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Voto de paliducho23:
8
Drama. Comedia Cinta británica independiente. Durante las vacaciones de verano de 1983, Shaun, (Thomas Turgoose), un niño solitario cuyo padre ha muerto en la guerra de Las Malvinas, es adoptado por un grupo de cabezas rapadas (skinheads). Con sus nuevos amigos, Shaun descubre las fiestas, su primer amor y las botas Dr. Martens. Uno de sus amigos es Combo (Stephen Graham) un skin racista que acaba de salir de la cárcel. (FILMAFFINITY)
5 de mayo de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un hombre o mujer se encuentra en los inicios de aperturismo al mundo adulto y no es correspondido por ningún semejante, es comprensible que se vea seducido por personal no muy recomendable que te promete el oro y el moro por cruel que sea éste, a modo de conejillo de indias. La temática skin es muy recurrente desde los años 80 en la cinematografía, siendo en la mayoría de ocasiones su resultado como mínimo aceptable, con alguna que otra obra maestra que la contempla; me remito a American History X con unos monstruosos en en sentido positivo, Edward Norton y Edward Furlong. El film que nos ocupa está un peldaño por debajo del injustamente olvidado peliculón que he nombrado, pero diría que refleja con una fidelidad loable los ambientes ultraderechistas, ochenteros en esta ocasión, no obstante muy aplicables a las pervivencias actuales. Absolutamente "todo lo que se menea" es gris, todos tienen problemas que menguan los execrables actos de los que podemos ser testigos sin pretender dibujar una hagiografía de las ovejas que siguieron en algún instante o eternamente al bigotudo bajito que amenazó con transformar el globo terráqueo tal como lo conocimos. Meadows en definitiva comprende que el ser humano es muy frágil, precisa de un lugar en el que instalarse para pasar el tiempo que la naturaleza benévola o maligna dicte implacablemente y escoge la compañía que primero le ofrezca una mano, esté plena de flores o de sangre. El espectador tiene la satisfacción de visionar una historia tan humana como cruel sin ínfulas autorales autocomplacientes en su virtuosismo paganiniano que lo aleje de una realidad que no por ser menos habitual que hace 20-30 años, deja de ser una vertiente inaceptable para los que queremos que reine la libertad en los años, meses, días y minutos que consumimos inexorablemente. Gracias por esta pequeña joya, por sacar a la luz tan pronto a ese niño tan ambiguo y abrirnos los ojos acerca de que la belleza imperdurable se puede hallar en alguien tan poco vistoso como el personaje de Smell y que ella puede ser objeto sensorial por una mente aún no corrompida por los dictados de la moda del corazón.
paliducho23
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