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Críticas de Cine Piloto
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
5
21 de diciembre de 2020
39 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
No todo es malo en esta producción aunque el lector pueda imaginárselo. Pero sí es verdad que no tiene nada fuera de lo normal, y estamos “obligados” a decir por qué lo vemos diferente al resto. Daniel Calparsoro ha traído a este final de año una película que expone el cine quinqui en su versión más moderna y la exhibe a través de un guion rápido. Rapidísimo tal vez. Y, quizá, se ha pecado de un excesivo niñaterío que deja a un lado la vena más canalla de la cinta.

Narra la historia de Angelito (Miguel Herrán), un chico que vive en los barrios bajos de Madrid y que anhela llegar a las oficinas más altas de los imponentes rascacielos de la capital. Para ello, se verá inmerso en numerosos actos de violencia y robos para alcanzar lo más rápido posible su objetivo. El desencadenante será una pelea de “gallitos” en una discoteca por la chica guapa del barrio, Estrella (Carolina Yuste). Una trama fortísima, sí.

Que el cine quinqui sea el reflejo de la vida en los suburbios, de la necesidad de subir en la escala social y de básicos dramas amorosos, no es excusa para idolatrar una película que no pasa de ser una buena opción para un domingo por la tarde. La obra peca a la hora de interpretar a un espectador con pocas exigencias, plano y conformista.

Se desarrolla una trama trillada que se salva por unas escenas de acción muy bien resueltas. Dinamismo y tensión están presentes en estas secuencias llenas de vandalismo a las que se les acompaña de una banda sonora trepidante y que te atrapa. Posiblemente, esto sea el gran artífice de que al final te entretengas viendo la película. Porque tampoco es que sea un tostón; ir al cine y que te mantengas interesado durante todo el visionado no es baladí.

En esto tiene gran parte de culpa Carolina Yuste. La actriz está a un nivel bastante notable plasmando el orgullo “choni” que representa su personaje. Consigue que soportemos las insoportables escenas de amor quinceañero que tan frecuentes son, y muchas veces solamente con sus gestos y ligeras muecas. Demuestra una garra natural (más acorde a la personalidad que quieren transmitir con Estrella) que la que se ve con Angelito, sus compañeros y sus enemigos, la cual se basa en ver quién la tiene más grande.

En cambio, vemos a un Miguel Herrán que no despierta emociones. Suele ocurrir una tendencia a sobrevalorar la actuación de un actor solo por el hecho de que en otra producción (como La Casa de Papel) ha tenido buena acogida. Angelito no impone, es titubeante y en un intento de controlar la rabia que tiene dentro pretende hacer ver que es el capo de la ciudad y lo tiene todo bajo control. Pero, en realidad, es manipulable e inocente. Y lo hace notar en cada traspiés que se le presenta en su vida de delincuente.

Por otro lado, la película comete una falta de respeto de consideración a un actor de la talla como Luis Tosar. Aparte de pertenecer a una producción que se le queda pequeña, utilizan su figura y su caché para ponerlo como uno de los cabezas de cartel en una estrategia puramente marketera. No solo no tiene la importancia que parecía que podría tener siendo el jefe de todo el cotarro, sino que su personaje es residual. Su presencia en la cinta se limita a tres frases mal contadas y desaprovechan a un actor que podría haberle otorgado mucha seriedad al filme.

Existe también un aspecto que a lo mejor no se tiene mucho en cuenta pero no por ello deja de ser importante. En esta ocasión Calparsoro decide dar la oportunidad a artistas como Ayax, Dollar Selmouni o Jarfaiter. Raperos que defienden en su cotidianeidad este ADN que el cine quinqui expone. Esto puede ser una apuesta valiente y que puede quedar bien resuelta. De hecho, no lo hacen mal. Ayax, por su parte, “no actúa”, hace de él en sí mismo; Dollar, tres cuartos de lo mismo. Son figuras que encajan, que funcionan. Sin embargo, en muchas ocasiones quedan escenas frías, lineales o predecibles, fruto de la inexperiencia. Y esto es normal, no se le puede pedir peras al olmo.

Lo que sí se puede pedir es que se tengan en cuenta a todos esos profesionales de las escuelas de artes dramáticas, de caracterización, o de escuelas de cine que siguen escondidos en sus búnkeres que impiden que su talento explote. La industria cultural y cineasta en el panorama español está muy limitada, precaria incluso, salvo para las cuatro vacas sagradas que aparecen en todos los sitios. Este intrusismo laboral perjudica enormemente a todas estas carreras profesionales por emerger en una época en la que hay más para elegir que nunca.

