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El triunfo

Comedia Aunque esté en el paro con frecuencia, Etienne (Kad Meran) es un entrañable actor que dirige un taller de teatro en un centro penitenciario. Allí reúne a un grupo insólito de internos para representar la famosa obra de Samuel Beckett 'Esperando a Godot'. Cuando consigue la autorización para realizar una gira fuera de la cárcel con su pintoresca troupe de actores, a Etienne se le presenta finalmente la ocasión de prosperar. (FILMAFFINITY)  [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
21 de febrero de 2022
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La premisa de El triunfo es prometedora: inspirada en hechos reales, cuenta la historia de un grupo de presos que decidieron interpretar la obra de Samuel Beckett Esperando a Godot. Afortunadamente, Emmanuel Courcol ha sabido sacarle partido y dirigir una comedia inteligente, propia del cine francés.

Es una propuesta muy entretenida y divertida, con escenas que provocan carcajadas. Además, es un título emotivo que profundiza en la superación personal, pero sin caer en el sentimentalismo. El director consigue hilar bromas sobre un asunto serio sin dejarse llevar por clichés ni con la intención de suscitar emociones a la fuerza. Entre los diversos disparates, el film invita a reflexionar sobre la relevancia de la cultura entre colectivos desfavorecidos o la posibilidad de revertir situaciones adversas.

Asimismo, la particularidad de que varios presidiarios se conviertan en artistas coloca al público ante la compleja disyuntiva de en qué manera dirigirse a ellos: es duro observar cómo en un momento se les trata como a estrellas y acto seguido como a delincuentes. Esta aparente contradicción invita a pensar sobre el tipo de relación que cada persona tiene con las demás y si esta dinámica es justa, necesaria o beneficiosa.

Kad Merad deslumbra como profesor de teatro, ayudado por el gran trabajo del resto de actores, que resultan muy convincentes. Y junto con el buen hacer del reparto, destaca también la definición de personajes: todos ellos están cuidadosamente trabajados y cada uno tiene un toque especial que permite al espectador conectar con ellos.

En definitiva, El triunfo es una película que logra plantear con mucho humor temas importantes. Aunque aparecen numerosos insultos y alguna secuencia –breve– incómoda, tiene gratas sorpresas y conmoverá a la audiencia.

www.contraste.info
Revista Contraste
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27 de febrero de 2022
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que los franceses se manejan muy bien en este tipo de películas de superación a través de las artes, en este caso el teatro.

En la presentación de la peli los políticos franceses sacaron pecho por su acción rehabilitadora a través de la cultura en los centros penitenciarios.

Francia es un país que dedica buena parte de su presupuesto en cultura, como unas veinte veces lo que España.

La peli tiene un buen desarrollo con un reparto muy coral, dando una imagen amable de todos los personajes.

Me interesa la historia que hay detrás de Étienne, ese actor fracasado que se empeña en hacer una difícil obra teatral con cinco reclusos.

Basada en los hechos reales que ocurrieron en Suecia en la década de los ochenta. Los galos se la apoderan como propia.

Todo su desarrollo es buenista y siempre insistiendo en el espíritu de superación a través del arte.

Como ya sabéis estuve 15 años y un día trabajando en prisiones, casi todo en Alcalá Meco.

Siempre me llamó la atención que los programas que se desarrollaban estaban dedicados a un número muy reducido de presos.

Recuerdo un programa de Cruz Roja hacia drogodependientes con Naltrexona, en el que intervine de manera muy importante, estaba dedicado a 15 reclusos, cuando los toxicómanos en ese momento en la prisión podían ser seiscientos.

Aquí me pasa lo mismo. Parece que la acción “salvadora” del teatro sirva para reinsertar a todo un colectivo, cuando solo se dedica a seis presos. Eso es solo una gota en un mar de aburrimiento y abandono.

No digo que esté mal, pero es solo una gota, una aportación mínima a intentar una sociedad mejor.

Curioso que los políticos franceses saquen pecho de un suceso ocurrido en Suecia y por el empeño personal de un actor, en contra de todo un complejo entramado legal y burocrático.

