Acabo de ver el último capítulo de "In treatment".

A mí me ha encantado el final, o mejor "los" finales.
Todas esas historias que empiezas a ver "sin un principio" y se van desarrollando ante tus ojos, y cuando sabes que el final está cerca, te das cuenta de que no puede haber un final, es un never-ending, porque la historia continúa siempre, siempre, porque cada decisión, cada acto, cada huída, tiene una continuación y que existe un único the end que es la muerte, y aún en ese caso es un final individual, parcial, ya que ése acto de morir de desaparecer, de dejar de ser, puede dejar una huella imborrable en alguien que te necesitaba...
Me ha gustado mucho la serie, totalmente fuera de lo habitual. Diálogos. Expresión de las emociones. Vivencias. Emociones. Y el espectador, voyeur privilegiado, presencia todas esas intimidades, terribles unas, tiernas otras, incluso irritantes. Unas veces comprensivo y otras extrañado, pero nunca indiferente.
Todos los personajes de In traitment existen. Están en tí, están en mi, aunque sea en una mínima parte.

En una de las sesiones un paciente dice que tal vez esas cosas que "nos escondemos a nosotros mismos", (y que muchas veces están en la base de nuestro comportamiento o nuestras reacciones, nuestra manera de ver la vida), quiza están ahí porque de otro modo no seríamos capaces de levantarnos cada mañana, no podríamos con el peso terrible de enfrentarnos a ellas. Quizá lo "sano" es esconderlas, olvidarlas, no saber que existen. El propio terapeuta en uno de los capítulos finales se cuestiona sobre la necesidad de analizar, de conocer, si realmente eso ayuda a todas las personas, puede que para algunas la única manera de vivir medianamente feliz sea construir una vida sobre una base ficticia, puesto que la real le aplastaría.
Puede que esas defensas que construímos no siempre nos encierren, nos aprisionen... puede que a algunas personas les salven.

Serie muy recomendable para quien le guste hurgar dentro de sí mismo y cuestionarse algunos porqués de sus vidas. No le resolverá nada, pero pasará un buen rato.

Me ha gustado mucho.
Tampoco la recomendaría, porque para algunas personas puede llegar a hacerse tediosa: no ocurre nada. Pero ocurre de todo en el interior de las personas que conforman la familia que protagoniza la película.
Un fin de semana que van a pasar dos hijos adultos con sus respectivas familias, a casa de sus ancianos padres, para una celebración.
eso es todo. A través de sus conversaciones mientras hacen la comida, ponen la mesa, comen, descansan, pasean, se ponen el pijama o van al cuarto de baño, el espectador (o sea tú) vas descubriendo qué sienten, y por qué. No hay grnades dramas y no hay actuaciones espectaculares, todo es sutil, pausado, asomado, intuído; exceptuando, quizá, algunos diálogos más explícitos,
--cosa que agradeces como espectador europeo, porque la película es japonesa, y aunque éso le da el interés añadido de ver un día normal en una casa japonesa, una cultura tan diferente a la nuestra, también nos podría hacer mas dificil comprender algunas situaciones emocionales--

El lenguaje cinematográfico también me sorprendió en algunas escenas: la cámara puede estar en una habitación donde no ocurre nada, mientras escuchas las conversaciones de la habitación de al lado. Ese hecho, no estar presente en la escena pero sí dentro de la casa, escuchando, hace más fuerte la sensación de estar "en la casa" con ellos: los viejos, los hijos, los nietos.
La música, casi no la escuchas con el oído, pero te va conmoviendo...

En resumen: todo pausado y sutil, y sin embargo cargado de sentimientos, frustraciones, y emociones. Porque aunque sólo transcurra en un día, también en cada día de nuestra vida cargamos con el pasado que construyó nuestro presente.

(Me recordó un poco a "Celebración" (la danesa Festen) , aunque tenga poco que ver, si allí en la reunión familiar todo era tensión que explotaba provocando una catarsis en los protagonistas y el espectador, aquí esa catarsis nunca llega, todos continuan con sus vidas, siguen caminando, como lo venían haciendo, still walking

Si tuviera que poner solo unas palabras que definieran de que va la película, diría:
-soledad,
-crisis de la madurez

Película de contrastes: entre la luz del exterior y la penumbra de los interiores.
Muchos planos "estáticos", largos, algunos de gran belleza, como ése de la cortina rojo pasión movida ligeramente por el viento de la ventana abierta: afuera la luz, dentro la penumbra intimista. (Me llamó la atención que hay muchas imágenes en que se ve ropa tendida, secándose al sol, casi siempre ropa blanca, sábanas blancas mecidas por la brisa de la ciudad blanca.)

Me gustó la música. Y cuando el protagonista toca la armónica.

Por momentos me recordaba la manera de hacer cine de algunas películas Dogma (las cintas de vídeo domésticas y sin sonido que el protagonista envía a su mujer)

Pocos sitios reconocí de Lisboa por donde se mueve el protagonista (elevador de Santa Justa, algunas calles tortuosas y la inconfundible arquitectura popular)

Somos las personas las que mezclando lo exterior con lo interior construimos lugares llenos de magía, poesía, belleza. Los paisajes y las ciudades cambian según la mirada y el sentido que les da quien los mira, y en este caso no creo que nqdie pueda ver lo que "espera ver" de lisboa, sino la mirada personal de Alain Tanner

No nos pongamos melodramáticos, pero Dioses y Monstruos es un gran drama, narrado con sencillez: una especie de biografía que recrea los últimos dias del director de películas como Frankestein y la Novia de Frankestein.
El anciano vive solo, con su ama de llaves, y a través de su jardinero vamos asistiendo a sus historias, intuyendo el mundo de Hollywood de los años 30, la soledad de la vejez y los momentos cumbres de su pasado, desmitificados.
Hay un paralelismo entre el monstruo frankestein, solo, que busca un amigo (salen escenas de la película original en blanco negro) con el protagonista homosexual, también solo, viejo y olvidado, en su búsqueda del amigo.

No sabría decir si es buena, pero sí que se ve con mucho gusto y con cierta ternura

Algunos actores no me parecieron muy buenos, y la historia-romance también muy tópica, y el chico-bueno-buenísimo y el otro mumalo, ya se sabe!. Pero eso no tenía importancia,
ya que me quedé conmovida por los paisajes, los caminos.

Me encantó esa contraposición-convivencia entre lo antiguo y lo nuevo, que es una realidad en muchísimas zonas de Galicia. El planteamiento de las dificultades para sobrevivir en lo rural, viviendo de lo rural sin morir devorados... Eso me gustó mucho.
Y bueno, la historia, pues también, siempre es bonito volver a sentirse vírgenes.