Un acierto, desde mi punto de vista, el que hayan optado por el blanco y negro, pues transmite la sensación de que estamos ante una historia atemporal, que puede o podría haber pasado en cualquier momento, aunque esté situada en el presente.

También es interesante que las únicas notas de color en todo el metraje estén en los planos donde no hay imagen, y que casualmente coinciden con las descripciones de cómo se siente ella en el tránsito de cada etapa.

¿Cuáles pueden ser las claves de esto?

En primer lugar, da la sensación de que la historia podría haberse contado en 4 capitulos en lugar de 8. La trama ha carecido de elementos sorpresivos, se ha mantenido muy lineal en buena parte de las entregas, lo que no ayuda a mantener el interés. Se ha alargado innecesariamente.

En segundo lugar, el guión no se han desarrollado bien, dando sensación de falta de recorrido, de profundidad narrativa, quedándose en líneas superficiales, sin giros que te atrapen.

En tercer lugar, quizás el personaje de James no ha terminado de convencer. Matt Bomer no lo hace mal, pero su alter ego es un poco ambiguo, no tiene la chispa necesaria para darle al personaje la fuerza que debe tener. Pretende ser bueno y malo al mismo tiempo, y eso, lejos de despertarnos interés, nos confunde.

Por último, decir que el personaje de Bill Pullman, el detective Ambrose, quizás en un intento de redibujar su perfil para hacerlo más políticamente correcto, ha perdido buena parte del encanto que tenía en las primeras temporadas (sobre todo en la primera). Con todo, la interpretación de Pullman sigue siendo lo mejor de la serie.

En resumen, estamos ante la temporada más fallida de la serie hasta el momento (y me duele decirlo). Aún así, se deja ver (hay series mucho peores) y si te gustaron las primeras temporadas, la tercera te gustará, aunque menos. Esperemos que en la cuarta, ya confirmada, corrijan los errores que han tenido en ésta.