Como ya se ha dicho antes, debemos dar las gracias al ritmo rápido y enérgico. El exceso de ese amor adolescente y tóxico propio de un muchacho en su revoltosa pubertad es contrarrestado con la acción en cada uno de los golpes delictivos. Y, aun así, siendo el punto más atractivo de la película, se aprecian enormes saltos temporales que, de no ser una historia predecible, dejaría “a cuadros” al público.

Hasta el cielo es cumplidora. Entretiene. Tiene lo que necesita para que no te quedes dormido: acción, amor y una trama sencilla. Posiblemente destaque más por ser de las pocas producciones nacionales que se ha creado en este año tan difícil. Pero, por favor, no endiosemos algo por la mera corriente popular.
Cine Piloto
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7
23 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Prom es una película que se ha estrenado este mismo 2020 de la mano de Netflix. Antes de comentar nada, es necesaria una pregunta: ¿os gustan los musicales? Si la respuesta es negativa, mejor cerrad esta ventana y pasad al siguiente artículo, porque aquí no vais a encontrar nada de vuestro gusto. Si la respuesta por el contrario ha sido afirmativa, bienvenido seáis a un mundo de purpurina y felicidad. The Prom es la adaptación cinematográfica de la obra homónima de Broadway que realizó más de 300 funciones y fue nominada a 7 premios Tony.

Empecemos por lo básico. El musical trata sobre Dee Dee Allen y Barry Glickman, dos estrellas de Broadway que intentan redimirse de su mala fama y del inminente fin de sus carreras, que acompañados de Angie y Trent, deciden ayudar a Emma Nolan, una adolescente de un pequeño pueblo de Indiana a la que le impiden ir al baile de fin de curso por su orientación sexual.

La adaptación ha sido dirigida por Ryan Murphy, creador de Glee, American Horror Story o Ratched, y cuenta con actores de la talla de Meryl Streep, Nicole Kidman, Andrew Rannells, James Corden y Kerry Washington, así como Keegan-Michael Key y Jo Ellen Pellman, quien debuta dando vida a la joven Emma.

La película es un festival del audiovisual. Hay multitud de estímulos. Por todos lados. Todo el rato. Lentejuelas, purpurina, luces, destellos... Color, color y más color. La iluminación es uno de los recursos más importantes de la película, destacando sobre todo los tonos azul y rosa. Lo más importante es que esta película manda un mensaje de inclusión para el mundo y trata temas de la igualdad para el colectivo LGTBI+. Simplemente la existencia de una película de adolescentes en las que sus protagonistas no son heterosexuales hace que, por fin, vayamos en la dirección correcta de la aceptación de todos.

Pretende ser también una crítica a la superficialidad del mundo del espectáculo, a su narcicismo y la falta de empatía de algunos actores vanidosos de Broadway. Puede ser que el fallo más grande de esta película sea su propio director. Murphy, falto de experiencia en este tipo de género, hace que en ocasiones su elección de planos no sean los más acertados y consiga, sin intención, no sacarles jugo a algunos números de baile. Murphy se centra en primeros planos de los intérpretes en lugar de mostrar el cuerpo de baile, lo que provoca la pérdida de mucha magia. Un buen musical le puede alegrar el día a cualquier fan del género, las canciones como el hilo conductor de la historia y los diálogos pasando a un segundo plano.

En este caso y en algunas ocasiones, algunos números se quedan algo descafeinados y demasiado similares y precipitados, lo que hace que el espectador no tenga tiempo de similar la información que se le acaba de dar. Otra de las cosas que no acaba de encajar es el exceso de movimiento de cámara, pretendiendo que en todo momento se muestre todo en lugar de dejar al espectador saborear lo que se le muestra. Hay una tendencia a mostrar mucho en lugar de mostrar bien.

Sin embargo, una vez que eres consciente de la liviandad de este musical, lo aceptas y lo disfrutas gracias a su gran elenco. Meryl Streep interpreta a la perfección su personaje, que da muchísimo juego y tiene grandes números musicales. Es difícil hacerse a la idea que, con 71 años, Streep siga haciendo estas cosas y lo haga parecer tan fácil. Ojalá nosotros.

