Metallica & San Francisco Symphony - S&M2

Siguiendo la estela de estreno mundial simultáneo durante una sola sesión que inauguró DAVID GILMOUR en 2017 con su vuelta al anfiteatro romano de LIVE IT POMPEIA después de 40 años, la banda METALLICA con base actual en San Fráncisco, vuelve a reeditar el mismo formato sinfónico que sacó a la luz en 1999 y nuevamente apoyada por la orquesta sinfónica de San Francisco con motivo de la inauguración del nuevo estadio CHASE CENTER de la ciudad californiana.

A diferencia del documental de GILMOUR que se explayaba más en sus sensaciones y reflexiones sobre la vuelta a POMPEYA aquí el contenido es el concierto de dos horas y media de duración dividido en dos actos que la orquesta sinfónica aprovecha para lucirse en el entreacto, con dos piezas tremendas, una gran "Scytian Suite, Op.20, Second Movement" y la apabullante "Iron Foundry"de Alexander Molosov así como hay tiempo para el impresionante recuerdo al bajista de la banda CLIFF BURTON, fallecido a causa de un accidente de autobús durante una gira de la banda por Suecia, con la actyación de un chelista de la orquesta que saca a su cello eléctrico unos acordes desgarradores.

El segundo acto del concierto es el acabose, el no va más, una electrizante descarga de energía y capacidad de unos grandísimos músicos, todos ellos, banda y orquesta, que se encuentran cómodos y en inmejorable estado de forma física y mental para ir desgranando un potentísimo crescendo final ; ONE, MASTER OF PUPPETS, NOTHING ELSE MATTERS y el himno ENTER SANDMAN, resuenan todavía entre las paredes del auditorio y en las de la sala principal del cine Príncipe donostiarra, única en la ciudad dotada del sistema audio DOLBY ATMOS y que ayuda a que el placer sea absoluto.

S&M 2 junto a LIVE IT POMPEIA, deberían ser de visión obligatoria en los colegios de todo el mundo para instruir y enseñar en la capacidad de entender y comparar lo extraordinario con lo anodino y esperpéntico que puebla masivamente las televisiones y radios de hoy en día.

Tremendo documental de un concierto de Metallica ("la vuelta a casa") de la banda nacida en el seno de San Francisco con una de las mejores orquestas sinfónicas del mundo.
Temas de su último disco Hardwire-to-self.destruct junto a otros clásicos de sus primeros discos. Todos ellos sonando de una manera increíble y con imágenes del público y de ellos mismos al principio contando sus impresiones.
Si te gusta la banda y la música, este documental te va a encantar porque es como estar en ese mismo concierto.

Recuerdo que cuando aún vivía en Málaga, un día, en la FNAC creo, vi un cartel anunciando una mezcla curiosa, un disco en donde unían sus talentos Metallica y la Orquesta Sinfónica de San Francisco, nada menos… Me pareció un experimento curioso, y hasta leí algo sobre el tema. Decía Hetfield, en una entrevista: “Ya mismo nos van a llamar Mellodica….”
El tiempo pasó, me fui de Málaga, toda esa época desapareció.
Ahora, mirando la programación del canal Música por M+, veo que ponen este documental, que no es otra cosa que la reanudación de aquella aventura, veinte años después. Es decir, vamos a ver este experimento, me dije, a ver cómo es esto de mezclar una banda de thrash metal con una orquesta sinfónica, que dicen que es de las mejores de USA, jajaja. No puedo comparar con la primera parte, que nunca vi, así que hago la reseña a palo seco, como quien dice.

Vamos a ver, aclaremos antes de nada algunas cosas. Fui un seguidor de estas músicas, en mis años juveniles. Quiero decir, Metallica y otros grupos afines. A partir de 1992 me fui alejando de la música pop-rock, y me fui a la querida clásica, en la que sigo todavía.

Pero vamos al documental que tenemos aquí, el que vi / escuché anoche. En primer lugar, decir que no duraba 150 minutos, lo que pusieron duraba sólo 90 minutejos. Pero bueno, menos mal que ahí se acababa el documental, porque con hora y media tuve más que suficiente. Luego, decir, que hay la opción de subtítulos, pero sólo se subtitula lo que habla Hetfield, no las canciones. Pues vaya. En fin, que no sé cómo será el Blu-ray original, pero lo que se vio anoche era un simple concierto, en un escenario espectacular, nada menos que el Chase Center de San Francisco, que se inauguraba para entonces. Desde luego, más que un auditorio convencional, de música clásica, parece una plaza de toros o un campo de fútbol, porque según la sinopsis de Movistarplus, ahí acudieron cuarenta mil espectadores por lo menos. Dirige Wayne Isham, que también dirigió el primer encuentro, y lo hace rodeado de un equipo técnico impresionante, que hizo una grabación que te pone los pelos de punta. Un despliegue técnico tremendo, con momentos de pantalla partida, con vistazos al público y demás juegos de gran espectáculo.

El documental empieza de forma contundente, con un par de instrumentales potentes, sobre todo The Call of Ktulu. Luego vienen algunos temas que no conozco en absoluto, de sus discos Ride the Lightning y Hardwired… to Self-Destruct, principalmente. Me gustó más The Outlaw Torn, de su álbum Load. Luego viene un descanso, en que Hetfield y los suyos se retiran, y queda la orquesta, para tocar algunas piezas clásicas “especiales”. Pero esto lo sabrán los de Movistar+, porque los espectadores no lo vimos, joder… Me habría gustado escuchar la Suite escita, op. 20 de Prokófiev (una partitura salvaje, que causó un revuelo en su estreno). Y luego, La fundición de acero, de Alexander Mosolov, el compositor ucraniano que también dio rienda suelta a todo el espíritu salvaje de la época, ¡viva la Revolución! ¿Por qué han eliminado la mijilla de clásica que había en el concierto? Sí, vale, estamos ante un concierto de rock puro y duro, en donde la orquesta ni se escucha, en donde los músicos clásicos (tocando con auriculares, tal vez por aislarse un poco de esa contaminación de ruido que es el rock-heavy del copón) quedan arrinconados por la explosión de energía que viene del centro de la pista. Porque al final, todo semeja un grandioso circo. Estamos en mitad de la Sociedad del Espectáculo, ya lo dijo Debord.

