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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.755
Críticas ordenadas por utilidad
3
11 de diciembre de 2021
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No casan ni pegan ni es creíble de ninguna de las maneras esa extraña pareja por lo que todo el invento se va al traste o garete muy pronto, no podemos comulgar con esas ruedas de molino, no es posible que semejante atorrante panoli cansino mindundi chiquilicuatre lastimoso esté predestinado, limón agrio, a estar/follar/hacer el ridículo con la supuesta reina de Madrid que tiene a todos los hombres a su pies, babeando por sus duras y hermosas carnes, rendidos, hincados de hinojos, seducidos y abandonados, ninfómana devora hombres de sexo infinito, belleza abismal y encanto mefistofélico, no puede ser que se fije tanto en él esa real y achinada hembra, que ella sea su cacho de naranja, que le aguante o gusten sus chorradas y celos y parrafadas, ya solo con eso nos perdieron definitivamente para la causa estos cuatreros.
Pero es que además todas estas comedias costumbristas graciosillas españolas o madrileñas se dan de bruces siempre con Marx y la lucha de clases, el pobre, no saben por donde les da el aire una vez tras otra, y también contra la realidad o el más mínimo sentido común se pegan un buen hostiazo, nunca tienen claro las condiciones sociales de sus protagonistas que normalmente los quieren hacer pasar por el promedio proletario de clase media baja que todo el mundo somos, pero que luego actúan, viven y piensan en la mayoría de los casos como niñatos tontos pijos ricos, lomanos, no aciertan ni con sus ocupaciones, dimes y diretes, modos de vida, espacios ocupacionales o simples casas y catres y demás menajes y mejunjes. Se hacen la picha un lío, se lían la manta a la cabeza y la montan gorda y parda, muy gruesa, llena de venas azulonas con grasa fea, como catedrales. Él, por ejemplo, pasa por mil trabajos absurdos hasta llegar a ser un Quintero lobo estepario loco de la colina de la noche más caliente y susurrada solitaria radiofónica, cowboy irredento que cabalga contradicciones insolubles, de no te menees, un castigador de mujeres, de la forma más idiota o ridícula; y ella como veterinaria es igual que Juana de Arco ejerciendo la prostitución, un primor, y él al principio vive con sus padres (Cassen y Canalejas, ahí bien) y un millón de hermanos en dos metros cuadrados y ella tiene un apartamento chic bastante grandote de niña mantenida para ella sola, apropiado para su comportamiento bobo y displicente, adecuado a su discurrir/dejarse caer frívolo y memo, lupanar, nidito de amor y picadero, uno y trino, en directa proporción con su actitud y meneos y con los de todos ellos, blandos, lerdos, fofos, flojos, pelmas, con similares preocupaciones y manejos a los de los niños de quince años con todos los gastos pagados y con nada dentro, ni en la mollera ni en la sesera, repletos de dengues y estupideces.
Y a él le endosan y endilgan los monólogos del club de la comedia de Trueba y Casariego como si fuera un títere sin cabeza, pero bueno, no están mal del todo para ser tan horrorosos, se salvan algunos juegos de palabras aunque la mayoría de las veces no vengan mucho a cuento ni pinten nada en mitad de la historia o polvos, puestos por el ayuntamiento todos ellos.
Ella y sus tetas abundantes perfectas a las que sacan mucho partido y a la mínima las enseñan para gran nacional jolgorio, su expresión es indecisa, entre el asco, la soberbia, la dulzura, la duda y la inseguridad incómoda. Él es un cocinillas simpático pero muy pesado y desequilibrado y muy poco macho, casi un adolescente en/por todo, un seminarista, un trasunto o botarate y un triste, sin apenas gracia, poca cosa el personaje, el actor ahí nada o le anda, es majete, peleando a la contra siempre, yo no vine a luchar contra los elementos barrunta entre dientes, se dice constantemente el tremendo mequetrefe.
Y sale un monto de gente, caras más o menos conocidas amadas, Bardem que está lamentable, Nancho Novo igual, Alberto Jiménez el del bola, la hija de Magüi Mira, León Klimovski bien, la hermana de Ágatha Ruiz de la Prada, David Trueba que es el retrato de Dorian Gray en persona, ha vendido su alma al diablo a cambio de la eterna juventud, Benjamin Button, está igual ahora, en verdad mucho mejor o menos mal, que hace treinta años, con la única diferencia de que se ha teñido el pelo de blanco para algo tratar de disimular su trastada diabólica, para que Satanás no le llame al orden y le reclame el saldo de la tarjeta del móvil con todos los atrasos ya acumulados, terrible, y las dos Marías que ya salían en porretas en don juan en los infiernos también aparecen aquí para nuestra felicidad y algo el gran palmito y el poco salero lucen, juntas, en comandita, las dos hijísimas de dos prohombres, Ayanta Barilli y Cayetana Guillén Cuervo, bonitas o atractivas según se mire o desee, cada una a su maniera, suave pánfila versus ruda basta, no precisamente buenas actrices aunque aquí algo hablen o dialoguen, más que en la otra ya citada del mismo año noventa y uno ambas.
