Matthew McConaughey y Jared Leto son los diamantes de belleza eterna, pues han logrado lo que pocos actores consiguen y es su propia metamorfosis. Y no solo debemos referirnos a la conversión física, sino a como han estudiando a sus personajes y han sacado lo mejor de sí mismos para alcanzar ese nivel altísimo de profesionalismo actoral. Además, abordar las temáticas de las drogas, la promiscuidad heterosexual, la homosexualidad, el SIDA y el dinero de por medio, algo así como un "Robbin Hood" que lucha por obtener medicación y ayuda para otros pacientes que realmente morían en mayor porcentaje que hoy en día por culpa de la demagogia del sistema de toda una sociedad, es sin duda apoteósico. Mis felicitaciones al director.

Gustav y Tadzio son dos personajes que representan algo más que el amor entre dos hombres de edades opuestas; representan los miedos y anhelos del tiempo y vida de cualquier ser humano. Impecables actuaciones que, casi sin guiones y con tan solo la actuación corporal y lenguaje no verbal, ambos actores que representaron a estos protagonistas emblemáticos, rompieron esquemas sociales entre la filosofía, la lógica, el amor por la belleza y el miedo al paso del tiempo. A principios de los años 70', llevaron al éxito y tres nominaciones a «Muerte en Venecia», siendo elegida como la mejor película en una de las categorías.
Para algunos puede resultar tediosa e, incluso, "pesada", la forma en cómo el pameo de las cámaras y ciertos ángulos fueron dispuestos para esta película. Lo cierto es que Visconti no se equivocó en ello. Estamos hablando de una historia, de una novela; por estas razones eran necesarias y justificadas estas medidas artísticas y audiovisuales. No solo nos trasladan a esos tiempos a principios del siglo XX, sino que nos conducen por las calles y entre la gente de dicha época, lo cual es otro punto a favor de esta obra de arte.
Darle menos puntaje sería mezquino de mi parte y bastante homofóbico. Apoyo la igualdad y el amor a cualquier edad y sin importar el género o sexo biológico.
Eso predominó para el éxito y la controversia de este exquisito film.

Boy George, interpretado por el joven, bello y talentoso Douglas Booth, se dio el gusto de salir en una película/documental a través de la BBC de Londres para, de algún modo, despotricar con todo acerca de sus inicios pero también de sus romances con otros hombres. Adicionalmente, nos deja ver su tormento cuando se halló perdido y sumergido en el mundo de las drigas, algo contra lo que lucha hasta el día de hoy. Lo contundente es que las actuaciones son ejemplares y ver «Worried About the Boy» nos permite tener una visión más específica del hombre detrás del artista que a tantos cautiva no obstante el transcurso del tiempo. O sea, Boy George siempre será el eterno 'boy' (muchacho).

Patética "saga" de pseudovampirismo que tiene como público objetivo una gran masa de adolescentes que no saben lo que realmente es el vampirismo y el ocultismo, así como el romance verdadero entre dos jóvenes normales o lo más próximo a ello. Una patada para todos aquellos que amamos «Entrevista con el vampiro».

Martin Scorsese es, sin duda alguna, uno de mis directores favoritos de todos los tiempos. Supo manejar bien todo; desde la historia bien estructurada, los guiones, las instalaciones, los actores (Leonardo DiCaprio es uno de los mejores) y la trama psiquiátrica fue trasladada al ámbito de la guerra y los traumas. Entre la imaginación, la tortura de los remordimientos, el anhelar autodescubrirse aunque, al hacerlo, se tenga que decidir entre vivir como en lo que se ha convertido o en lo que, en la poca lucidez que resta, se tome la decisión de morir. La vida y la muerte otra vez encontradas en una lucha con cuartel: la mente humana.
Sin dudarlo, una de las mejores películas que he visto en toda mi vida y con la que me identifico plenamente por muchos aspectos tanto generales como específicos.
La cordura y la locura son hijas de una misma matriz.