Se pierde una oportuniad de oro para presumir de una gesta heroíca llevada a cabo por unos españoles.
Lo políticamente correcto empaña unos hechos que no encajan con los estándres actuales y cae intencionadamente en el error de identificar España con las decisiones de los governantes de turno, algunas veces tan cobardes, traidores, corruptos e incompetentes como los de hoy en día.
La última media hora de película parece que la haya rodado el propio Trueba.

Una de las mejores películas de todos los tiempos. Además de la espectacularidad de la historia y de lo enternecedor de los personajes, lleva intrínseca una reflexión, una lección valiosa de como afrontar aquellas barreras que a todos nos surgen a lo largo de nuestras vidas.

Una serie imprescindible para los interesados en la historia, y concretamente en la II GM, y/o para los aficionados del cine bélico. Todo aquel espectador que no le motiven estos temas lo mejor es que se abstenga.
Como puede apreciarse en numerosísimas críticas, al ver esta serie resulta inevitable acordarse de la película "Salvar al Soldado Ryan" por razones obvias, en las que no me extenderé por ser de sobra conocidas( ambas ambientadas en idéntico tiempo y lugar, está producida por S. Spilberg y Tom Hanks, director y actor principal de aquella, se han aprovechado uniformes, decorados etc).
La comparación resulta tremendamente útil para averiguar, con cierta garantía, antes de ver la serie si te va a gustar o no pues, en mi opinión, si te gustó "Salvar al Soldado Ryan" seguro que te gustará "Hermanos de Sangre" y viceversa.
Ideal para aquellos que hayan estudiado la II GM y quisieran verla recreada con los detalles que un documental no puede aportar. Los efectos especiales, la imagen, el sonido etc. dotan a la serie de un realismo que, valga la exageración, haría bueno a la inversa aquel dicho de "la realidad siempre supera la ficción".
Si por el contrario la historia no te interesa en absoluto, pero te encantan el cine bélico, también es altamente recomendable, pues la serie te situa directamente en el "ojo del huracán", sin entrar al detalle en argumentos sociales o políticos, ni reflexiones relativas a las causas de la guerra, las ideologías de uno y otro bando etc.

La serie en sí es entretenida, y se deja ver si pasas por alto la propaganda del feminismo postmoderno que la impregna obsesivamente, de una forma obscenamente obvia cuando pretende ser subliminal, del mismo modo que los protagonistas de médico de familia desayunaban siempre con veinte cajas de donuts encima de la mesa para que se viera bien la marca, como por casualidad, como si todas las familias desayunaran de bufet antes de ir al cole.
Siguiendo el modelo de las comedias afroamericanas de los 90, donde los únicos blancos que salían eran tontos o malvados, en esta serie los únicos hombres que salen son policías inútiles, becarios, amos de casa o violadores.
¿Alguien se imagina en 2020 una serie de detectives donde la investigación la lleven un equipo de 4 hombres cuarentones experimentados y una becaria de 20 que les lleva los cafés? Pues así es esta serie pero al revés.
La verdad es que todos estos "detalles" no me importarían en absoluto si no tuviera la absoluta certeza de que, si se rodara una serie donde las únicas mujeres que aparecen fuesen criminales o floreros, sería un escándalo que nos haría pagar con la penitencia de soportar a las Leticias Doleras del mundo occidental 24 horas dando la chapa por la cosificación de la mujer (véase recientes polémicas con El Irlandés o Richard Jewell).
En definitiva, si sois fanáticas de la teoría de la conspiración heteropatriarcal, o alguno de sus aliados masculinos, esta serie es de culto. Retozaréis como cochinillas y cochinillos en el barro con las estadísticas rigurosamente falsas que van soltando, sin dejar de aparentar veracidad (más de un 40% de policías maltratan a sus mujeres).
Para el resto, una más, ficción para pasar un rato entretenido.

En mi opinión, todos los documentales que he visto hasta el momento en Netflix duran demasiado para la historia que tienen que narrar (Vease el de crossfit, el de Alí, en de Iverson...), pero sin duda este se lleva la palma.
Es muy interesante el tema principal, relativo al genocidio de comunistas en Indonesia, y la forma de contarlo de sus protagonistas más directos.
El hecho de contar una masacre de tal magnitud por los propios verdugos que la perpetraron es, desde luego, original, pone los pelos de punta escuchar sus atrocidades y estremece la frialdad con la que lo hacen.
Sin embargo, esta sensación desaparece a los 40 minutos aproximadamente para dar paso al tedio y al sopor, con la única motivación para seguir viendola a partir de entonces de esperar algo distinto que nunca llega, del mismo modo que tampoco se profundiza más en los acontecimientos históricos propiamente dichos, lo que hubiese justificado la dilatada duración, al menos, para entender mejor el conflicto de Indonesia, desconocido para la gran mayoria del público, entre la que me incluyo. Un conflicto que trajo causa un genocidio que, por desgracia, tampoco es una excepción en nuestra historia más reciente (La revolución cultural en China, los jemeres rojos en Camboya etc.)
Me desconcierta la altísima valoración que recibe de algunos críticos y usuarios, no por la crudeza de los testimonios ni por el tema de fondo, sino por lo aburridísimo que resulta en su conjunto las dos horas de cinta.