Patrick

Film de terror sobre la telekinesis (la capacidad de mover objetos mentalmente) en el que un traumatizado y despiadado enfermo comatoso se dedica a atemorizar a todo un hospital. Sin ser nada del otro mundo, Patrick se trata de un dignísimo ejercicio de género que funciona en todas sus facetas artísticas, sobre todo en lo que a la realización se refiere. Con escasos pero efectivos recursos, Richard Franklin, quien más tarde dirigió las secuelas de Psicosis y F/X, efectos mortales, consigue mantener la tensión y el interés en todo momento, e incluso lograr alguna imagen digna de permanecer en nuestra retina (el film se abre con una memorable escena de sexo reflejada en un pomo del cabezal de la cama); no en vano, fue Franklin quien se llevó el galardón al mejor director en la edición de aquel año del festival de Sitges.

Recuerdo haber visto 'Patrick' cuando en mi pueblo existía el vídeo comunitario. Por aquella época, sólo había dos o tres canales de televisión, que se limitaban a emitir películas de la época dorada de Hollywood. 'Patrick' era más carne de VHS que de televisión pública.

El caso es que no era el estilo de películas que estaba acostumbrado a ver. Yo, casi un niño, entrando en la adolescencia, era fácilmente impresionable. O al menos, lo suficiente para que esta película se me quedase grabada a fuego.

En la primera escena Patrick ve cómo su madre se lo pasa pipa con un amante en la bañera. Entonces el chaval no tiene nada mejor que hacer que lanzarles el radiador para que se electrocuten. En la siguiente escena en que aparece, ya han transcurrido 3 años en los cuales nuestro protagonista ha estado en coma ¿Cómo ha llegado a ese estado? Pues parece que por un shock emocional.

A medida que la peli avanza, una enfermera nueva que han puesto a su cuidado, se da cuenta de que Patrick es consciente de lo que pasa a su alrededor, y de que tiene siniestros poderes extrasensoriales. Eso, siendo yo un chavalín, daba mucho miedo. Además la peli tenía el añadido del morbo sexual, con topless, libertinaje, y como cuando la enfermera va tocando partes del cuerpo del paciente y termina por ponerlo 'to palote' ¡Que está en coma, pero no muerto!

Ahora, viéndola de nuevo, la peli parece más un chiste que otra cosa, aunque tiene ese sabor genuino de película de videoclub que a algunos tanto nos gusta.

Una enfermera entra a trabajar en una institución donde deberá atender a un paciente muy especial. Se llama Patrick, se encuentra en estado catatónico y a su alrededor ocurren extraños fenómenos.

Pequeño título de culto australiano y setentero, con la moda todavía reciente de los poderes extrasensoriales (en este caso, telekinesis); notable la interpretación del tal Patrick, con una presencia física turbadora y consistente en no mover un sólo músculo facial, en la fina línea que separa lo vivo y lo inerte y objeto de inquietud y recelo para quienes le rodean... la sensibilidad de nuestra heroína descubrirá en él lo que nadie más ve, siendo difícil que alguien crea en ella. Por lo demás, y aparte quizá de la secuencia inicial a modo de flashback (con juegos de espejos tirando a lo gratuito) pienso que estamos ante una película muy mala y una nueva demostración de cómo el tiempo cubre determinados films de una pátina de lustre y de nostalgia que quizá no merecen, pese a que ideas las hay. Pero es que está pésimamente narrada, con muy serias dificultades de ritmo, incapaz de centrarse entre una galería de secundarios que en el fondo importan poco y una serie de reflexiones de pacotilla en torno a la eutanasia, la condición humana, los problemas de la prota con los hombres…

Vamos, que faltaría alguien al mando para darle cierto sentido a una trama que es un desaguisado donde se pierde completamente cualquier ilusión de terror o de suspense. Hay algún detalle incluso picante (se trata de una relación un tanto “especial” la de Patrick con la cuidadora -actriz, por cierto, de lo más sosainas y con un único registro-), pero esto no redunda en grandes dosis de originalidad o sorpresa. Mencionaría a la estirada directora de la institución, quizá el mejor personaje y el que sin lugar a dudas estaría encantada/encantado de interpretar Tilda Swinton en un hipotético y moderno remake de esta cosa, de la que incluso se hizo una copia costrosa italiana.

Descubrí la existencia de esta película en un podcast de Campamento Krypton. Hablaban de ella moderadamente bien y con cierto estatus de película de culto. Resulta que pertenece a una pequeña corriente que se conoció como Ozploitation (Australian+Exploitation) que tuvo lugar en los 70 y 80 consistente en grabar cintas de terror y fantasía de bajo presupuesto manufacturadas en Australia, pero con acento americano para comercializarlas en todo el mundo. La más famosa y resultona posiblemente sea la primera de Mad Max.

La cinta que nos ocupa, pues sinceramente aburre bastante. Tal vez en su tiempo tendría su gracia, pero ahora mismo resulta lenta, desapasionada y predecible. Los efectos especiales son muy mínimos, el terror no se ve por ningún lado y los intentos de resultar desagradable son muy burdos. Lo más destacado tal vez sea la inolvidable cara del personaje que da nombre la película, con sus característicos ojos saltones y mirada perdida en el infinito. Podría calificarse de cuasi-icónico.

De esas cintas que se quedan en el terreno de demasiado mediocre para ser considerada una buena-mala película. No alcanza cotas quaremfílmicas.

Película completamente prescindible, que no aporta absolutamente nada al espectador. En cada momento miraba el tiempo que faltaba para que acabara. Son 107 minutos que se hacen interminables. Esta película no se la comen ni las moscas, y ya sabéis qué comen las moscas ¿verdad? pues imaginad el bodrio semejante que es.
Sólo hay un detalle bueno en toda la película, que lo especifíco en la "Crítica con spoiler".