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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.763
Críticas ordenadas por utilidad
7
6 de noviembre de 2014
115 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una exquisitez y una preciosidad.
Esto es cine; transformar una nadería, una anécdota banal, en una pieza perfecta, de buena orfebrería, en la que encajan todos los elementos con precisión absoluta; dar sentido al caos; crear personajes de la nada, con aristas y sustancia; llevar una trama con tiento y delicadeza; narrar con calma y fuste.
Bien interpretada y dirigida. Con buena fotografía y apropiada banda sonora; un todo armónico en el que nada chirría ni sobra. Una pieza de cámara cuidada y sensible.
Matrimonios infelices y soledades compartidas. Un hombre y tres amores. Una serie de encuentros y desgracias que une y desune las vidas mínimas de estos personajes cotidianos y ordinarios. Dolores soterrados, amores anhelados, rabias, pasiones, adaptaciones...; de todo un poco.
Película muy pequeña y humilde, pero muy bien hecha.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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1
2 de marzo de 2018
182 de 269 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué te han hecho, Guillermo, mexicano, que tú eras un gordo simpático? ¿Qué te ha pasado?
¿Por qué te has vuelto anoréxico, escurrido, encogido, tan acobardado y reprimido, dónde se fueron tus ganas, tu ingenio, tus huevos duros?
¿Tanta censura hay por ahí? ¿Qué pasa, te pusieron un comisario/a de la moral de la liga puritana de las buenas costumbres o fuiste tú por propia iniciativa que decidiste tomar la medicina, vender el alma por un plato de lentejas, rendirte, abrazar con furor el buen comportamiento y tratar de recibir con la mejor cara la merecida lluvia de premios fabulosos de todas las academias y grandes reconocimientos oficiales?
¿Tú también, del Toro? ¿Por qué me has abandonado?
"Un, dos tres... Splash", "E.T, el extraterrestre" y "Amelie" se van de picnic al País de Nunca Jamás o a la "Delicatessen" donde poder por fin dormir/morir.
En fin.
¿Cómo se puede hacer una película tan plana, aburrida, triste, pobre, obvia, previsible, cursi, cutre, tonta, infame y mala?
¿Quién dio el consentimiento? ¿Cómo es posible?
Espantosamente plúmbea si eres un niño con algo de alegría, imaginación o vida; por tediosa, sobreexplicada, tétrica, pretenciosa, idiota, chata, roma y horriblemente ideologizada; increíblemente pueril si ya no tienes seis años; por simple, maniquea, transparente, larga, inane, gruesa, evidente, sermoneadora y lamentable.
Su público potencial serían los peces o las marmotas. Tal vez las plantas o las bellotas. Quizás los abedules y las gaviotas. O mejor para todos los sacerdotes (con su cine misionero que nos quiere evangelizar a martillazos) e ideólogos morales que han robado el cine y nos han dejado con las ganas, con un solar arrasado por la idiocia y la monserga.
Situada en una especie de retro-futuro-distópico-nostálgico-pesadillesco que hace alusión a los años cincuenta (como "Suburbicón", por ahí le anda de alguna manera); su halo de cuento y su pinta de serie b, cine de género o novela de aeropuerto no son de ningún modo atenuantes suficientes ni sirven para justificar este soporífero engendro.
Ni su aire de novela de espías en la guerra fría, con experimentos en sótanos oscuros (ay, si se pareciera en algo a una sombra lejana de "Stranger Things") y militares malvados dirigiendo el cotarro puede salvarla de la necesaria quema.
Es cine en mal estado, supura pereza, desidia, oportunismo, soflama, restos de retales, popurrí, copia y pega, un ejercicio hecho de prisa y corriendo, mal planteado, pensado, terminado y presentado, dirigido a un público al que parece que desprecian.
Vamos, que no hay por dónde cogerlo.
Spoiler:
Vayamos al meollo. Pareciera que les leyeran la cartilla antes de empezar el rodaje o que hubiera un cura en el mismo lugar del trabajo.