A pesar de haberse presentado al personaje de Nicole Kidman como principal, uno se queda con la sensación de que más que importancia en la narración lo que tiene es un nombre que quisieron usar como reclamo. Desaparece en muchas ocasiones y sólo regresa para hacer algún número que otro, pero su importancia dentro de la narración es prácticamente nula. Andrew Rannells, a pesar de pasarle algo similar que a Kidman y desaparecer en muchas ocasiones, cuenta con un número musical de diez, acompañado de un coro gospel que hace que se rocen la grandiosidad de los números de Broadway. Destacamos las actuaciones de Ariana DeBose y Jo Ellen Pellman, que están sensacionales.

Hay dudas acerca de si James Corden era el correcto para interpretar a Barry porque suele generar cierta antipatía, sin embargo, considero que está absolutamente sublime.

A pesar de no estar convenciendo demasiado entre la crítica popular, sí lo está haciendo entre los críticos profesionales que están considerando la obra como “pura alegría”. Es una oda a la música y al amor, a la aceptación y al reconocimiento de que tenemos el derecho de querer a quién nosotros queramos. “One thing is universal, life’s no dress-rehersal.” ¿Por qué deberíamos dejar de ser quiénes somos? ¿Sólo porque el mundo no quiera aprender a tolerar? El musical intenta terminar con la homofobia a golpe de tambor. Es visualmente hermosa y vibrante.

El éxito de esta película dependerá de la división de siempre si nos referimos a los musicales: aquellos que disfrutan de la excentricidad, la saborean y la viven, y aquellos que no pueden soportarla. Siendo claros, desde el primer momento sabemos que esta película no va a marcar un antes y un después en nuestra vida. No será transcendente, pero es entretenida y agradable.

Sabemos cómo va a ser el desarrollo de la película y sabemos cómo va a terminar, pero eso no implica que no podamos disfrutar de semejante espectáculo visual durante su desarrollo. Grandes números de bailes que pretenden mostrar la grandeza de los clásicos de Broadway, voces más que descomunales y actuaciones cuanto menos correctas.

En un año donde no han ocurrido nada más que desgracias, esta película puede alegrar a cualquiera. Es una luz al final del túnel. Irradia positividad y extravagancia que es justo lo que necesita el mundo ahora mismo. No dudéis en echarle un ojillo.
Cine Piloto
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8
22 de diciembre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creada por Dan Fogelman, esta serie cuenta con 5 temporadas de 18 capítulos cada una y mezcla el drama y la comedia de una manera magistral. Narra la vida de la familia Pearson, compuesta por tres hermanos, Kevin (Justin Hartley), Kate (Chrissy Metz) y Randall (Sterling K. Brown), y sus padres, Jack (Milo Ventimiglia) y Rebecca (Mandy Moore).

Se centra principalmente en el presente y utiliza flashbacks para mostrar el pasado de la familia. Los flashbacks muestran a unos jóvenes Jack y Rebecca antes y después del nacimiento de sus bebés o cuando éstos son niños o adolescentes. ¿Qué por qué gusta tanto? Porque aborda numerosos temas: por tratar la evolución de una familia de origen humilde a convertirse en clase media, por adentrarse en la obesidad con el personaje de Kate, por hablar del racismo tan vigente en nuestra sociedad con Randall, por mostrar el mundo del espectáculo con Kevin y por profundizar en los problemas de una familia desestructurada a raíz de un gran trauma.

Es cierto que existe la posibilidad de que después de algunos capítulos, te plantees que lo único que necesitan es una buena terapia grupal y dejarse de tanto drama. Pero trata los conflictos de una forma tan sensible y humanista, que no puedes hacer otra cosa que empatizar con las tramas, que tienen una clara intención de representar la sociedad estadounidense. Nos enseña la importancia de educar en emociones, desde la verdad y el amor más puro.

Pero esto no hubiera funcionado tanto sin unas interpretaciones de 10, cosa con la que aquí cuentan. De hecho, Chrissy Metz y Sterling K. Brown, que interpretan a los personajes de Kate y Randall, han recibido varias nominaciones por su maravilloso papel.

Cada uno tiene algo peculiar, Randall y su perfeccionismo, Kate y su continua lucha con el peso y aceptación personal y Kevin y su afán por destacar y triunfar. Tres personalidades totalmente opuestas, que se complementan creando una unidad fraternal inquebrantable: los Súper Tres.

