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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
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Críticas 2.761
Críticas ordenadas por utilidad
8
9 de octubre de 2015
44 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa película. De corazón complejo e intrincado y de apariencia sencilla y fabulesca.
Es un viaje. Dos hombres y un paisaje. Muchas aventuras, dificultades y una conclusión.
Y, al mismo tiempo, se plantean diversos asuntos de forma inteligente y sutil:
- El principal asunto, la tesis central quizás sea la confrontación de lo concreto con lo abstracto. El valor infinito de una vida humana cuestionado, perseguido, sojuzgado constantemente por la concurrencia de grandes ideas-fuerza (la familia, la ley de la sangre, la venganza, el pueblo, la independencia, el ejército... ). Lo cual nos lleva a una lección moral esencial: el bien se realiza a través de las pequeñas cosas, los actos más nimios y cotidianos, desde abajo hacia arriba (no al revés), desde el hombre con el que hablas, compartes la comida o solo miras.
- Lo trascendente. Un Dios al que se alude varias veces, el musulmán o el cristiano. Y relacionado, una especie de panteísmo reflejado en la tremenda importancia de la naturaleza, desolada, lunar, árida y desértica que sirve de guía, referente y espectador, como un espejo en el que el hombre debe mirarse para comprender lo efímeros que somos, lo frágiles, lo delicadas que son nuestras almas y nuestros cuerpos como para andar destruyéndolos tan alegremente, con tantas excusas, tan gratuitas y perniciosas.
- La amistad. Aprender a ver al otro, a descifrarlo, a entender de dónde viene y por qué, a tratar de ponerse en su lugar, aunque sea solo un poco.
- El absurdo humano. Los que lucharon contigo ayer, mañana, te querrán matar. Los que te consideran amigo hoy serán los que te condenen después.
- Las fronteras diluidas. El protagonista (el buen Mortensen). De padres españoles que se crió con franceses y árabes y vive en tierras norte africanas. ¿De dónde es? ¿Por quién debe morir? ¿Cuál es su patria?
- El amor (la mujer). Aquello que nos hace humanos, lo que nos consuela y nos da sentido.
Y está todo mostrado sabiamente, a través de una narración sobria, rotunda, austera, sin caer en demagogias o buenismos indigestos.
Los actores, magníficos. La dirección, estupenda. Gran película.
Ferdydurke
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1
3 de febrero de 2017
121 de 203 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica, la duda ofende, está basada en hechos reales (lo cual quiere decir que todo lo que vais a leer con enorme placer y hasta excitación admirativa a continuación es absoluta, incuestionable, terriblemente cierto y verdadero como el sol y las estrellas, casi tanto como el espacio exterior y las matemáticas puras).
A más denuncia, buenas intenciones y defensa de causas justas, mayor recalcitrante conservadurismo, tópicos y narración banal. No falla. La ecuación siempre da el mismo resultado, inapelable. Si la NASA hubiese intentado concentrar una película en una fórmula y se hubiera pasado la vida entera con las mejores mentes (femeninas y negras) funcionando a toda máquina en tan alta tarea cinematográfica, seguro que el producto final sería muy parecido al de esta película tan... bondadosa. No podía ser de otra manera. Es imposible crear algo más limado, falseado, burdo, ridículo y pueril, una representación o ficción más edulcorada, simplista y manipulada, una mirada más infantil, reduccionista y groseramente obvia. Cuando se impone el discurso a la idea, cuando la ficción es sometida y violada por las fuerzas de la propaganda se produce el efecto contrario al supuestamente pretendido o deseado, se da la razón al enemigo (que también utiliza las mismas gruesas armas), se dinamita el mensaje (por muy necesario y estupendo que sea) en aras de una narración maniquea que nada dice y que es solo básico oportunismo, se convierte la historia en un canto a la mentira, lo opuesto a la reivindicación de la verdad histórica. "Loving", sin ser ni mucho menos perfecta, sería un ejemplo mucho mejor, más logrado y honesto, de todo lo que estamos comentando.
Todas son escenas de vergüenza y asombro, de zoquetes asociados que se quedan pasmados ante su propia idiocia, ineptos en masa que contemplan una y otra vez cómo esas tres diosas negras (todo sabiduría, generosidad, bondad, humor, templanza, valores, fuerza, integridad, amor, justicia, ecuanimidad, orgullo, resistencia, ideas y, quizás también, por qué no, belleza y hermosura) les tratan como a ignorantes y malcriados niños de teta, además de, por supuesto, resolverles todos los problemas, hacerles el trabajo, enseñarles humanidad, iluminarles el camino, darles lecciones y, en definitiva, pasarles por los morros su indudable superioridad moral, científica, física y hasta metafísica. Diría que eso parece.