Y hay un montón de charlas atroces y la puesta en escena es rutinaria y todo es un pequeño y amable y compadecible querible por pobre desastre, tedioso y muy tonto, completamente inverosímil hasta como disparate, forzado y romo, artificioso, demasiado, errático. Nada te interesan de veras sus cuitas, idas y venidas, a pesar de que en verdad todos te caen bien y te gustan esas cosas, esas mierdas, no eres de goma, tienes vértebras y tuercas, tú también, aunque no lo parezca, crujes como una lavadora vieja, se te remueven las bielas.
Sí, claro, Woody Allen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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2
26 de octubre de 2021
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Champán rosa. Esperando a Godot o a la carroza, es lo mismo, la cosa. El que espera desespera. La silla.
Esta(ba)n completamente locos, de atar, enfermos peligrosos, menudo delirio, cuánta desgracia y derrengamiento, cuánto desenfreno y desafuero, tontuna, delirio y tormento, disparate y tropiezo, depravación sin medida ni arrepentimiento, y luego prohíben las drogas y no dejan tomar LSD, para qué, y a cambio permiten hacer esta película psicodélica, viva zaratustra, lisérgica, qué mundo, qué pasa, qué gente, qué vida, qué público, toda esa zarabanda que no barahúnda absurda.
¿Por qué abuela y no madre si él calzaba 53 y ella dice que le contemplan 82, se están riendo de nosotros como tan claramente parece o esa mueca es tan solo siniestra? ¿Por qué tanta mala baba? ¿Qué les hemos hecho si somos buenos?
¿Por qué tiene un chichón, bollo o huevo en el centro de la frente perenne, quién o con qué cojones le han atizado tan fuerte al pobre si tanto mal tampoco se merece? ¿Fue un marido/esposa cornudo/a, un amante despechado/a, una casa de empeños, un marchante de arte el que le propinó el hostiazo que le dejó marcado para siempre?
¿Por qué ella dice que ha pasado el mejor día de su vida (sic) en casa de una vieja que no conoce de nada y que es la abuela, en realidad como mucho madre, si la hubiera, de un tipo al que trata hace dos noches, si solo medio canta o reza de aquella manera? ¿Qué vida tuvo hasta entonces? ¿Estuvo internada en un campo de concentración si acaso, tal vez creció en un polígono no tan industrial hispano?
¿De dónde sacaron a ese cura, por qué, pero esto qué coño es? ¿Por qué, señor, nos castigas con tanta saña y mandas además para ello un eminente tuyo emisario de primera mano, para que nos vigile quizás más de cerca, si ella era por otra parte una gran casquivana que vivía muy amancebada, en eterno pecando nefando, perpetua concupiscencia, conviviendo, encamada, cohabitando también carnalmente, ayuntada sin estar ni siquiera casada con un masculino prospecto, sin pasar por el áureo aro del sagrado matrimonio, qué bárbara María Magdalena?
¿Por qué él es un pintamonas?
¿Por qué los ricos son tan buenos y dadivosos si a ellos no los quieren, quieren a otros, solo les sacan los dineros y les ponen los cuernos?
Un gigoló en claro proceso de descomposición moral y física, qué vergüenza, se lía con una concubina de pasado escabroso y futuro yermo, felona, mucho me pirra.
¿Qué pasará?
Comedia fantástica (ciencia ficción) de trasfondo guasón/socarrón, la mar de cachondo. O engendro clínico, de camisa de fuerza, muy paródico/sórdido.
Él en ese asunto del amor (por lo menos del hetero que aquí como que vemos) tan engorroso o farragoso no está o se le ve precisamente cómodo, se retuerce, algo le pica por dentro y no apunta mucho a tremendo deseo, llámame loco, hace gestos raros, se pone en posiciones extrañas, se contorsiona, es errático y esquivo, por lo menos raro, parece que esté pisando huevos, los suyos, los susodichos o propios seguramente. Ella es muy elegante, sensible e inteligente, quizás excesivamente teniendo en cuenta todo lo que a su alrededor se mal menea, un psiquiátrico ambulante, parada y fonda, un crucero vital tan aberrante, mucho monstruo al retortero.
Una mezcla psicotrónica del Douglas Sirk más enfermizo con las películas de la Marisol primera tan pura y verdadera, buena.
