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Críticas de Cinema Fulgor
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
8
10 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un festival de emociones. Una ambientación soberbia en el año 1971. Una historia
sencilla, pero que contiene una vida hecha de sentimientos presentados con fuerza, con naturalidad,
sencillez y delicadeza. Una primorosa obra de artesanía, donde cada detalle es cuidado con cariño
para ser puesto al servicio de la historia que se cuenta, de las emociones que se comparten y del
homenaje que se rinde.

"Te digan lo que te digan, la única verdad es que estamos solas", dice en un momento la señora,
abandonada por el marido, a Cleo, la fámula, ambas, por ser mujeres, víctimas de la sociedad hecha
para los hombres, pero una al servicio de la otra, unidas una y otra por una relación de solidaridad y
de afecto que las lleva a formar parte de una misma familia, así sienten a Cleo los niños, pero con la
tensión de una diferenciación de roles, que convierten a Cleo en una persona doblemente
sacrificada, como mujer y como criada.
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Cinema Fulgor
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10
9 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El secuestrador tiene razón. Esa casa te pone nervioso. Como si te mirara por encima del hombro.” Los dos policías se han detenido un momento y miran desde abajo la casa que hay sobre la colina, orientada al sur, de donde recibe luz, brisa y calor. Reanudan su marcha y la cámara, en lugar de seguirles, mira ahora hacia abajo y se detiene en un charco infecto, donde se refleja la casa. Desdibujado en el charco aparece por primera vez en él el reflejo del secuestrador, mientras suena el andantino allegretto del famoso quinteto La Trucha de Franz Shubert. La cámara sigue ahora al secuestrador, al que vemos de espaldas, por unas calles sucias y cutres (el arroyo turbio), que contrastan vivamente con la aséptica y pulquérrima casa del empresario Gondo, donde se ha desarrollado hasta ahora la película. El planteamiento ha concluído, comienza el nudo del relato. Del breve desenlace solo diré que es magistral, memorable y soberbio, digno de ser visto una y otra vez.
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Cinema Fulgor
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8
6 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una delicia.

Hay trazos del Bergman más festivo y amante del teatro, los hay del neorrealismo italiano en general y de Fellini en particular, de la Nouvelle Vague (esa persecución final por una calle de Brooklyn, bellísima en blanco y negro) y el resultado es una obra personalísima e inconfundible de Woody Allen, puesta al servicio de una historia ingeniosa, divertida e hilarante en cada uno de sus detalles, pero horrible, como dice uno de los cómicos que la han escuchado, en su conjunto.

El genio se pone al servicio de los escalones más bajos de la profesión del espectáculo, de los eternos fracasados para rendir homenaje a su dignidad y a su grandeza. En este sentido la escena de la comida de acción de gracias, hecha en casa del agente artístico al que abandonan sus clientes cuando empiezan a triunfar, y a la que acuden los más fieles, los que nunca triunfarán, comida hecha de pavo congelado con una salsa que se puede cortar con un cuchillo, pero donde reinan la sencillez, la bondad y la ingenuidad. Es este uno de los momentos más entrañables de la película.

Un valor añadido es que la historia es contada en una reunión de humoristas neoyorkinos históricos, antecesores del club de la comedia, que se interpretan a sí mismos.

Te divertirás, te reirás, y al final te quedará una sonrisa triste con un fondo de amargura y una sensación de gratitud hacia el maestro que ha inmortalizado a los más humildes.
Cinema Fulgor
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9
5 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se basa en el relato del los viajes que un militar ruso hizo antes de la Revolución para cartografiar una de las regiones más desconocidas y remotas de Siberia. Un cazador originario de la región se convierte en el protagonista de la historia y de la película por el contraste entre su capacidad para vivir en la naturaleza y su ingenuidad para vivir en la sociedad. Su sencillez, su bondad, su ternura son indispensables para sobrevivir en un medio hostil, como la naturaleza, pero completamente inadecuadas para sobrevivir en otro medio hostil, como la sociedad.

El culto Akira Kurosawa dirigió esta película, que a mi modo de ver encierra una dura crítica a la sociedad civilizada, tras cinco años de silencio, en los que estuvo sumido en una grave crisis personal. Como en cada una de sus películas mimó hasta la obsesión cada detalle y alguna de sus escenas ha quedado para la historia del cine.