Debido al juego del tiempo, los hermanos están interpretados por tres versiones diferentes: niño, adolescente y adulto. Cabe resaltar el magnífico trabajo que hay detrás del departamento de casting, ya que todos tienen un increíble parecido físico entre ellos.

Dejando de lado a los tres hermanos y centrándonos en el matrimonio, hay que destacar que a veces puede resultar un poco insultante para el resto de los mortales. Todos queremos un Jack Pearson a nuestro lado, joder. ¿Existe realmente alguien así? Sea o no cierto, cuando conoces su historia y la ves en pantalla, es inevitable querer pertenecer a esa relación. Rebecca es sencillamente especial, cargada de frescura, vitalidad y alegría; pero Jack... es otro nivel. Aun siendo interpretado por Milo Ventimiglia, quien no tiene la expresividad como punto fuerte (todo hay que decirlo), es el nexo de esta familia, y por qué no, de la serie. Con una personalidad arrebatadora e inigualable, todos querríamos un padre y un compañero de vida como él, que da absolutamente todo por los suyos.

Los personajes están tan bien construidos y con unas historias tan bien narradas, que da la sensación de que los conoces de toda la vida. Los odiarás, empatizarás con ellos y llegarás a encariñarte tanto que hasta creerás que también perteneces a la familia Pearson. Cinco protagonistas con los que te identificarás e implicarás de todo corazón.

Tiene una banda sonora espectacular que acompaña a la perfección cada uno de los elementos de la trama. Si hay algo que distinguir de esta producción, indudablemente es el cuidado de hasta el último detalle. Todo está justificado y enlazado, pero no por ello es previsible, ni mucho menos. De hecho, al comienzo de algunos episodios intercalan algunos fragmentos de flashforward, donde la intriga te consume y no averiguas qué ocurre hasta más adelante.

Quizás algunos la tachen de ñoña o cursi, pero la palabra que más se le asemeja es real, te presenta las relaciones personales de los personajes de una forma tan real y dulce, que es difícil que no se te escape alguna que otra lágrima a lo largo de la serie. A pesar de que pueda parecer larga, con temporadas de 18 capítulos, te enganchará tanto que hasta desearás que tenga más. Cada uno te sorprende más que el anterior y te enseña una cosa diferente, es imposible apagar la televisión y no quedarte recapacitando sobre lo que acabas de ver.

Es difícil crear expectación con un guion que parte de algo tan simple como la vida cotidiana de los miembros de una familia, pero está tan bien escrito, que la trama más sencilla resulta hasta compleja, llena de pequeños matices. Las cuatro primeras temporadas las puedes encontrar en Prime Video, y la quinta está emitiéndose actualmente en el canal FOX. Si aún no la has visto, es el momento de hacer un buen maratón. No dejes escapar la oportunidad de sumergirte en la vida de esta familia que, sin duda alguna, te va a llevar a un mágico viaje de emociones.
Cine Piloto
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5
28 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miniserie española original de Netflix que cuenta con apenas seis capítulos y está inspirada en el relato homónimo de Jack London de 1901. Está escrita por Miguel Barros y Mateo Gil y dirigida por este último.

Narra la historia de Víctor Genovés (Luis Tosar), un rico editor que tiene que adaptarse al nuevo cargo de director del grupo mediático Malvar a raíz de la muerte de su predecesor. Pero su felicidad se ve truncada cuando recibe una carta de chantaje de parte de “Los Favoritos de Midas”, en la que exigen que pague 50 millones de euros o matarán a una persona al alzar cada varios días. En un primer momento, parece una broma de mal gusto, pero cuando asesinan a la primera víctima y le hacen saber que han sido ellos, la cosa se torna seria.

La situación hace que te pongas en la piel del protagonista, pero claro, no todos tenemos millones de euros en el banco para ser un claro objetivo para unos chantajistas. En este caso, nos presentan un claro ejemplo de que los ricos también tienen problemas. Todo esto sucede en el centro de Madrid, el cual no está atravesando uno de sus mejores momentos a causa de las revueltas sociales. Muestran a una España cansada de los de arriba y dispuesta a hacer lo que sea para acabar con ello, haciendo un claro guiño a la actualidad, a la que se asemeja bastante.

