus luchas económicas, sociales, personales y en sus temores.

En relación con eso, la dirección de actores sabe explotar la habitual disparidad física y de caracteres de este tipo de tramas corales, con una brillante presentación de los roles más jóvenes en el primer tramo. En esa dinámica de los cuatro chavales, se atisban los cambios hormonales, la fascinación por lo prohibido y el miedo al ridículo, siempre con una orientación festiva y poco seria, quizá en algunos temas.

Con sus irregularidades, está claro que Érase una vez en Euskadi sabe aunar bien el género de pandillas y la nostalgia por la década de los 80 con nuestra historia reciente. Además, este título coincide con una ola de productos audiovisuales que también revisan esos años y esa misma geografía.

www.contraste.info
Revista Contraste
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30 de mayo de 2022
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se podría haber hecho una película iniciática tan inmensa, el tema daba para tanto, la idea originaria resultaba tan atractiva… Es una pena que “Érase una vez en Euskadi” no haya logrado ser lo que pretendía ser: la narración del final de la infancia de cuatro niños que viven en la Euskadi de 1985, marcada por la lucha abertzale, y que son de procedencia andaluza, a los que les pasan cosas como a todos los niños, otras fruto de la época en la que viven (los años 80 y las drogas) y algunas como consecuencia del lugar al que han emigrado sus padres (una Euskadi en la que se saben maketos).

El germen argumental es soberbio y su título prometía (a quién no le evoca el mejor cine habido en toda la historia que comienza con la expresión Érase Una Vez teniendo como precedentes “Érase una vez en América” de Sergio Leone o “Érase una vez en Hollywood” de Quentin Tarantino), pero… nada más lejos de la triste realidad de una cinta convencional, de vocación comercial, con la única intención de hacer pasar el rato a un condescendiente espectador, exceso de amabilidad y un buenismo del todo a cien que a ratos se hace bola cuando se aplica a situaciones profundamente dramáticas y brutales... Además, dicho sea de paso, mezcla temáticas serias dándoles la misma importancia que otras mucho más tibias (tiene tanto peso en la trama el niño que no es capaz de competir en ciclismo con el que tiene una familia desestructurada y un hermano mayor heroinómano), lo cual acaba siendo un error de bulto a constatar en el resultado final. Para historias iniciáticas, todavía no he encontrado una del nivel de “El camino de los ingleses” de Antonio Banderas.

La fotografía de Javier Salmones y la selección de canciones que van apareciendo a lo largo de su metraje (impagable el cierre de la cinta con “La cuenta atrás” de Los Enemigos) son lo mejor del film, muy por encima de las interpretaciones de los niños, un tanto estereotipadas, y de unos maravillosos Luis Callejo, Marian Álvarez o Ruth Díaz que intervienen como padres de los menores encarnando a sus personajes con el piloto automático puesto y cierta desgana.

A algunas escenas dramáticas no les sienta nada bien el tono cómico que subyace a lo largo de toda la cinta que, no siendo una mala película, deja un sabor en el paladar a ya visto y a oportunidad desaprovechada por culpa de un deficiente guión del propio Manu Gómez, que tiene su mayor acierto en la fantástica ambientación de la Euskadi de los años 80 que presenta.
Sergio Berbel
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