Si no, no se entiende esta uniformidad machacona en tantas de las últimas películas USA (y del resto del orbe). De tan exagerado y alienado cuesta creerlo, da hasta risa, causa asombro.
Veamos:
Buenos (pero mucho, la hostia bendita, ya es como una letanía, como recitar los diez mandamientos de carrerilla):
- Protagonista: Mujer (Bravo).
- Amiga de protagonista: Mujer (Bravo). Negra además (Bravísimo).
- Amigo de protagonista: Hombre (Malo). Blanco además (Malísimo). Homosexual (Salvado por la campana, in extremis, pero todo perdonado y comprendido, buenísimo, por lo tanto, sin duda).
- Novio de protagonista con esperanzas de llegar a más, no se sabe si boda o mar: Animal marino (Bravo, bravísimo). Sexo raro, pareciera masculino, pero eso sería demasiado especular, un prejuicio patriarcal, y no está nada claro, por lo tanto lo catalogamos como intergénero que eso no tiene precio, ahí le has dado, lo hacemos de los nuestros, cumple el catecismo sin mácula, el prelado acaba de dar su aprobación, ha puesto el sello clerical.(Bravísimo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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5
25 de diciembre de 2017
111 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parábola sobre el egoísmo y su metáfora perfecta y monstruosa, la destrucción del planeta.
Historia de un pobre hombre, de un buen hombre en busca de sentido. Que justamente por eso, por su benevolencia innata, es invisible, no se le tiene en cuenta, todo le sale mal, es utilizado, manipulado, despreciado, orillado.
Hombre sin atributos que necesita ayuda, cariño, mano dura. Voluntad e inteligencia que dirijan su generosidad como natural tendencia. La película cuenta ese viaje.
Algunos, tras las líneas anteriores, temerán lo peor, un sermón de la montaña, un cuento bobo, un pestiño con pretensiones, una nadería inflada.
Y... más o menos... O no. No temáis. Tiene de todo, aventuras, humor, amor, reducción, perifollo por eneldo, Cantinflas, enanos, fiestas estupefacientes, disidencia, maravilla, sectas, visionarios, ciencia, fantasía, noruegos, últimos días, caridad, reflexión... Un almanaque y un cajón de sastre.
Y para que todo no sea demasiado de color de rosa, empalagoso e insufriblemente honrado y hermoso, también nos regalan un diablillo de entretiempo, delicioso, serbio, pequeñuelo, como si fuera cojuelo. Para que haya un poco de contraste (maldad, negocio) y no nos durmamos mientras aprendemos.
¿Qué decir? Es interesante, moderadamente entretenida y enjundiosa, rica en sugerencias y temas, extraña, amable, curiosa, tiene de todo un poco y nada molesta.
Pero también hay bastante flojera, un tono entre liviano, frívolo y poco riguroso, como de ciencia ficción reflexiva que casi entronca con el new age y toda esa moda. Aunque se salve de caer al pozo, no del todo.
Narrativamente también padece, se podría decir que son varios cuentos o tramas pegadas entre sí de manera forzada, sin casi relación o sentido, lo mismo que las transiciones que enlazan los diferentes argumentos son abruptas, artificiales, toscas.
En definitiva, es tan rara como convencional, tan arriesgada como timorata, tan inane como divertida, tan valiente como chata, podría ser cine independiente y tiene toda la pinta de superproducción sobre el medio ambiente.
Lo toca todo de manera superficial y nunca se atreve a llegar al fondo.
Podría seguir, pero ya me borro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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7
17 de enero de 2016
63 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ella habla, mucho; él escucha (o eso aparenta por lo menos). Ella canta, baila, se ilusiona; él la acompaña. Ella expresa su alegría, sus dudas, sus esperanzas; él asiente comprensivo. Ella, a veces, quiere discutir; él le da la razón siempre.
Parecen felices. Eso parece.
Él cita a Kant y lee a Dostoievski; ella idolatra a Jennifer Aniston y devora los libros de Anna Gavalda.