La trama tiene mucho donde rasgar, dejando de lado la extorsión, trata numerosos temas como la política, el poder, la corrupción, el cargo de conciencia, el descontento de los ciudadanos, una familia rota, etc. Y he aquí el problema, han querido abarcar mucho y esta ambición ha dado lugar a no profundizar y dejar las cosas a medias. La base era buena, pero la construcción no tanto. Y más teniendo en cuenta que han tenido seis capítulos donde poder indagar.

Es un thriller ameno que se sustenta del trabajo de sus personajes, donde encontramos también a la periodista Mónica Báez (Marta Belmonte) y al inspector Conte (Willy Toledo). Pero se hace un especial hincapié en el protagonista, ya que es un papel que, claramente, le sirve a Luis Tosar para lucirse. Los otros dos se mantienen planos a lo largo de la serie. Nos
encontramos a un veterano inspector que por mucho que lo intenta, poco consigue; y a una periodista que sufre constantemente una lucha interna entre dejarse llevar o no con respecto a su jefe. Ya está, no hay más por parte de ellos. En cambio, Víctor pasa por un vaivén de emociones y sufre una lucha consigo mismo que le lleva a tomar decisiones inesperadas, presentando un arco de personaje donde la transformación es clave.

Un aspecto que cabe destacar del personaje que encarna el versátil Luis Tosar, es que el entorno que le rodea está muy bien estructurado. Nos lo presentan en la cúspide, en lo más alto de su carrera profesional, en un ático de lujo en pleno centro de la capital, pero siendo el más infeliz debido a su soledad. Lo han sabido representar en una de las subtramas, enseñando la nula relación que tiene con su hijo y que poco a poco va cogiendo forma.
El guion deja mucho que desear en cuanto a la sorpresa, queremos saber quiénes son los Favoritos de Midas, sí, pero es lo único que el espectador no se espera. Todo lo demás se da mascado y se refleja muy bien en algunos diálogos, cosa que resta impacto en muchas ocasiones. Como bien se dice "menos es más", y la jugada les hubiese salido bastante mejor cuidado este detalle.

Por otro lado, los planos y la ejecución de los movimientos están muy bien resueltos, dándole ese punto de intriga en los momentos necesarios. La música y elección de escenarios acompaña. No hace falta ver el presupuesto de la producción para darnos cuenta de que es una de las grandes apuestas españolas del año.

Seis capítulos de una hora dan para contar mucho, y aquí no han sabido aprovechar bien el tiempo. Quizás hubiera funcionado mejor como película de una hora y media, centrándose y focalizando la atención en partes concretas de la trama. Ésta se caracteriza por ser interesante y novedosa, pero cuenta con un final abierto que no termina de cuajar. Al principio, atrae tu interés con su punto de partida, ya que cuenta con un argumento que realmente sorprende. Después, saben darte ese “algo” que hace que quieras seguir avanzando y descubrir qué pasa, aunque ni eso descubres. Aún así, es un producto correcto, entretenido y que te engancha.
Cine Piloto
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4
23 de diciembre de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo se ha caracterizado el live-action de Mulán ha sido por la polémica. Desde un primer momento, se supo que la adaptación no iba a contar con la aparición de Mushu ni la de Li Shang, y la banda sonora sería reemplazada por versiones instrumentales. Quisieron alejarse de los problemas que en su momento trajo la animación de Mulán al ser fuertemente criticado en China, por no representar los valores del país y parecer ser una burla a los soldados que lucharon por y para el imperio. Así, decidieron centrarse en una narración que fuera fiel a los cánones de cine chino, de artes marciales y caballería. Mulán, dirigida por la directora Niki Caro, ha visto la luz este mismo año después de ver condicionado su estreno en distintas ocasiones a causa del COVID-19. Debido a esto, Disney Plus acabó decidiendo que esta película solo vería la luz en la gran pantalla en aquellos lugares donde su plataforma no operara y que se estrenaría en streaming de manera simultánea el 4 de septiembre para todos aquellos suscritos a la plataforma. Esta iniciativa no llegó a tener la aceptación que se esperaba y Mulán ha acabado siendo una de las películas más pirateadas de la historia.

