Hubo un momento en la Historia del Cine que los ascendentes de esta chufla estaban en la cima del género de Terror y de Acción gracias a la sabia dirección de Ridley Scott, James Cameron y Mctiernan sobre todo, sin olvidarme de Sigourney Weaver como insaciable heroína con la fuerza bruta de un hombre y la inteligencia y sentimiento maternal de una mujer. Décadas después el buen nombre de esta familia ha quedado dañado sin remisión y lo peor de todo es que en breve van a seguir martilleando sin piedad la saga con la condescendencia del decadente Ridley Scott al poner en manos de un director de publicidad que conocen en su casa tan magna catedral que empezó a construir el anglosajón. Difícilmente habrá a lo largo de la Historia un título tan adecuado a las características de lo que vamos a visionar como Alien vs Predator 2 REQUIEM del cual eché en falta el manido símbolo de la guadaña inquisitorial como perseguidor eterno del espectador que busca en el cine un entretenimiento digno que le haga olvidar el estrés diario al que le somete la exigente sociedad contemporánea. Me niego a escribir más líneas sobre este engendro que no debió salir nunca de las cloacas más hediondas del videoclub más sucio del planeta Tierra.

Cuando un hombre o mujer se encuentra en los inicios de aperturismo al mundo adulto y no es correspondido por ningún semejante, es comprensible que se vea seducido por personal no muy recomendable que te promete el oro y el moro por cruel que sea éste, a modo de conejillo de indias. La temática skin es muy recurrente desde los años 80 en la cinematografía, siendo en la mayoría de ocasiones su resultado como mínimo aceptable, con alguna que otra obra maestra que la contempla; me remito a American History X con unos monstruosos en en sentido positivo, Edward Norton y Edward Furlong. El film que nos ocupa está un peldaño por debajo del injustamente olvidado peliculón que he nombrado, pero diría que refleja con una fidelidad loable los ambientes ultraderechistas, ochenteros en esta ocasión, no obstante muy aplicables a las pervivencias actuales. Absolutamente "todo lo que se menea" es gris, todos tienen problemas que menguan los execrables actos de los que podemos ser testigos sin pretender dibujar una hagiografía de las ovejas que siguieron en algún instante o eternamente al bigotudo bajito que amenazó con transformar el globo terráqueo tal como lo conocimos. Meadows en definitiva comprende que el ser humano es muy frágil, precisa de un lugar en el que instalarse para pasar el tiempo que la naturaleza benévola o maligna dicte implacablemente y escoge la compañía que primero le ofrezca una mano, esté plena de flores o de sangre. El espectador tiene la satisfacción de visionar una historia tan humana como cruel sin ínfulas autorales autocomplacientes en su virtuosismo paganiniano que lo aleje de una realidad que no por ser menos habitual que hace 20-30 años, deja de ser una vertiente inaceptable para los que queremos que reine la libertad en los años, meses, días y minutos que consumimos inexorablemente. Gracias por esta pequeña joya, por sacar a la luz tan pronto a ese niño tan ambiguo y abrirnos los ojos acerca de que la belleza imperdurable se puede hallar en alguien tan poco vistoso como el personaje de Smell y que ella puede ser objeto sensorial por una mente aún no corrompida por los dictados de la moda del corazón.

En estos casos en los que se pretende tratar un tema sórdido y con tantos afectados de muy distinta raza o religión, como la Guerra de los Balcanes de forma muy desdramatizada, o te atreves a llegar al fondo o caes en una contradicción que puede confundir de mala manera a quien quiere descubrir lo absurdo que puede llegar a ser el matar impunemente a tus semejantes por tonterías de lo más jocosas. Shepard, director que sí consiguió el tono de comedia muy negra en Matador, ayudado por un sorprendentemente desvergonzado Pierce Brosnan, aquí mezcla con demasiada profusión lo hilarante con lo trágico, cayendo la balanza de parte de la segunda tendencia y resultando chirriante por tanto, tanto abuso de tacos en cualquier momento de relajación o tensión agravado por la supuesta buena formación de los protagonistas(un corresponsal experto y un fotógrafo ascendido por su sangre fría para aguantar el tipo en territorio comanche). Richard Gere está pésimo, aprovechando que todavía es atractivo para autores de segunda fila que para escalar al Star System, necesitan precisamente de alguna estrella que le dé cierto recorrido a sus proyectos. A Terrence Howard lo encuentro mediocre para lo buen actor que es, recordándome en demasía a Cuba Gooding Jr. La sorpresa positiva me la han dado Diane Kruger y Jesse Eisenberg, la primera está irreconocible por la madurez que aporta en el dibujo de su efímero personaje muy lejos de aquella preciosa chica que se limitaba a poner su bonita cara y cuerpo en Troya, y el segundo, al que se le hace justicia con un in crescendo en el protagonismo que auxilia lo suyo, da el pego tanto como barbilampiño que no sabe nada de la vida como de tipo que gracias a las aventuras en las que se ve implicado sin quererlo, toma el toro por los cuernos.