Esos niños y esas canciones salidas de la nada que yo ya me muero y no me confieso, puestas por el de nueva york ayuntamiento para gran y masivo jaleo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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3
20 de junio de 2021
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿No es contradictorio discutir lo más normativo, dogmático o impuesto, querer ampliar fronteras y derribar barreras, para caer al mismo tiempo de bruces, de hoz y coz, en otra casilla todavía más feroz y cerrada si cabe, obsesivamente amurallada, fanáticamente defendida y compulsivamente nombrada? ¿No sería mejor dejarlo estar, ya se verá, ser más natural, todo puede fluir, pasar o cambiar, otra vez, tranquilidad?
¿No es contradictorio defender la idea de que la cultura pervierte, somete o moldea nuestra identidad o por lo menos la condiciona y hasta falsea e incluso fuerza, y al mismo tiempo tener tan claro que si le gustan las muñecas y las faldas ya es indudablemente y para los restos una niña, acogerse a algo tan superficial y cultural para afirmar aun con más ahínco justo lo que se pretendía negar, rechazar o por lo menos al principio cuestionar?
¿No es contradictorio considerar que un niño a los pocos años, cuatro se dice en este caso, no puede decidir nada, ni mucho menos lo más importante, somos los padres o tutores los que debemos hacerlo porque ellos, los pobres, santos inocentes, están todavía a millones de años luz de tener esa capacidad o mínimo criterio y así se lo demostramos todos los días con todo y al mismo tiempo en este caso concreto, solo en este apartado, en el resto no, el de la identidad sexual nada menos, darle todo el poder y capacidad de decisión al infante, igual que si fuera una persona muy madura y con mucha experiencia a cuestas, insistimos, en un asunto ya de por sí tan enrevesado y complejo, no suena un poco absurdo o tramposo o raro o sospechoso todo cuanto menos?
¿Y si, por lo que sea, cuando llega la adolescencia y su cuerpo cambia, entonces decide o piensa lo contrario, donde dije digo, digo Diego, se siente nuevamente diferente, no está conforme, le tiran más los pantalones y los soldados de juguete, el fútbol y esas cosas tan de hombres como las muñecas y las faldas son de mujeres, qué hacemos o decimos, qué pasa ahora, echamos marcha atrás o hacia delante, nos quedamos en el punto medio, hacemos los trámites para volver a cambiar de nombre o reprimimos al buen chaval por su cambiante o mal comportamiento, seguimos siendo tan libres y buenos? ¿Y si pasada la adolescencia, ya cumplidos los dieciocho, siente que no, que se ha equivocado de nuevo o que ha vuelto a evolucionar y que ahora le gustan mucho más Mónica Naranjo y Barbra Streisand, que quiere ser como ellas, el cambio del cambio, como los buenos políticos, dónde estamos, nos perdemos? ¿Y si, como es bien sabido, a la vejez viruelas..., cree o entiende que... porque..., qué?
En fin, la señora es lista y tremenda, de armas tomar, menuda buena elementa, entre Juana de Arco y Agustina de Aragón, ella sola levanta España, pero su testimonio mucho abarca y poco aprieta, sería como tratar de analizar una montaña, el universo entero, teniendo en cuenta, fijándose solo en una mota de polvo, lo cual es valioso e interesante, nada despreciable, pero su relato habla mucho más de cómo es ella como persona que del hecho que aquí se plantea o malamente se nos cuenta.
Diría que es una exposición anticientífica y antirracional, muy humana y sentimental.
Por cierto, los niños, pese a lo comentado por la buena señora, no son ni mucho menos ideales, son todavía si cabe más conservadores y brutales que sus mayores, su único problema es que tienen menos fuerza, son más como animales, en lo bueno y en lo malo, menos conscientes, tienen una relación más directa con la realidad, menos filtrada por la cultura, pero se dejan llevar por el grupo y repiten conductas, imitan lo que ven en su entorno más directo, se tratan de adaptar a lo que creen que se espera de ellos, quieren obtener reconocimiento, aprecio, premio, son como nosotros en una versión más pura, de igual esencia y catadura, no ha lugar a ensoñaciones, tópicos o divisiones falsas o maniqueas entre los chavales y sus padres.
Ferdydurke
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4
13 de octubre de 2020
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El güiquén. Ole. Muchas ganas de no hacer na. El morrongo.
