Me parece una buenísima adaptación de la novela del agrio Palahniuk.

La teoría politica de la película no tiene desperdicio y a mi modo de ver, todo aquel cinéfilo que se quede en la violencia de la película es alguien que ve las peliculas una vez mientras charla sobre futbol y se queda con el bombardeo de imagenes y no con el mensaje.

Es una película bien organizada, un final sorprendente y por muy enrevesada que fuese te engancha a la pantalla, cosa que no es facil de conseguir.
Posee frases que son parte de la historia del cine actual y de las posturas más anti consumista.

Un Brad Pitt fantástico, un Edward Norton genial y un Fincher que le ha dado a la novela la imagen que merecía.

PD: Edward Norton no se llama Jack, por mucho que diga la patética sinopsis del VHS o del DVD...
Si os fijais en los créditos Norton hace el papel de "Narrator" y no de Jack.

Diferenciemos términos.
Si entendemos el cine como arte, que lo es, tenemos que adaptar a él los términos que usamos en el arte contemporáneo.
Coger una película y volver a hacerla exactamente igual y darle una lectura diferente es una genialidad.

¿Por estar hecha en Estados Unidos ya es menos independiente, menos buena y menos maravillosa?

Para muestra, un botón:
Duchamp, genio y figura, emigró a Estados Unidos y allí explotó.
Y por cierto, la afamada escultura del urinario llamada "La Fuente" y que admiramos en los museos creyéndonos especiales por captar su grandeza de dadaísmo europeo es, en realidad, una réplica.
La original se extravió.

Pensad en ello.

Hacía tiempo que no veía estupideces en pantalla...
Pero hacía más que no las veía entre aplausos y movimientos de cuello afirmativos como descubriendo una "verdad" que tiene tanto de cierta como la que venden por el otro bando.

Panfletaria, con argumentos fáciles y simplones y recurriendo a una emotividad superficial.
Moore buscaba lo que ha conseguido, dar que hablar...
No es mesías de una revolución en pro de la libertad mundial...

De hecho es un patriota americano convencido, solo que eso de patriota en un presidente de EEUU está mal visto, pero en un pseudo-director está bien visto.

Lo más gracioso es el tachar a "esto" de documental...
Que yo sepa, los documentales se basan en informaciones verídicas y contrastadas y no en meras opiniones del guionista disfrazadas de una verdad demagógica.

Una vergüenza de film.
Una vergüenza que haya sido premiado como si fuese cine.

Y lo dice alguien que no apoya para nada la política de Bush... que no la apoya por los mismos motivos por los que esta cinta le parece irrisoria.

Lo bueno y genial de este metraje reside en su forma de ser rodado.

Mezclar cámara al hombro amateur (y no a lo Nouvelle Vague) con unos efectos impresionantes es un acierto brutal.
Es sincera consigo misma y muy consecuente.
Es un acierto también el paralelismo con la era YouTube, por eso esta película es comprensible en nuestro tiempo.

Tiene aciertos que merecen un 10 como mezclar el tópico de la gran catástrofe sobre la gran manzana como que al hacerse de día nada se soluciona.
Y el otro gran acierto es que la grabacion de la catástrofe está pisando la grabación de un maravilloso día de la pareja protagonista y los cortes que nos dejan ver lo que había en la cinta se intercalan espectacularmente bien en el ritmo de la grabación.

Olvidaos de que es un monstruo, olvidaos de que es imposible, olvidaos de que es americana.
Como cine es fantástica, porque el cine, como arte, debe ser fiel a sí mismo y a su tiempo.

Es directa, entretenida y veloz, ya que cuenta en una hora y cinco minutos la historia, cosa que parece olvidarse en la actualidad y película que no sea europea y de más de dos horas, ya no es cosa de cinéfilos.

Absténganse también los que busquen figura en Rothko.
Y los que busquen sinopsis en Dalí.
Y los que se interesan más por los líos de faldas de Picasso que por sus pinturas.

Absténganse todos ellos de ver esta película, porque la verían bajo el peligroso cristal de la paraernalia del capitalismo avanzado.
Absténganse y entierren el arte en el jardín de su vivienda adosada en las afueras de cualquier ciudad, como mandan los cánones.

Los que no quieran hacerlo, prepárense a sentir, a dejarse llevar, por fin, como el arte de verdad lleva haciendo desde la noche de los tiempos.