Ya digo, ni disimulos ni medias tintas, ni sutilezas ni ambigüedades. Hasta tenemos patriotismo yanqui a espuertas y en vena, con el Costner de gran patriarca y toda la tropa detrás; que los rusos malos se les adelantan y los chicos buenos americanos, como boy scouts, se tienen que aplicar y no pueden cenar ya más con la santas, deben ser guiados hacia la luz del triunfo espacial colosal (ya dijimos que la cosa, en verdad, era más bien reaccionaria y pacata y elemental, vamos, el discurso oficial, el de las nominaciones a los Óscar, las palmadas en la espalda y la política más primaria disfrazada de denuncia de alpargata o hamburguesa) por las santas camaradas negras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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8
16 de noviembre de 2016
78 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película valiente, muy ambiciosa, excesiva. Arriesga tanto que llega a ese punto en el que lo sublime y lo ridículo se tocan y casi no se diferencian. Pero la moneda cae de cara.
Es cine de género, con todo lo bueno del mejor policíaco norteamericano pasado por nuestra mirada "rabiosamente actual" (siempre quise escribir esta expresión) y española.
Es un espectáculo autoconsciente y ensimismado que solo remite a sí mismo, y ese es su acierto, que no requiere explicaciones exteriores ni contexto (lo hay y muy significativo, pero acaba resultando mero decorado, quizás como lejano ruido de fondo que señala una sorda desesperación, una carcoma insidiosa que cubre todo de un polvo de repugnante asfixia), que bebe de su propio veneno y se basta y se sobra solo.
Es gran estilo; fuerza, potencia, rotundidad (parece que estoy vendiendo un coche fabuloso, y más o menos). Se aprovechan todas las posibilidades; la música, los actores, la escritura, el espacio, la fotografía, para arropar una historia básica en su planteamiento y enorme en su pegada, que trasciende, crece y explota, explota mi corazón.
Es Roberto Álamo. Inmenso, colosal, tan brutal como sutil. Se come a bocados de verdad y grandeza cada trozo de cada fotograma, llena a su personaje de hondura, gracia crispada, humanidad y dolor. El resto ayuda, pero destacaría también a Pereira, buena creación, necesariamente excesiva. De la Torre cumple, repite un modelo que domina con solidez pero sin riesgo, el de la contención y el desarreglo ("Caníbal" o "Tarde para la ira", por ejemplo, personajes de parecidas características).
Es un argumento que alude al cine clásico, al de asesinos en serie más tradicional (pienso, por ejemplo, en "El cebo" de Vajda, por eso quizás contrasta su raíz argumental un tanto arcaica a estas alturas tan pasadas de vueltas con una forma radicalmente contemporánea de tonos fríos, sonidos fuertes y desolación permanente; solemnidad, desvarío y soledad sin referentes, seres perdidos en un mundo absurdo en su maldad sin centro ni motivo, espiral de horror, vórtice de corrupción insondable; se le podría rastrear la pista siguiendo a autores como Peckinpah, Mann, el de "Heat" especialmente, Fincher y sus catedrales "Seven" y "Zodiac", Nolan, el más primerizo, el de "Memento" o "Insomnio", Villeneve, con su "Sicario", Paul Thomas Anderson y "Embriagado de amor" o "Pozos de ambición", los Coen de "No es país para viejos" y seguro que muchos más que ahora no me acuerdo o no he visto, imposible), pegado al suelo del día a día de una investigación que acaba siendo una exploración del mal o, si nos ponemos más estupendos todavía, una radiografía desoladora del estado actual de cosas, entre la barbarie como espectáculo y la angustia como aire que nos ahoga imperceptible pero dolorosamente, hijos todos de, Jason no, Patrick Bateman.
Dos opuestos eternos: poli malo, poli bueno. El que se come el mundo a fuerza de puñetazos de desesperación y rabia, su vulnerabilidad y asco expresados a través de una violencia sin control ni medida; y el que casi no puede hablar, paralizado de miedo y desconcierto; el que vive hacia fuera y el que no puede salir de su armadura, atrapado. Podrían ser arquetipos, pero están lo suficientemente matizados para llegar más lejos. Son dos hombres desconectados, fuera de todo, ángeles caídos (en desgracia). Profesionales de verdad; honrados a su manera, uno temerario y el otro acobardado. Pecadores, uno por exceso y el otro por defecto. Idealistas a su modo extraño, mientras que los demás trabajan por dinero o como modo de ascenso social, ellos no, ellos lo perdieron todo por el camino y su oficio es lo único que les queda, tienen y quieren de verdad ya que están esencialmente solos, por mucho que puedan parecer acompañados.
Es cine español del bueno, del hermoso. Como "La isla mínima" o la ya citada más arriba "Tarde para la ira", todavía mejor, sería la hermana mayor de la de Arévalo, aquella era un cuento, esta es una novela. Todos estos jóvenes directores asumen las influencias, en su mayoría extranjeras, las asimilan con provecho y las regurgitan con gran arte imitativo.
Es un gozo denso, logrado, feliz.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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4
15 de febrero de 2014
39 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenas ideas mal desarrolladas.
