Ahí debí dejarla. Pero como no estaba advertido, continué viéndola.
Despues de los primeros 10 estupendos minutos, la pelicula comienza a derivar hacia terrenos extraños, rozando lo esperpéntico.
La historia, que al principio parece sencilla y no por ello menos interesante, termina siendo pretenciosamente retorcida hasta unos límites insostenibles, con varios giros que resultan poco creíbles. "Claro...", pensé... "se trata de un Manga". Por eso no podía faltar el super héroe atormentado y amoral que se convierte en un Bruce Lee cincuentón tan solo con ver la tele durante su larga reclusión. Admito que alguien pueda sacarse la carrera de derecho durante una larga condena... Pero convertirte en Bruce Lee viendo la tele... Ni en 20 años.
Ha sido necesaria una larga explicación sobre sucesos y motivos que, en la penúltima escena, realiza el super-villano, para que tenga sentido una pelicula que de otra manera no tendría ni pies ni cabeza.

Tengo una relación personal con esta película.
La ví por primera vez con unos 12 años, cuanto aún desconodía la dimensión de la palabra Cine pero mi imaginario estaba aún tierno... y se instaló en mi subconsciente con una intensidad que pocas imágenes han logrado desde entonces.

Aquella imagen de la pequeña Jennifer Conelly (Deborah) bailando entre sacos de harina... me ha perseguido desde que era un chaval hasta hoy. No es la única escena que me marcó.
Esta peli es una cruda combinación de violencia, ternura, sordidez, amor, humanidad y remordimiento. Un catálogo de pasiones. Un retrato de la belleza y bajeza del alma de los hombres.

Gracias Leone. Gracias Morricone.

Lo reconozco, no entendí completamente su significado al principio. No me importó, porque en seguida intuí que la película no hablaba de la guerra, sino de cuestiones más trascendentes; del ser humano, de la naturaleza, de su naturaleza.

Me tomo a continuación la libertad de reproducir una transcripción (un poco raro, lo sé) que un bloguero cinéfilo (http://cronicasdeunguionista.blogspot.com/2008_04_01_archive.html) hizo de las voces en off de la pelicula, y de un diálogo clave.... Son textos tan magníficos que, incluso descontextualizados, lucen hermosos:


¿Dónde estuvimos juntos?
¿Quién eres tú que estuviste a mi lado?
¿Quién caminó conmigo?
El hermano, el amigo.
La oscuridad tras la luz,
El conflicto tras el amor,
¿Son el producto de una sola mente?
¿O las facciones de un mismo rostro?
Oh alma mía, déjame entrar en ti,
Mira a través de mis ojos,
Contempla las cosas que creaste,
Mira cómo brillan.

Éramos una familia,
Tuvimos que separarnos y nos distanciamos,
Y ahora estamos en bandos enfrentados,
Nos arrebatamos la luz unos a otros,
¿Cómo perdimos la bondad que nos fue otorgada?
La dejamos escapar,
La desparramamos sin miramientos.
¿Qué nos impide extender la mano y alcanzar la gloria?
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WELSH: En este mundo, un hombre en sí no es nada. Y no hay más mundos, sólo éste.
WITT: Se equivoca Primero, yo he visto otro mundo, aunque a veces creo que sólo lo imaginé.
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WELSH: Eh Witt, ¿a quién le crearás problemas hoy?
WITT: ¿A qué se refiere?
WELSH: Bueno, ¿no es eso lo que te gusta? ¿llevar siempre la contraria? ¿Por qué causas tantos problemas, Witt?
WITT: Yo le importo, ¿verdad sargento? Siempre lo he notado, ¿entonces por qué se muestra tan duro? Un día puedo hablar con usted y al día siguiente es como si no me conociera... Una casa solitaria, ¿no se siente solo?
WELSH: Sólo cuando hay gente.
WITT: Sólo cuando hay gente...
WELSH: Todavía crees que hay algo bueno en la gente, ¿verdad? ¿cómo lo consigues? Para mí eres un mago.
(Pausa)
WITT: Aún veo un destello en su interior.

Con las buenas películas suele sucederme que disfruto de ellas tanto o más durante los minutos, horas o días siguientes al visionado, cuando puedo reflexionar sobre lo que he visto, asimilar el mensaje y "rumiar" las imágenes, destiladas, resumidas por la memoria.
Con "Valor de Ley" debo reconocerme a mí mismo que el destilado ha sido algo pobre, por debajo de mis espectativas. De los Coen espero mensajes sutiles pero cargados de contenido y maravillosamente narrados en imágenes. Sin embargo, en esta ocasión, el sentido profundo de la acción me ha dejado deseando más. Dicho de otra manera: es una película bastante redonda, pero de esta pareja espero alguna alguna arista, alguna punzada, alguna carga de profundidad.

