El mundo ha cambiado a una velocidad asombrosa en los últimos años, la tecnología ha modificado nuestra manera de hacer cualquier tarea: la gente ya no es capaz de trabajar sin un ordenador, salir de casa sin nuestro teléfono es casi inconcebible, internet es un básico imprescindible para la vida de la mayoría de nosotros, tenemos más relación con amigos que están a kilómetros de distancia que con nuestro vecino…

Estos cambios no se han producido tan solo en la vida civil, obviamente todos estos avances han tenido también un gran impacto en la vida militar y el desarrollo de sus operaciones. Será este el principal argumento que explore esta película: ¿está la tecnología deshumanizando, aún más si cabe, nuestra manera de hacer la guerra? ¿Está la guerra contra el terrorismo dando carta blanca a cualquier acción militar?

Tres gobiernos trabajan en equipo para desentrañar una célula de terrorismo islámico: el británico, el americano y el keniano. Los tres implicados desde distintos puntos de vista, los dos primeros trabajan desde la seguridad de la distancia, el último es el que ofrece cobertura a pie de campo. La coronel Katherine Powell (interpretada por una sublime Helen Mirren) ha desarrollado lo que consideraba un plan sin fisuras para capturar una celda terrorista en Nairobi y las cosas se complican cuando a través del espionaje, llevado a cabo por drones, descubren que estos se están preparando para un futuro ataque suicida. Es a partir de ahí que la misión cambia de categoría y pasa a ser prioritaria la eliminación de los terroristas.

A través de la explotación de escenarios fijos y videoconferencias entre los distintos grupos se exploran las diversas tramas y modos de plantear este problema. La coronel quiere eliminar a las posibles amenazas a cualquier precio, los políticos británicos debaten en círculos las distintas perspectivas del problema, ¿es ético? ¿Es un buen movimiento político? ¿Estaríamos legalmente cubiertos en caso de que algo saliera mal? Al otro lado del globo, el piloto del dron que carga con los misiles necesarios para llevar a cabo la misión se encuentra con otro problema de corte moral, al ser consciente de la posibilidad de tener a una niña como daño colateral resultante del bombardeo. ¿Debe cumplir las órdenes de manera ciega? ¿Negarse y declararse objetor de conciencia?

La hora y media de metraje, está brillantemente dirigida por Hood quien ha sabido exprimir y condensar en los 110 minutos que dura la película, el apasionante y estremecedor paisaje en el cual empezamos a navegar militarmente. Las guerras de sillón. Batallas llevadas a cabo desde la protección y la distancia que dan los kilómetros y las pantallas. Hood explora múltiples ángulos en este thriller cargado de suspense mezclado a su vez con crítica a la política de circo que vivimos hoy en día, donde los líderes salen del despacho para participar en eventos ajenos a la ciudadanía o su problemática, donde los escalones más altos de la jerarquía están en vez de ocupando su cargo en el despacho, siendo protagonistas de momentos más propios del mundo del espectáculo que del servicio civil.

En conclusión, podemos afirmar que esta película hace un análisis increíble, explorando todas las tramas y debates morales que van surgiendo a raíz de cada giro argumental en un thriller bélico impresionante que acaba planteando los nuevos retos éticos a los que nos tendremos que enfrentar en esta nueva manera de hacer guerra con drones.

Todo es confuso en esta película y no es que te den muchos detalles y explicaciones de por qué pasa absolutamente nada en ella. Todo azar y mundo random, no tengo muy claro cómo escribieron el guión los creadores, pero sí tengo bastante claro que hubo grandes dosis de alcohol y quizás otras substancias en el proceso.

La historia nos cuenta a través de una chica satélite (?) y un chico vaca (??) cómo se arreglan los corazones rotos y cómo poquito a poco surge el amor entre personas. Y ese punto de vista de cambio de las relaciones tiene su punto interesante, muy intenso y dramático, como todo buen anime, con un plus de magia y robots muy raro.

Curiosa cuanto menos, pero tampoco nada espectacular.

Típica película de pachangueo, entretenidilla y graciosilla para pasar el rato, con algún que otro momento de risas. Pero en general es un caos total, con muchos hilos argumentales y tramas abiertas, con muchos por qués sin respuesta, muchos momentos que no tienen sentido, ni mucha explicación, ni coherencia. Muchos personajes y elementos sin explotar.

Quizás se le fue la noche de las manos a Alex.