No deberían entenderse. Pero se quieren. Posiblemente sea eso. O eso creen ellos.
Bueno, en realidad, pese a su envoltura blanda y dulzona y la apariencia engorrosa de comedia romántica superficial o, lo contrario, de drama amoroso con ínfulas intelectuales, en verdad es puro artificio, juego, lucha de conceptos a campo abierto, arte marcial; la filosofía de cada día traducida a arquetipos muy conocidos, son más ideas encarnadas que personajes con chicha. Un maniqueísmo poco disimulado.
Ella sería la honradez, la franqueza, el sentimiento, el pueblo, una heroína del amor quijotesca e idealista, como escapada de una novela de Corín Tellado, de esas en las que una humilde y buena chica se enamora de un arquitecto o abogado de postín, pasa mil penalidades y es final y debidamente recompensada con boda y niños. Suma a la intuición femenina, la bondad maternal y la generosidad pundonorosa.
Él mezcla muchas cosas más bien vidriosas. El intelectual encerrado en su castillo de marfil que desconoce el mundo, todo lo ordinario, el cemento o sustancia de las cosas del día a día, ni tiene tele ni sabe nada de la cultura popular; el prototípico, topiquísimo hombre con miedo al compromiso ("capullo o cobarde", tú eliges), egoísta y corto de miras y, como remate, por si no tenía poco, apático, abúlico, el del spleen, el extranjero siempre, el que las ve pasar y nunca se entera de nada. Además de, por supuesto, el elitista displicente, el sabelotodo parisino tan cargante y estirado.
Ella es la vida, la materia, el futuro. Él es el espíritu cansado, agónico, sepulcro blanqueado, máscara o sombra.
Está claro a favor de quien está la película.
Estructurada a través de varios estupendos momentos musicales, tres actuaciones de ella, un baile y alguna canción susurrada, la película sorprende, positivamente, por lo pausada, elegante e inteligente que es o se muestra, por el buen gusto siempre presente y la mirada calma, por cómo se maneja un material complicado con virtuosas manos de pianista exquisito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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6
9 de noviembre de 2016
97 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tesis es clara, meridiana. En el mundo actual hay mucha gente que sobra pero a la que no se puede matar directamente, no se atreven a tanto, todavía, todo se andará, por lo tanto, mientras se van muriendo y quejando, el estado se encuentra con un gran problema, qué cojones hacer con ellos, cómo pararles los pies, de qué manera entretenerlos y confundirlos, parecer que nos preocupamos por ellos y que los atendemos.
Ahí es cuando aparece el fenómeno burocrático, todo el monstruoso entramado de las conocidas como sociedades avanzadas o del bienestar, dícese del tinglado espantoso formado por asistencia social, oficinas de empleo, cursos, subsidios, paro, pleitos, apelaciones y demás papeleo limosnero (se trata de soltar lo mínimo posible y que esa cantidad paupérrima sea conseguida al precio de variadas vejaciones y penalidades. La humillación y la farsa como ingredientes fundamentales del espectáculo de la caridad estatal; te tratan como a ganado y te obligan a hacer un papel que nadie se cree, ni tú ni ellos. Mil formas de persuasión, trabas y obstáculos constantes de apariencia inofensiva y de crueldad inusitada. El mensaje es claro, te vamos a dar poco y ese poco lo vas a tener que pagar con sangre, a fuerza de vergüenza), eufemismos de algo que no suena tan bien, es decir, barricadas, ejércitos que separan los dos lados, el de los que defienden sus privilegios frente a los que nada cuentan, y en medio esos soldados en tierra de nadie, en la frontera, que por cuatro buenos duros (y mucha suerte que tienen) protegen el fuerte de los posibles invasores, por lo menos los marean, aturden y desesperan. Mano de obra que hace el trabajo sucio del poder. Ahí está una de las paradojas: todo ese chiringuito en realidad no ayuda a la pobre gente en lo esencial (son hipócritas parches en heridas sin remedio), no les da o busca trabajo (remedos en el mejor de los casos), justo al contrario, sirve para emplearse ellos mismos, aquellos que dan la cara ante los pobres.