Una vez que hemos establecido el contexto que rodea a esta adaptación, pasamos a analizarla un poco más de cerca. Como hemos comentado previamente, esta versión de Mulán estaba pensada para el mercado chino y se intentó eliminar tanta occidentalización como fuera posible. Esto sumado a los cambios en la construcción de personajes o incluso la ausencia de alguno de ellos, hace que el filme no llegue a convencer y pueda incluso crear rechazo entre sus espectadores. A pesar de intentar mantener la esencia de Mulán, la mujer que lo arriesga todo por su familia y por el amor a su país que tiene que luchar y esforzarse para conseguir estar a la altura de lo que le exigía el ejército, crean una Mulán que fácilmente supera todos y cada uno de los obstáculos que se le presentan en su camino gracias al poder de su Chí. Con esto crean una barrera y evitan que el espectador se pueda sentir identificado con la protagonista, o que empaticen con ella o con su historia.

Se elimina el personaje de Li Shang, el atractivo general del que Mulán se enamora, eliminando así todo el posible rastro de bisexualidad por parte del guerrero, ya que se deja ver que él también se enamora de Mulán cuando todavía se hacía pasar por un hombre. En 1998, el general Li Shang fue visto por los espectadores como todo un icono de la bisexualidad dentro del universo Disney, a pesar de que el estudio no tuvo intención de hacerlo. Dentro del remake, este personaje fue dividido entre el Comandante Tung, mentor de Mulán, y Honghui, quien se convierte en un igual para ella. Mushu también es eliminado. El fiel compañero de Mulán es reemplazado por el ave Fénix protector de su familia, que dada la importancia que se le da en la narración, bien podría haber sido cualquier otra cosa. Da la sensación de que es algo más estético que necesario para el desarrollo de la trama. La abuela de Mulán, entrañable y siempre ágil con sus respuestas, también es reemplazada, en este caso por una hermana menor, cuya única función a lo largo de la historia es tenerles miedo a las arañas. En esta adaptación, las intervenciones del villano Bóri Khan a lo largo de la narración son mínimas y dejan mucho que desear comparándole con Shan Yu, el líder de los Unos en la original. Adicionalmente a este personaje, la bruja Xian Lang se podría considerar como la igual de Mulán, pero del “lado oscuro”, mujer a la que tampoco la aceptaron dados sus poderes.

Una cosa innegable que hay que reconocerle a esta adaptación es la belleza de sus parajes. La fotografía es absolutamente asombrosa. La película se caracteriza por los planos generales, que muestran a la perfección el escenario. Esto, acompañado con la colorimetría hace que sea un espectáculo visual en muchos sentidos. Cuenta con vivos colores, destacando sobre todo el rojo 1 en muchas ocasiones a lo largo del filme, característicos de la cultura china. Una escena a destacar en relación a esto, es el momento en el que Mulán es maquillada para ver a la casamentera. Un arcoíris de color rodea y envuelve esta secuencia de una manera muy fiel a la animación original. En lo referente a las artes marciales, hay que decir que la coreografía de los actores, sobre todo en la lucha de lanzas, es irreprochable, pero no mucho más. Se hace uso de los planos aberrantes y de la rotación de la cámara en los momentos de lucha con la bruja, siguiendo en todo momento el movimiento de los personajes que están recibiendo los golpes. Recurso al que no estamos acostumbrados y que podría considerarse arriesgado, pero que consigue exactamente lo que pretendía: crear inestabilidad en el espectador, pero haciendo que se sienta completamente inmerso en la secuencia. Estos planos, además de la transición de la bruja a ave, que se hace de una manera impecable, hace que los efectos especiales “se salven” un poco.

Los valores que no paran de repetirse a lo largo de la película son lealtad, valentía y verdad. Siendo fieles a este último, tenemos que decir que, le pese a quien le pese, esta adaptación deja mucho que desear. Mulán siempre ha sido considerada como la primera princesa feminista de Disney, que lucha por lo que cree sin aceptar lo que la sociedad le ha impuesto como mujer. Sin embargo, aquí se da a entender que necesitas de poderes o de un poderoso Chí para poder formar parte de una sociedad patriarcal. “A girl?!” “A woman!”

Si empezamos a hablar de los efectos especiales podríamos no parar nunca. Con la intención clara de hacer algo épico, estos efectos sacan por completo al espectador de la narración. Es evidente la influencia de las películas de artes marciales de los 80, pero en este caso, en esta adaptación de Mulán, lo único que se consigue es hacer reír al espectador con la sensación de que se están quedando con ellos.
Cine Piloto
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