A pesar de todo, "Valor de ley" es una buena película con dos, quizá tres momentos de épica visual de esos que emocionan al espectador más frígido.

Jeff Bridges: extraordinario; el personaje de la niña: tan madura, responsable, lista y decidida, tan sin flaquezas, que llega a resultar inverosímil y a caer un pelín gorda.

En fín, me gustan más los Coen ácidos, gamberros, agudos, surrealistas y profundos de "El hombre que nunca estuvo allí", "fargo", "No country...", "Oh, Brother!"..........

–Cariño... ¿te apetece que veamos una peli esta noche? Así estrenamos el sofá.
–¡Vale!.
Nos ponemos la peli que tenía reservada desde hace unos días para este "gran" acontecimiento.
–¿Qué peli es?.
–Enemy. Sólo sé que es de Denis Villeneuve, que me gusta. Y que trabaja Jake Gyllenhaal. Un thriller, creo.

Música de suspense. Introducción de los personajes.
–Este hombre está fatal– se atreve a aventurar mi santa. Único comentario posible por el momento, mientras intentamos averiguar, en silencio, de qué va la cosa. Más musiquilla de suspense. Edificios colmena ya de por sí deprimentes e inquietantes sin necesidad de la musiquilla ni la entonación amarillenta.
Pasan los minutos. Aumenta la tensión. La de mi salón.
–¿Cómo elegiste esta peli?– pregunta mi prudente esposa. Los maridos sabemos detectar las sutiles notas de desaprobación y el escepticismo en los comentarios de nuestras esposas. Son la diplomacia y la perspicacia, respectivamente, sobre las que se sustenta todo matrimonio bien avenido.

–Por aburrimiento, un poco a bulto– Respondí, con ansia de redención.
–Ya... Así, sí.– Respondió.
"La amo", pensé. "Sólo por estar este ratito aguantando esto a mi lado sin quejarse, la amo". Ella lo sabe, ella sabe que yo sé que ella lo sabe... sin que se lo diga. Como en esta peli, en una relación de pareja hay que sobreentender, suponer, deducir, comprender y aguantar. Son códigos.

Veinte minutos después, veinte tediosos y desalentadores minutos, ella se levanta de nuestro flamante sofá.
–Cariño, me voy a la cama.
–Yo aguanto, ya queda poco– Respondo, haciéndome el duro. –A ver si esto lleva a alguna parte...
Más música en tono "aquí va a pasar algo gordo" (pero no). Más edificios propios de Moratalaz pero sin su humanidad y ni su animada vida vecinal. Aparece una araña enorme entre los bloques. "Por eso no hay vida vecinal", pienso. "Con ese animal rondando....".

Otros veinte minutos después, varias metáforas de 8 patas, algunas dudas, y un bocata de mortadela ahumada con aguacate que me ancla a la cordura, todo acaba.

Con lo prometedora que era la primera escena, la del peep show degenerado, sofisticado e imaginativo. Estaré atento a cuando lancen la versión "Director's cut". Quizá Villeneuve quiera ir más por ese hilo.

Mi esposa ya se ha dormido. Mientras me acuesto a su lado, hago la lista mental de cosas a las que podría haber dedicado la última hora y media, más satisfactorias y útiles (la vida es muy corta, y no están las cabezas como para estos rompecabezas pretenciosos, Sr. Villeneuve).

1. Hacerle el amor a mi mujer.
2. Preparar la comida del sábado, para no tener que dar palo ese día.
3. Cortarme las uñas de los pies.
4. Hacerme una colonoscopia.
5. Ojear el FB, por si algún amigo advierte sobre pelis que te secan por dentro y te quitan las ganas de vivir.

Mañana será otro día. Zzzzzzzzzzzzz........

P.D.: Agradezco al Sr. Villeneuve la oportunidad que me ha brindado para reflexionar sobre el matrimonio.
P.P.D.: Le he cogido un poco de manía a mi sofá nuevo.
P.P.P.D: Sr. Villeneuve. Si no le mando a la mierda es por miedo a que esta respetable plataforma censure mi crítica entera. Desde el cariño se lo digo, al director de la asombrosa "La Llegada".