A Bloody Aria

Como saben estos coreanos rizar el rizo. Nunca sabes como pueden transcurrir los acontecimientos, por lo menos a medio plazo. Empiezas pensando que ésta será una versión asiática de películas donde una pareja se pierde y se encuentra con las personas equivocadas. Luego descubres que ni es una pareja, ni intentan venderte unos personajes felices e ideales. A veces los capullos también se meten en problemas sin haberlos buscado. Más tarde, la historia se transforma en un “bulying” de los más duro, hacia un personaje que ni siquiera era de los principales. Y tras más de una hora de un suspense terrible, todo estalla. El guión se acelera pero sin salirse de los raíles, en busca de un final justo e inmejorable. Cada personaje, recibirá lo merecido, donde el más malo de todos sufre un irónico destino, para que sepamos que quien la hace la paga, aunque sea años después.

Toda la película está rodeada de un humor negro, que conseguirá sacarte algunas risas culpables pero que completan el vacío de la primera hora. Cabe destacar, el terrible manejo del director a la hora de mantener el suspense.

La excesiva necesidad del azar le resta calidad al filme, pero ni un ápice de su capacidad de entretener y dejarte con la boca abierta.

Muy buen film, un thriller rural con gran guión y dominio del ritmo, no se hace tedioso para nada y pensemos que la mayor parte del film sucede en un solo escenario!!!!

Para los que valoren más las ideas que el presupuesto una pelicula que realmente hay que ver, aparte de crear un nuevo tipo de thriller, el trhiller rural.

Todos son personas aparentemente normales....

8.5/10 Si te gustan las peliculas diferentes,hay que verla!

Otro thriller coreano que cumple sus expectativas podría ser perfectamente el titulo de esta crítica. Así es también como podría definirse la película de Shin-yeon Won, A Bloody Aria (2006). El filme se encuentra en el género que mejor dominan los surcoreanos o por lo menos el que más reconocimiento tiene fuera de su país. Si hubiera que destacar algo por lo que se diferencia este filme de la mayoría es por una extraña estructura narrativa que emplea la película.

La película nos presenta a dos personajes que en principio el espectador piensa que son los principales. Se trata del personaje femenino que interpreta Ye-ryeon Cha (In-Jeong) y el masculino Byung-joon Lee (Young-Sun). Él es un conocido profesor de ópera, y ella suponemos que una de sus estudiantes. A pesar de estar casado, las intenciones de este personaje son las de acostarse con su pupila. Sin embargo, mientras busca literalmente un picadero donde realizar su acción, se encuentra con tres personajes que están torturando a un joven que interpreta Kyeong-ho Jeong (Hong-Bae).

En realidad podríamos hacer incluso una ensalada de personajes y padecer el síndrome del occidental que es incapaz de distinguir a asiáticos, pero lo cierto es que la historia de los dos principales y con los que empieza en filme en realidad son un truco que emplea el guión para involucrar al espectador en la historia. Mediante ellos se nos cuenta la trama principal, que está ligada más con lo que ellos ven que con sus propias historias, que en realidad son irrelevantes. Mediante esta focalización transcurre todo el metraje del filme. La película nos hace de esta manera testigo de todo lo que pasa, y en cierta manera sufre con los dos involucrados (menos con Young-Sun, que en el filme está dibujado de una manera evidente para que el espectador le odie).

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Conclusión

Un thriller que para los amantes del cine coreano es indispensable. Para los demás quizá pueda hacerse un pelín cuesta arriba, especialmente en los primeros minutos, pero pasado esta primera parte del metraje el filme te tiene ya en sus manos.

Crítica escrita para https://cinemagavia.es/

El cine coreano se ha destacado siempre por la poca piedad de sus directores hacia el dormido público occidental y por la mucha pasión y cuidado que le ponen a sus filmes. “A Bloody Aria” es otro ejemplo más de ambas cosas.

El filme trata de un profesor de canto que tiene la mano muy larga. Se encapricha de una alumna y se la lleva a un descampado donde intenta tocarle todos los instrumentos, pero como se le ve el plumero, ella huye despavorida. Creyendo que volverá, ya que están a muchos kilómetros de cualquier parte, se encontrará con unos indeseables que no esperaba…

Pudiera parecer que estamos ante una historia de violencia gratuita, al estilo de “Funny games” (1997). Hay violencia verbal, física y psicológica, pero Shin-yeon Won la presenta con su talento especial para crear el ambiente necesario que prepara al espectador para cuando la burbuja explote. La narración va creciendo en tensión conforme se van incluyendo personajes: una sarta de perdedores peligrosos, con malas ideas y comportamientos claramente hostiles. No se salva ni el tato; la única víctima de todo el reparto es la muchacha desde el primer minuto.

Otro elemento que llama la atención es el desarrollo de todo el metraje en un único escenario, un paraje abandonado cerca de un río y apartado de la carretera. De todas formas, el director se las ingenia para que esto no sea un problema y el espectador se centre en lo que está sucediendo allí más que en cualquier otro aspecto secundario. A pesar de esa percepción de escasez de presupuesto, la fotografía está muy cuidada, y se puede disfrutar de algunos planos notables.

He leído en algunos comentarios lo bien que el director deja atado todo al final, pero mi percepción es distinta. Si bien consigue dejar explicadas muchas cosas y reparte justicia para todos, lo hace de una forma algo cogida por los pelos y poco realista, aunque hay que reconocer que resulta efectiva. Desde luego, no se le puede tachar de poco original.

En general, estamos ante otra buena muestra del buen hacer de los directores asiáticos cuando se trata de meter desazón en el espectador. Recomendable.