Cuando he visto que la habían nominado a los Oscar, no me he podido resistir a opinar.

La vi hace unos meses cuando se estrenó. No me salí del cine porque mi pareja le estaba prestando cierta atención, pero la sufrí prácticamente desde el principio. Esa sucesión de mamporros sin ton ni son es infumable. Horrorosa. Chistes sin gracia ninguna escritos por una mentalidad de no más de trece años.

No sé si es la peor peli que he visto en mi vida (Quizá, “Desde que amanece, apetece” sea peor). Pero sí que es la peor que he visto en mi vida en el cine. No sabía cómo entretenerme ya sin salir de la sala. Le di seis vueltas al Marca, al As, a todas las redes sociales y a borrar fotos mientras el tiempo pasaba despacico.

Cuando por fin terminó, me sentí cabreado y liberado.

Meses después de haberla visto no recuerdo nada del argumento. Solo recuerdo el horror, que me ha vuelto al descubrir las nominaciones.

No la vean. Por salud mental.

Teniendo en cuenta mi sobra de tiempo por causa de una convalecencia con baja laboral por culpa de una bacteria que creíamos en este país erradicada, he sido capaz de tragarme este bodrio. Diálogos absurdos e irrisorios, malas actuaciones generalizadas (una pena, Vicky Luengo, tenía fe en ti) y, lo peor, el argumento. Una brasa tremenda que la habría escrito mi yo de doce años con todos los tópicos de pelis y series americanas. Todo lo hemos visto ya antes. Salvo del sinsentido general la escena de las aceitunas bailarinas y voladoras, muy divertida. La madre de Jon, aun con abuse de tópicos, enternecedora.