El tren fantasma (Cuentos asombrosos) (TV)

Dirigido nada más y nada menos que por el gran Steven Spielberg, 'El tren fantasma' es la encargada de poner la primera de las 45 piedras que forman la serie 'Cuentos asombrosos', emitida por la NBC a mediados de los ochenta.

Spielberg es de los pocos que puede presumir de que una película, más bien mediometraje, consiga ser indultada de entrar al cajón de los suspensos a pesar de tener uno de los argumentos más ridículos que haya visto en mucho tiempo. El aprobado se lo gana gracias a esa sensación de volver a ser niños creyendo en trenes fantasmas que viajan hasta el más allá perdiéndose en el horizonte. Además que bueno, tanto el trabajo de maquetación de la locomotora como los efectos especiales están muy logrados, algo de esperar por otra parte del amigo Steven.

Una historia cargada de fantasía y ciencia-ficción que nos sumerge dentro de un entretenimiento bastante cómodo y familiar pero que no da ni un sólo respiro a tanta inventada en su guión e incluso alguna incoherencia temporal con la edad del abuelo cebolleta. Bien es cierto que el tiempo de su metraje está muy pillado (22 minutos), pero quizá una presentación sólida de los personajes y algo más de intriga en la trama no la hubiesen venido nada mal.

A pesar de la ligerísima decepción del primer capítulo, por ser de quién es más que nada, impaciente me hallo por ver el resto de episodios los cuales tengo la sensación de que me llevaré muchas sorpresas.

La verdad que Spielberg sabe como dirigir y hacer de un drama una cosa bella, esa es la principal razón por la que se ha convertido en unos de los directores más importantes del siglo.
Spielberg me gusta pero en ningún momento me apasiona, dos o tres películas suyas me han marcado pero para nada aplaudo su obra, es un director muy comercial, el gran sello americano.
Con estos cuentos comenzaba el joven director a hacer sus pequeños logros, pequeñas historias que son la esencia de su cine posterior, la esencia visual y moral pues como he dicho antes, sabe hacer de un drama un dulce cuento para poder dormir.
El tren fantasma es una reducción del espíritu de Spielberg, me gusta, me entretiene pero no me aporta nada más, es agradable de ver, fue para el gran director un ejercicio de dirección.

57/01(01/12/23) No apto para diabéticos este primer capítulo de la serie ochentera de tv (de los 45 que tuvo) creada por Steven Spielberg para la NBC, amén de estar dirigido por él mismo (tuvo otro episodio más con …). Un relato que tiene los componentes que hicieron en los 80 el Rey Midas de Hollywood al cineasta de Cinccinnati, un pronunciado sentido nostálgico, con historias de niños mezcladas con lo sobrenatural-ciencia ficción. En este caso se le va la mano con el azúcar en este relato en la que intenta hacernos revivir nuestra infancia y nuestro amor a los abuelos. Nos sumerge de buenas a primeras en un universo donde las reglas son arbitrarias, suceden porque sí. El anciano protagonista dice que va a pasar un tren fantasma por en medio de una casa y será así por imperativo del guion, no hay asidero posible para dar mínimo cimiento a esta aparatosidad, y por supuesto sabemos nadie creerá al anciano, salvo por supuesto el nieto, a la par que sabemos que si el (loco) del viejo lo dice es porque pasará, y lo peor es que nada te sorprende. Todo arrancando de una historia del pasado cogida por los pelos, un argumento que parece escrito por dos monos borrachos, y que es repasado el libreto por un osito mimosín. Un entretenimiento familiar bastante plano, con ansias lacrimógenas que te quieren meter a empujones. 22 minutos que transcurren por una senda muy ajada en sus ansias de querer conmover con elementos pueriles. Adornando el panorama de personajes clichés, donde la capacidad de intensidad dramática o suspense resultan inexistentes.

Un matrimonio construye una casa en una propiedad adquirida en medio del campo, después de haber dejado Chicago. Tienen un niño pequeño y un abuelo. De alguna manera el anciano sabe que la casa está "construida en el lugar equivocado", él creció allí, y tiene una historia trágica a su espalda. Él y el niño construyen un vínculo mientras contándole historias sobre nativos norteamericanos él expresa sus extraños puntos de vista sobre las cosas. El niño está lleno de resentimiento por haber sido obligado a trasladarse allí.

Se supone que en el clímax debemos sentirnos sensibilizados, pero como todo me ha llegado a empujones, me rebelo contra la burda manipulación y con ello la frialdad es la nota predominante. Todo acaba y la sensación es de vacío.

Es un relato que parece dirigido por un seguidor de Spielberg, pues se reboza en sus defectos hasta producir arcadas tanto almíbar.

A destacar la presencia del niño Lukas Haas que con 9 años da vidas al nieto, este mismo año compartió cartel con Harrison Ford en el gran thriller “Único testigo”. NO fue su debut, pues con 7 años lo hizo junto a Kervin Costner en el drama “Testament” (1983) de Lynne Littman.