Recomiento ver los créditos finales completos, aunque estén escritos en caracteres cirílicos (hasta la caligrafía es exquisita), porque la belleza de la imagen y de la música, cuando ya todo ha terminado, son la mejor manera de regresar dulcemente a nuestra realidad cotidiana, saboreando hasta el último momento la maravilla que hemos visto.
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Cinema Fulgor
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7
19 de marzo de 2024
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Una obra de arte que casi tres cuartos de siglo después de haber sido creada sigue provocando, irritando y escandalizando debe ser el sueño de cualquier artista transgresor. Pongámonos en la época. Europa, que ha quedado aplastada tras la Segunda guerra mundial comienza a levantar cabeza económica y culturalmente; en este aspecto, todos los valores tradicionales han sido puestos en cuestión, porque los antiguos han llevado al desastre. Es también el público el que demanda no solo sueños fabricados, sino también reconocerse en la pantalla y que se expresen en ella sus problemas y preocupaciones cotidianas y que se denuncien los abusos a los que son sometidos en las películas que se le ofrecen. El cine italiano ha sido sacudido por una revolución estética y moral, con películas como Roma, ciudad abierta, Alemania año cero, El ladrón de bicicletas, El grito, La tierra tiembla o La strada. En el Reino Unido se han estrenado ya las primeras películas de la escuela del Free cinema. En Estados Unidos, a pesar de la purga del Comité de Actividades Antiamericanas, que ha hecho emigrar a algunos de sus mejores autores y ha silenciado por el miedo a otros, la creatividad, como la mala hierba, vuelve a surgir y han sido estrenadas películas como La sal de la tierra, Sombras o Atraco perfecto, incluso en España el cine se sacude las glorias imperiales, las fanfarrias y los coros y danzas y, entre las losetas de cartón-granito de los castillos castellanos (¡Viva Palencia!), surge también esa mala hierba y se estrenan películas de la talla de Calle Mayor, Bienvenido Mister Marshall, Muerte de un ciclista o El pisito; y, por fin, en Francia una nueva ola de profesionales cultos del cine se cuestiona las viejas reglas en busca de un cine más ágil, fresco, joven y espontáneo, que bebe también de los mejores profesionales americanos. Navegarán en esta ola artistas de la talla de Truffaut, Agnés Varda, o Eric Rohmer, entre otros y esta ola, casi un tsunami, ha dejado ya sus primeros frutos con maravillas como Los 400 golpes o Hiroshima mon amour.

Reconocido su valor innovador, la cuestión es ahora valorar cómo funciona esta película en el siglo XXI, y si las recetas teóricas propuestas en Cahiers du cinema funcionan aquí y ahora. Ciertamente la película es irregular y tiene momentos irritantes, en particular el montaje parece a veces hecho encima de un toro mecánico, cae en alguna pedantería y Belmondo es a veces insoportable, pero el conjunto es genial. Jean Seberg se merienda la pantalla cada vez que aparece, con un estilo juvenil, que será siempre moderno por más tiempo que pase; Belmondo crea, nunca mejor dicho, el personaje de un sociópata que toma las cosas que quiere, preferentemente ajenas, cuando se le apetece a costa de lo que sea y que, si no tiene ningún sentimiento de culpa, tampoco juzga a los demás, salvo si son cobardes, es decir si no se atreven a ser libres; los diálogos, precisamente porque contienen detalles absolutamente impertinentes, son mucho más creibles, porque en la vida real nadie habla como en las películas; París nunca resultará tan bello, tan vivo ni tan auténtico por más películas que allí se rueden; es un hallazgo el detalle de los anuncios luminosos con noticias relativas al relato de la película (“el cerco en torno a Michel Poiccard se estrecha”, “arresto inminente de Michel Poiccard”). Hay escenas memorables que han quedado para la historia del cine, como la de Jean anunciando el New Herald Tribune en un bulevar, o el plano secuencia de casi cinco minutos de la agencia de viajes, con una cámara que prácticamente no se detiene en ningún momento. Además, el valor documental de Al final de la escapada es inmenso, porque retrata la ciudad de 1959, sus gentes, su equipamiento urbano y su vida en general.

En definitiva, casi todos los experimentos funcionan y los riesgos asumidos compensan con creces. Godard nunca podrá ser acusado de ser un cobarde.

Revolucionó el modo de hacer cine. Creó un nuevo lenguaje, pero con ese lenguaje tampoco es que dijera mucho en esta película. Le doy un siete porque es imposible darle menos puntuación a una obra maestra.
Cinema Fulgor
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