Es así. Desde la primera escena es todo poco creíble, algo chirría a lo largo de la película, los personajes no acaban de encajar en sus roles, los detalles están poco cuidados, pretende tener un toque de Coen en medio de la nada en una historia donde todo lo malo que pueda pasar, pasará. Y sin embargo sólo consigue tensarte una historia grotesca cuyo transcurso deambula como improvisado.

Al final lo único que queda de la película es la elucubración sobre el paralelismo entre la novela y la película, en una historia en que ni novela, ni película ni cómo ambas se relacionan están bien hiladas.

La mayor proeza de esta película es que, flaqueando en más de un momento la interpretación Eduard Fernández y en menor medida de Carlos Santos, la película es buena y te mantiene en vilo. No sólo es fiel a la historia según se ha contado en previos artículos y documentales, si no que te muestra que hay Pequeños Nicolases que triunfaron en la España de la transición y no acabaron siendo cómplices de Telecinco.

Es recomendable de todo punto tanto para quien conoce la historia como para el que no, es comedida en dar explicaciones a lo largo de la película, y tiene un ritmo excelente.

Un trailer que crea mucha expectación con los cuatro momentos intensos de la película. Un final predecible, ni si quiera nuevo. Fiel al estilo de grabación, y aceptablemente cuidadosa con los detalles. Pero lenta, por debajo de las expectativas y decepcionante. Solo es una buena impronta de lo que podría ser un viaje a otra luna (algo aburrido, dos años en una nave).

La película salva el pellejo en la última hora, pero tienes que aguantar la otra hora y media – algo así como un libro que arranca al pasar la mitad – una inversión de tiempo arriesgada, pero que al final de alguna manera resulta.

Bradley Cooper hace varias interpretaciones estupendas, manteniendo a lo largo de la película la inconsistencia de su personaje. No sabemos si es un tipo malo, un sociópata, un alma en pena, todas o ninguna. Tras ese desconcierto que dura nada menos que 1 hora, descubres que la película acaba de empezar y entonces empiezas a interesarte. El romanticismo da paso a lo macabro en algún momento, y el guión se vuelve inteligente y enrevesado dejando atrás el glamour escénico.

Es una película que aborrece dando demasiadas explicaciones y cae en tópicos y escenas típicas que nada tienen que ver con la historia de fondo, que es buena en esencia, incluso mezclando temas más que manidos en este género. Una buena idea no sirve de nada sin una buena ejecución. Siendo el planteamiento, la idea, y los personajes buenos, es una película que caerá en el olvido. El guión tiene tropezones absurdos, cae en la imprecisión pretendiendo ser explícito y vender algo que no existe al espectador, menospreciando así su imaginación.

La caracterización de B. Affleck tiene algún momento bueno, pero es en conjunto absolutamente inverosímil, queda mejor como pasmarote junto a Rosamund Pike.