Mi puntuación: 6,02/10.

Chistes y críticas en holasoyramon.com
holasoyramon
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19 de febrero de 2022
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El absurdo, según Camus

El filósofo existencialista Albert Camus, también francés, dedicó su vida y obra a diseccionar metódicamente el concepto del absurdo. Él lo definía como la sensación de frustración, impotencia y desamparo que nos provoca el divorcio entre nuestra mente razonable y causal, y el universo carente de motivo, planteamiento y destino. Nuestra particular forma de entender la realidad, no la transforma ni la dirige. Ésta se rige por una única norma: la nada.

Camus ilustra el sentir absurdo a través del mito de Sísifo. Según la mitología griega, Sísifo era el rey de la actual Corinto, un mortal, que con su gran astucia fue capaz de burlar a la muerte dos veces. El castigo que recibió por sus engaños fue el de subir cada día a cuestas una gran roca por la ladera de una montaña. Cuando lo conseguía, la roca caía por su propio peso y había de volver a subirla, y volvía a caer, y la volvía a subir. Así eternamente.

Para Camus, este es el peor castigo imaginable que puede sufrir un hombre inteligente. Ser consciente de que lo que hace todos los días, horas y minutos de su vida, es una actividad vacía, inútil y carente de todo significado. Despertarse-desayunar-metro-trabajo-comer-trabajo-metro-casa-dormir-despertarse. ¿Dónde está el fin? –y valgan para esta pregunta todas las acepciones de fin.

(Por supuesto, esto es un micro-extracto sintetizado y liofilizado de una parte concreta de la filosofía de Camus, pero esto es un artículo sobre cine)

*La frustración es clarividencia

“El hombre absurdo”, sin embargo, no es alguien a la larga triste y amargado. Al contrario de lo que pueda parecer, Camus es un vitalista. Entiende que la nada no implica finalmente la tragedia, sino el ser dichosos, gracias a ser conscientes de la misma. En el momento en que Sísifo se hace consciente de su absurdo destino, vacuo, fútil, frustrante, también comprende que todos los destinos de todos los hombres son vacuos y fútiles, y que, en un mundo sin reglas, ni amo, ni plan, no podemos decir tal cosa como que tenemos mala suerte. Sísifo comienza entonces a disfrutar del tranquilo silencio de su montaña, el suave verdor de la hierba en el suelo, mecida por la brisa vespertina cuando el sol se esconde tras los contornos de su roca. Sísifo es feliz.

En la entrevista que hicimos a Emmanuel Courcol a tenor de El triunfo, confesó que se hizo guionista por sus frustraciones como actor, y que se hizo director por sus frustraciones como guionista. El siguiente paso lógico sería hacerse productor… Parece lícito, quizá definitorio del hacer humano, el entender la frustración como propulsor de la creatividad. La misma frustración que lleva al protagonista de la cinta (Kad Merad) a dejar a un lado su carrera de actor, para emprender la absurda aventura de representar a Beckett en una prisión.

*El absurdo, según Beckett

La sociedad europea post Segunda Guerra Mundial estuvo empapada de absurdo. Camus y el existencialismo filosófico lo teorizó, pero el sentimiento de absurdo devoraba cada palmo de tierra calcinada, cada calleja y cada cloaca. Los preceptos clásicos, las ideas establecidas, las creencias tradicionales, habían desembocado en la mayor catástrofe imaginable. Habían perdido el asidero al que agarrarse, eran extranjeros en su propia tierra.

Los artistas necesitaban alejarse todo lo posible de esas bases arcaicas, habían de ser extirpadas sin anestesia. El arte ya no era trascendente, y sus principios habían sido cuestionados. Deconstruyeron sus disciplinas, las viviseccionaron, las redujeron hasta el átomo y trataron de comprenderlas a niveles de pensamiento muy complejos. La pintura, con movimientos como el expresionismo abstracto de Pollock, que ya no se basaba en una vanguardia idealista y revolucionaria como en el surrealismo, sino en una exploración de la anomia; la música, con reacciones como la música concreta, el serialismo o la música aleatoria; o la literatura, con el teatro del absurdo de Ionesco, Fernando Arrabal en España, y, por encima de todos, Samuel Beckett.