Viene la segunda parte, tras el corte intencionado. Ahí la cosa mejora, musicalmente hablando, pero a mí me empezó a vencer el sueño, como de costumbre. No obstante, disfruté de las mejores canciones, sin duda, las que pertenecen al famoso álbum negro. Al comienzo de la segunda parte, hay un momento emotivo, en que el solista de violonchelo toca (violonchelo eléctrico, claro) una versión de Anesthesia – Pulling Teeth (del álbum Kill’ Em All), como homenaje a Cliff Burton, bajista de la banda, que murió en un accidente de autobús durante una gira de la banda por Suecia. Luego vienen Wherever I May Roam, One, Master of Puppets… y la esperadísima Nothing Else Matters, en donde el auditorio se queda a oscuras, iluminado por las linternas de los móviles, miles y miles, que es realmente grandioso. Esta balada, de lo mejor que ha escrito /compuesto Hetfield (un grandísimo compositor de canciones, así como un vocalista estupendo, ahí en plena forma ), crea una especial comunión entre la banda y los miles de espectadores del estadio. Hay que decir que los cuatro músicos están que se salen, destacando a mi parecer James Hetfied y Lars Ulrich, batería. Por último, sale como invitado el famoso director Michael Tilson Thomas, con sus gafitas de diseño, para dirigir (ejem, es un decir) Enter Sandman, también del álbum negro, un tema ideal para despedir el show.

Como ya dejé caer antes: Metallica, de diez; la Orquesta Sinfónica de San Francisco, desaparecida en combate. Qué pena de músicos. Qué mamarracho de director (Edwin Outwater, supongo que será un fan, metido a director, jeje). ¿Hay algún momento en que se oye a los músicos de la orquesta? Bueno, sí, el momento del chelo solista, y luego en la balada mencionada. Y como han cortado el entreacto, pues nada de nada. Pobres músicos, ahí anulados por las guitarras de Hetfield y Hammett, el bajo de Trujillo y la potente batería de Ulrich. Aplastados, incluso. Las cámaras se centran en el cuarteto de San Francisco, y de vez en cuando, casi por equivocación, aparecen los músicos de la orquesta, que dan lástima y no sé qué…, si es que no se oyen, no se sabe bien para qué están ahí. Hetfield se despide, agradeciendo al numeroso público asistente, que ha venido de todas partes, a lo que parece, a juzgar por sus banderas (Chile, Argentina, Brasil, México, etc.). Música para fans, para fanáticos… but not for me!

Ver a Metallica en una sala de cine siempre será una experiencia especial, lo más cercano posible a poder verlos en directo, y no podía dejar escapar la oportunidad de verlos en este especial para el S&M2. Fui a ciegas, sin consultar el track-list, y ya para empezar, eché de menos que se anunciara durante la proyección de qué canción era cada tema que tocaban, porque seamos sinceros, los últimos trabajos de Metallica son bastante flojos, y salvando "The day that never come", lo demás es bastante insulso, repetitivo y poco apetecible, Y ahí viene el error, que después de un inicio muy prometedor, el directo transcurre casi una hora por temas de nuevo cuño, por temas de la Orquesta de San Francisco, que aunque seguramente tendrán mucho mérito, no es lo que apetece ver cuando quieres ver a Metallica. En definitiva, una hora que se hace bastante anodina, pesada, insulsa e interminable.
La última media hora, es para llorar, un espectáculo puro ver y oír a Metallica tocando algunos de sus mejores clásicos.
Sobre la mezcla de Metallica con música sinfónica, francamente, en la mayoría de los temas, irrelevante, ya que entre una batería potente como la de Lars Ullrich, la sonora guitarra de Kirk Hammety, el bajo trepidante de Trujillo y la voz inconfundible de James Hetfield, no hay lugar para escuchar los instrumentos sinfónicos. Solamente en algunos temas más tranquilos como "Nothing else matters" se deja oír y acompaña bastante bien.
En definitiva, una grata experiencia, pero creo que el track-list no era el mejor posible, y han abusado de temas de los últimos álbumes, que son bastante mediocres.

Hace mucho que paso de Metallica porque hace mucho que estos señores dejaron de crear algo medianamente potable. Pero bueno, el tema de escuchar una mezcla de metal y música clásica me resultaba a priori atractivo, y me decidí a ver el concierto.

El principal problema es que la mayoría de los arreglos compuestos para la ocasión no pegan, desentonan en casi todas las canciones, en algunas se hacen insoportables y en otras llegan hasta destrozarlas (véanse 'One' o 'Master', y mira que es difícil destrozar 'One'). Las mejores son el extraordinario instrumental 'Ktulu' y 'The outlaw torn'.

Hetfield es sin duda un buen vocalista, mucho mejor de lo que él y la mayoría de sus seguidores piensan, y aquí está simplemente soberbio (suponiendo que no se haya 'tocado' la voz en la edición). Y sobre Ulrich más de lo mismo: un bateria mejorable y un auténtico gilipollas.

Lo siento, hasta dentro de otros muchos años. Que os sigan vuestros nuevos amiguitos.