¿Y de dónde salen esas muchedumbres de quejosos ciudadanos que se agolpan o amontonan en esas oficinas esperando un turno que se eterniza? ¿Por qué?
Pues son la materia sobrante (antes se montaban guerras que solucionaban el problema de manera limpia y eficaz, de raíz, la carne de cañón era eliminada y después, mientras se reconstruía, había trabajo para todo el mundo), formada por aquellos que no dan la talla, ya sea por incompetencia, enfermedad, mucha edad, inexperiencia, debilidad o muchas cosas más que vienen de mismo origen, nacieron en el lado equivocado y en el tiempo pernicioso, aquel que considera que el trabajo no es un derecho o un deber, ni siquiera una necesidad de reciprocidad en la que participamos todos aportando nuestro granito de arena, ni mucho menos algo a lo que obliga el sentido común si se quiere tener una sociedad justa y sana, no, nada de eso, se ha convertido, o así nos lo venden cada minuto de cada día, en un bien precioso y muy escaso, oro puro, maná caído del cielo, milagro, aventura, lotería y maravilla, por eso se pasan los buenos ratos muertos hablando de la famosa "creación de empleo", porque consideran que hay que inventarlo, que no existe, que hay que crearlo de la nada, sacarlo de algún sitio misterioso, de donde cojones se haya metido o escondido, arrancárselo a la tierra o al mismo Dios ya que no se conoce su real paradero, entelequia o sueño. Todo ello acarrea consecuencias denigrantes, por ejemplo, la consideración del trabajo como un favor, pura compasión, que te hacen los gerifaltes para que no te mueras, por pena, y que por ello debes agradecer o suplicar por él, por su alucinante presencia, además de aceptar por cochambroso que sea o muy poco que te paguen a cambio; y por otro lado deriva en la sensación cierta, de ahí la necesidad, la inevitabilidad, el interés por mantener siempre una hermosa cantidad de parados (es mentira que quieran erradicar el paro), de competencia general, el todos contra todos en la búsqueda del trabajo perdido, la potenciación del sálvese quien pueda, la selva laboral, a ver quién acepta algo peor (y ahí aparecen los emigrantes como factor de cierre de la serie, atraídos por las empresas que buscan beneficios a cualquier precio y en colaboración con los políticos son expoliados ya que saben que ellos están en peores condiciones todavía, más necesitados, se van a quejar menos y se puede abusar más de ellos, con lo que se demuestra fehacientemente que no interesa acabar con la falta de trabajo, si así fuera se daría a los primeros que lo piden o necesitan, no a los últimos o que menos exigen, sino que solo les importa el mayor beneficio por el menor coste, caiga quien caiga).
Ya tenemos el cuadro completo. Privilegiados, barricadas o murallas (servicios sociales) y pobre gente + inmigrantes (doblemente desvalidos).
Este es el contexto en el que se sitúa esta película. Impecable y admirable ejercicio de lucidez respecto de un asunto cotidiano, vergonzoso y tan decisivo.
El siguiente paso es preguntar por la dramatización de estos presupuestos. Y aquí viene lo malo ya que es tosca, rudimentaria, plana, previsible, muy simplona y poco trabajada.
Los personajes son meros peleles sin sustancia ni carne, arquetipos utilizados arbitraria y torpemente por un guionista que según avanza la historia más demuestra que no le importan nada sus andanzas salvo como percha de las ideas que se quieren exponer. Lo cual, en mi opinión, es un craso error, les hace un flaco favor al quitarles sentido como seres humanos de ficción ya que la parte dramática se resiente y carece de credibilidad, con lo que la pertinente carga ideológica también se ve afectada y debilitada, pierde fuerza; a mayor simpleza, menor eficacia.
(Sigo en el spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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