Redención es la secuela de Profanación, una serie de películas que relatan los casos en los que trabaja el Departamento Q y que están basadas en las novelas del mismo nombre, escritas por el danés Jussi Adler-Olsen. He de decir antes de continuar con la crítica, que no he visto Profanación pero ni es necesario para entender y seguir Redención y que esta es lo suficientemente buena como para que te entren ganas de ver la precuela, ¡al menos yo voy a hacerlo!
¿Qué nos ofrece pues Redención? Un thriller policíaco con todas las de la ley (jaja, léase el chistaco aquí, que me ha costado): un policía con su cinismo, sus problemas mentales y su odio al mundo. El compañero del policía, el tipo duro de buen corazón. La ayudante de ambos, chiquilla simpática, inteligente y un tanto rarita. La rubiaza necesaria porque toda película necesita una rubiaza que se lance miraditas golosonas con el prota y hacer sentir que va a recuperar la fe en la humanidad y el mundo. Y por último, el malvado que es muy malo y hace cosas horribles sin el cual no habría película.
La historia comienza cuando una misteriosa botella con un mensaje dentro llega a manos de la policía, ésta viendo que hay muestras de sangre en la misma decide derivar el caso al Departamento Q. A partir de aquí la historia se complica, niños secuestrados en comunidades religiosas, ausencia de pruebas, no hay muestra de denuncias al respecto por parte de los adultos responsables… La trama se va resolviendo a lo largo de casi dos horas que te mantienen pegado al asiento. La labor de Mikkel Nørgaard como director es espectacular, sabiendo manejar el ritmo de la película de modo que las escenas de intriga y de acción trepidante, de esas que te vuelven el estómago del revés, hacen que te pegues al asiento del cine y te quedes sin aire mientras se suceden, se intercalen con escenas más pausadas puramente emocionales que permiten al espectador una breve pausa y un respiro emocional. Esto se puede apreciar sobre todo con el uso de la música cuya presencia se hace notoria con una gran banda sonora instrumental y cuyas ausencias han aprovechado para enfatizar los momentos dramáticos y aquellos de acción pura.
Además, si como yo no sois unos grandes amantes de las películas policíacas y de acción porque normalmente suelen ser bastante planas, ¡esta os va a encantar! Ya que el caso policial sirve sobre todo como excusa para la reflexión sobre un tema complejo e intrincado como es el de la religión y el fanatismo religioso, tan de moda en nuestros tiempos: ¿existe un ser superior? ¿Es buena la religión, sea del tipo que sea? ¿Necesaria incluso? ¿En qué punto la religión se convierte en fanatismo? ¿La falta de respeto es solo entre religiones, o también abarca a los no creyentes? Estas son algunas de las preguntas que el guión nos lanza a los espectadores y a las cuales no da respuesta, invitando solo a una reflexión velada en ocasiones y totalmente abierta en otras.
En cuanto la fotografía está muy bien cuidada, con un estilo particular que se aleja de aquella utilizada en los thrillers americanos a los que estamos más acostumbrados. Presenta además durante todo el metraje unos paisajes espectaculares, dando la impresión a veces de ser un anuncio de: visita Dinamarca y sus maravillosos prados de flores y casitas al borde del mar.
En resumen, una película muy bien tratada, desde el punto de vista de la fotografía, la música y el tempo. Con una trama más compleja de lo que parece y cuyo ritmo consigue que las dos hora se te pasen en un suspiro. Totalmente recomendable para aquellos a los que les gusten las películas con asesinos, misterio, pistas, crimen, persecuciones, tiros… y que además quieren ir un pasito más allá y aprovechar para reflexionar sobre algunos temas un poco más trascendentes. ¡Lo mejor de los dos mundos!

Clarísimamente si no has visto la serie, omite ver esta película. El metraje comprime en una hora y media lo que sería una temporada entera sin más, mismos personajes, mismas temáticas, mismos giros, mismos dramas de faldas, misma presentación de la vida vacía e insustancial de la gente de Hollywood.

Los personajes, como a lo largo de las ocho temporadas, han madurado lo mismo que los púberes de Al salir de clase, encasillados en su etapa más púramente teenager, donde lo más importante son las fiestas, el bebercio, las chicas y mucho bro-code. La representación femenina vuelve a ser lo peor, mucha lámpara sexy y poco personaje femenino con un poco de dimensión (quizás podríamos sacar a Ronda de la categoría de lámapara sexy y pasarla a personaje femenino plano sin más), eso sí, mucha extra guapa enseñando cacha durante toda la película, ¡que no falte carnaza!

El argumento es bastante insustancial y hay tramas que se abren y se cierran en unos 20 minutos, con sus consiguientes momentos "wtf?". Aún así el ritmo es bastante ágil y tiene grandes momentos y frases brillantes que consiguen arrancar algunas carcajadas. Para un día de lluvia con colegas, puede llegar a ser peliculón.