Lo que me gustó más:
Creo que es una película muy completa, destaca en muchos aspectos (actores, movimientos de cámara, música, mezcla de dureza y comedia...). Tremendo ese viaje al centro de su propia ciudad, como si realmente fuera un país o un universo distinto, que no les perteneciera.
Lo que me gustó menos:
Nada en concreto. Quizás hubiera estado bien conocer un poco más los motivos por los que los protas son como son. De momento no entiendo la coherencia del blanco y negro con lo que se quiere contar, pero seguramente la tenga. Lo que está claro es que la peli en color hubiera sido también muy potente.

Y para terminar, no puedo evitar ver esta película como el complemento de mi adorada Ley 627 de Tavernier, rodada un par de años antes, y que se cuenta desde el punto de vista de una policía esperpéntica y sin medios. Pero Tavernier, a pesar de todo, siempre acaba encontrando un rincón para la esperanza. Claro que alguien podría decir que la esperanza no es más que un momento en la caída, antes del aterrizaje.

Lo más chulo:
El peculiar ambiente del internado, con una mezcla entre elementos realistas y otros que se acercarían más a un cuento.
Que alguien se atreva a responder a esa pava: "Lo que para usted es pecado, para mí es el el gran espíritu del amor, que tiene mil formas diferentes".

Lo menos:
Algunos momentos un poco simplones (claro que podrían tener que ver con ese cierto ambiente de cuento), y otros un poco sobreactuados, tanto a nivel individual como colectivo, pero puede que sea una característica propia de la época (al fin y al cabo el cine mudo había estado ahí hasta hacía bien poco).

Lo peor: Me costó muchísimo conectar con algún aspecto de la película
Lo mejor: La promesa inicial ("pero esta aventura, por caminos extraños, reunirá a dos almas que quizá sin ella nunca se hubieran conocido"), el primer robo, el atractivo de Marika Green y la búsqueda de Bresson de contar las cosas de una manera diferente.