Los dramaturgos del absurdo (que no son Miguel Mihura, Monty Python ni Muchachada Nui) se rebelan contra el realismo y las estructuras clásicas, se dinamitan los actos, se pulverizan las intrigas. Incluso, atacan al mismísimo corazón y esencia del teatro: la acción. Esta pierde su sentido. Las representaciones son anti-obras, donde la propia escritura no está divorciada del contenido, formando el qué y el cómo un todo en sí mismo. Los personajes ya no poseen una definición clara, ni psicológica ni funcionalmente.

*La gran broma

Emmanuel Courcol en su El triunfo nos habla, desde el principio de la cinta, del mensaje contrario. Nos habla del arte como una opción moral salvífica, vehículo para la trascendencia.

Los presos empiezan yendo a clases de teatro como pasatiempo, como tentempié espiritual hasta que se acabe su condena, como tentemozo de su integridad. Les va gustando, van perdiendo la vergüenza, se van imbuyendo de la dignidad del drama. Disfrutan de salir de prisión para representar su obra, como liberación pasajera. Pero pronto comprenderán que no existe mayor libertad que la de un artista en el ejercicio de su arte. Pueden fugarse en esas excursiones, pero deciden no hacerlo, pues la fuga espiritual sobre las tablas supera con mucho a la libertad física de poder salir a la calle. Los celadores les quitan los regalos de sus fans, y les acaba dando igual. Han entendido lo que es ser actor. Y entonces…

La escena final de El triunfo es el remate del gran chiste, la culminación de la gran broma de la vida. Emmanuel Courcol niega de golpe su propia premisa, dejándonos con una extraña sensación de engaño, de irracionalidad, de absurdo. La misma sensación de la que hablaba Camus. Quienes la hayan visto, lo entenderán. Con razón, Beckett al conocer el final de la historia real en que se basa la película, dijo algo así como: “Era lo mejor que le podía pasar a mi obra”.
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Escrito por Carlos Acosta
Cinemagavia
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1 de noviembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, entiendo la ironía de la historia y la metáfora.

Sobre el papel parece una buena trama, pero luego viene la peli y te maltrata con situaciones pretendidamente cómicas que te congelan la sonrisa, giros dramáticos empalagosos que te suben el azúcar, personajes de cuento de hadas políticamente correctos y un director de teatro con menos carisma que un buzón de correos.

Me costó acabarla esperando un final que elevara el nivel, y he aquí que es como toda la película: soso, artificioso, ñoño, casi insufrible.

Para incondicionales del cine francés.
Vitriolo
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19 de enero de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basándose en un caso real ocurrido en Suecia en 1980, el director de "Alto el fuego" Emmanuel Courcol consigue una película  conmovedora, sin caer en la redundancia o los clichés sentimentales típicos de este tipo de films de superación personal.  Los personajes están bien definidos, tanto el del profesor tenaz y padre frustrado como el grupo de presos no profesionales que ven una pequeña salida a su situación en prisión.

Etienne, es un actor que lucha por llegar a fin de mes, solitario y con una hija a la que apenas ve se siente algo frustrado. Cuando contacta con el su amigo Stéphane , un director brillante de teatro para proponerle llevar un taller en una prisión, este accede. Tras ver a unos cuantos presos ve que hay cierto talento y apoyado por una benevolente directora, se embarca en un loco desafío: poner en escena "Esperando a Godot" de Samuel Beckett... 

Con aire dramático se desarrolla esta comedia inteligente que no estará exenta de sorpresas, la actuación de Kad Merad es sobresaliente, aunque está ayudado por una tropa de jóvenes actores que interpretan a los reclusos.

La importancia de llevar la cultura a personas desfavorecidas es el claro mensaje del film, y al igual que ocurría en "Full monty", una situación personal precaria puede dar la vuelta con algo de ayuda que te permita continuar tu vida con algún aliciente más. 

Tras su paso por Cannes y clausurar la Seminci en 2020, se estrena en cines el 25 de febrero.
Destino Arrakis.com
videorecord
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