Meten muchos números musicales y quizás por ello se resienta la parte dramática, que queda pobre, esquemática, increíble, los personajes no tienen ningún fundamento, son ideas generales, acciones sórdidas y otras más bellas, pero en verdad se mueven como espantapájaros, al albur del viento y los grajos, sin ningún criterio; el pianista coge berrinches absurdos, de crío de teta, inopinados, constantes, al vuelo, ella se muere demasiado de amor por tan gran majadero y a veces se pone también muy histérica y luego con cualquier patán adinerado coquetea, y el otro, Manuel, es demasiado tópico en su comportamiento, bastante grotesco, no había necesidad de ser tan desagradable ni inconstante con tus amantes, buen hombre, de montar tanto número ridículo inconsecuente, y la crítica al poder es muy de brocha gorda, para nenes sin pelo, todo de cartón piedra, caricaturesco, involuntariamente paródico, sin poso ni peso.
La parte musical tiene su encanto y las canciones su gracia, pero no me parece que ninguno de los dos destaque en exceso, son simplemente correctos, que no digo que no tenga su mucho mérito, muy guapos sobre todo.
Y lo demás es chato, académico, ramplón, la dirección. La fotografía, la banda sonora, el vestuario, todo es convencionalmente agradable.
Toda la película tiene un aire de banal superficialidad, de flojera, de pasar por las cosas como por encima, con desgana, es pueril la mirada, un melodrama moral mediocre, tierno y negro, tonto y simple, te caen bien pero más bien te aburres, no te interesan mucho sus cuitas, obvias, forzadas, sus dimes y diretes, sus bobos derroteros y tristes lamentos.
En verdad, hay poco que llevarse al cerebro o a los sentidos, a la boca o a las orejas, el alma queda seca, esmirriada, quizás salvemos sus cuerpos, sus caras, alguna música o picardía, el resto es material muerto, liviano, perezosamente inerte.
Ferdydurke
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6
29 de agosto de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cabe hablar del mito de Sísifo en el medio oeste americano? ¿O es más apropiado comentar la presencia/frecuencia pasmosa de ovnis por aquellos páramos desolados, esas llanuras áridas de infinita nieve y tanta recia mansedumbre?
¿El eterno retorno de la barbarie? ¿O es la iluminación cegadora (y vengadora) de un indio rencoroso (¿nativo americano sería más apropiado?) el origen de tanto mal? ¿Quizás las cuitas/ansias de una chica con ínfulas de autoayuda y frustración de clase media (más bien baja), sus desgarros son los que atormentan y zarandean a su calzonazos y tan buenazo marido, esa inocente arpía tan simpática e ida es la causante de tanto desastre?
¿Basura blanca, mafia paleta, indio (como Robert Duvall en "El padrino", adoptado y eficaz, gris y discreto), negro (¿un intelectual cachondo exhibiendo su mucha gracia y lectura sin apenas disimulo?), frío, muerte, sinsentido, violencia? ¿O tal vez amor, familia y Dios?
De fondo, y un rato, Ronald Reagan (el gran, inimitable Bruce Campbell en sus carnes mamarrachas), una década americana, los setenta que ya agonizaban, resacosa de tanta guerra reciente, consecutiva y acumulada (las dos mundiales, la de Corea y la mucho más cercana vietnamita), y de tanto hippie quejoso/amoroso.
Retrato de lo humano como zona bélica. Lugar donde seres asolados por una monstruosa estupidez ensimismada son incapaces de ver más allá de su tonto ombligo. Humanos destinados a la brutalidad, el caos y la destrucción; ya sea por omisión ignorante o por terca obsesión cazurra e impenitente.
Al final es la lucha del bien y del mal, del sentido o el dolor. La familia que forman los dos policías, el joven y el más mayor, junto a la esposa enferma y la hija, pura luz de amor, lealtad, generosidad, sencillez, valor, sacrificio y honradez, arropados por el buen Dios en el que parece que creen frente al absurdo de Sísifo/Camus, esa fuerza, inercia entrópica que trata de devorarlos con su ansia cafre, ese desorden furioso que trata de arrastrarlos a/hacia un fin demasiado prematuro y grotesco; pero ellos resisten unidos, en pie, quizás sean simples pero muy sabios, el caso es que se ven rodeados por los círculos más fogosos del infierno dantesco, imantados todos por una vorágine de ciega negrura, de muerte segura.
Popurrí, humor, retranca soterrada, violencia desesperada.
En mi opinión, solo interesante. Formula repetitiva que se alarga, forzosa, insistentemente hasta los diez capítulos y las casi diez horas atrapadas, dominadas, encorsetadas en un modelo jocundo y simpático pero demasiado debido o deudor de las escenas de sangre macabra y mamporro lobotomizado. Con unas gotas de ironía sabionda y de campechanía mostrenca. En definitiva, aparenta más de lo que realmente da. No sabe si bestialidad sin más o cierta fábula dicharachera que gustará a la práctica totalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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