Los siameses están unidos físicamente, en esta historia la unión-dependencia es psicológico-afectiva solamente. Tenemos a dos gemelos; ginecólogos brillantes, solteros, que viven juntos y que son "felices". Se compensan y complementan perfectamente; el desenfado, la seguridad en sí mismo y un cierto cinismo de Elliot son el reverso de la vulnerabilidad, timidez y bondad de Beverly. Están sanos, no tienen problemas y el futuro profesional es fabuloso. Todo va bien hasta que aparece... "la mujer" (lo femenino -el sexo- como desencadenante, una vez más, de la tragedia, la caída, la destrucción y el caos). Se rompe el equilibrio, la unión indestructible e incuestionable se resquebraja, aparecen las dudas, los miedos y el dolor; a pesar de ser adultos y triunfadores, no han madurado y son incapaces de asimilar el "amor" y su inevitable consecuencia, la vida independiente, plena y "real". Se habían creado un mundo a su medida en paralelo al mundo de los demás, el de verdad, vivían un engaño (se engañaban a sí mismos) forzado y artificial que tarde o temprano tenía que venirse abajo (todos los intentos de huir de la realidad son esfuerzos titánicos muy frágiles ante los embates del exterior -el amor sería un gran pulverizador/desenmascarador de cobardías y falsedades). Esta primera parte es muy interesante y eficaz, está bien planteada la historia en unos pocos trazos certeros y precisos. A partir de ahí vienen los problemas: se pasa a la vorágine autodestructiva sin desarrollo, explicación ni sentido; nos encontramos con una espiral enloquecedora y enfermiza porque sí, no se muestra el proceso, solo vemos el resultado, se pasa de la normalidad a la locura en un instante; no son creíbles las reacciones de los personajes; no se pueden entender comportamientos tan exagerados en tan poco tiempo y por tan poco motivo.
Historia pesadillesca, tortuosa y desquiciada en la que importa la creación de una atmósfera malsana, la consecuencia degradada, no la historia bien construida o los personajes sólidos, estos son meras marionetas utilizadas en un show sensacionalista, agobiante y desolador.
Hay talento para el horror, no para la narración. Buen poeta de lo enfermo, mal contador de historias. Hay una gran sensibilidad para lo esquinado y angustioso, nula capacidad para reflejar lo humano en su vertiente más cotidiana. Se apuesta por un romanticismo oscuro y solemne, se desprecian el escepticismo y el humor. Triunfa, en definitiva, lo trágico, rápidamente se apodera de la historia y devora a los personajes; es, en cierto modo, una mirada directa, entre exaltada y espantada, voluptuosa y horrorizada, a la muerte; entendida como una presencia constante, ominosa y amenazadora, una especie de carcoma que lo pudre todo y ante la que solo cabe el asombro y la contemplación extática.
Esta historia entronca con la ciencia ficción más pesimista, filosófica y abstracta; hay un acercamiento a lo tecnológico (médico/quirúrgico en este caso), a lo mutante y deshumanizado; un futurismo negro en el que se asocia el avance científico, el progreso y el triunfo de la razón con lo monstruoso, abyecto y desviado. Hay admiración y hay temor. Cronenberg intenta extraer/sublimar de ese "género" literario la esencia y evitar el tópico más utilitario. Se aprecia, también, un gusto por la pintura abstracta, el minimalismo y la escultura. Casi parece más un artista de museo y exposiciones que un clásico contador de historias.
Fabuloso Irons, a su elegancia, sobriedad y belleza naturales añade sensibilidad, miedo y dolor. Bujold enriquece un personaje más pequeño, que es utilizado como propiciador para ser posteriormente abandonado, no interesa su matización, solo importa como arquetipo y excusa.
El resultado es contradictorio y desproporcionado; un cuento de terror simplón y efectista que aburre, decepciona y cansa, y, a ratos, un ejercicio de estilo fascinante, perturbador y sugerente. Falla como historia, acierta como vislumbre, como ejercicio poético-patológico (esquizofrénico-paranoico).
Ferdydurke
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7
2 de enero de 2017
38 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa y triste película. Romanticismo furioso y lánguido.
Un hombre y una mujer con muerto al fondo. Francia y Alemania. Verlaine y Rilke. La Primera Guerra Mundial ha terminado, pero nunca se acaba del todo. Las consecuencias del desastre se eternizan. Los hijos muertos son como fantasmas que ensombrecen la vida de los que quedaron y les mandaron al moridero. Los supervivientes apenas se tienen en pie, las heridas son demasiado grandes y siempre están abiertas.
Hay amores rotos, identidades truncadas y trocadas, infelicidad, esperanza y muchas mentiras. Se habla de la fragilidad humana y del dolor amenazante, de la necesidad de juntarse y de la ficción como consuelo. Hay desesperación, intriga y pasiones contenidas.
Mucha belleza en el narrar y mucha precisión en la muestra de sentimientos. La trama discurre, fluye con delicadeza y buen hacer. Es una película que se degusta, que se admira y paladea poco a poco; con intensidad, placer y sentido. Quizás en la parte final se iluminan demasiados recovecos y se le da demasiadas vueltas a la historia, pero en su conjunto es una obra apreciable, entretenida, de tan buen gusto como gran oficio. Bien. Muy bien.
Soberbios los actores, la fotografía (se juega/alterna el color y el blanco y negro de manera acertada), la música, la dirección y en general todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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