" Si trabaja para una empresa grande, tal vez no se haga rico, pero siempre tendrá su sueldo aunque la cosecha sea mala. Pero el pequeño granjero que cultiva sus tierras, si pierde su cosecha, se queda sin nada". Es este diálogo, extraído de esta película, el tema principal de la misma y no otro.

Ambientada en el Sur de los EEUU en plena Depresión, algunos usuarios señalan sus similitudes con " Las uvas de la ira" de Ford en la que sale claramente perdedora. Y bueno, que sale perdedora no lo voy a negar pero que tenga similitudes con ella no, o por lo menos, muy pocas y bastante irrelevantes.
Este es un canto al pequeño autónomo, esos trabajadores que en nuestros días, les ponemos cara en nuestros pequeños agricultores o pequeños ganaderos, sujetos a los vaivenes del mercado. También podríamos ponerles el rostro de nuestros pequeños camioneros, taxistas, fontaneros, pequeños comerciantes etc..., que por propia elección o porque no han tenido más remedio, se lían la manta a la cabeza para tratar de salir adelante y labrarse su propio futuro.
Porque Sam ( Zachary Scott), elige ese camino. Trabaja de jornalero en los campos de algodón pero sueña con un futuro mejor para su familia. ¿ Es malo ambicionar algo mejor?. La mayoría de las veces, se paga un alto precio por ello como en seguida lo comprobará.
Lleno de sueños y valentía, arrendará unas tierras en las que podrá cultivar su propio algodón. Con las manos vacías pero lleno de coraje, se lleva a su familia a unas tierras abandonadas, con una cabaña cochambrosa, obteniendo a crédito la simiente y el abono, las mulas y el arado que necesita para empezar. Mientras, tendrán que comer de lo que cace y pesque, tendrán que pasar frío, mendigar agua y poner en riesgo la salud y la vida de sus hijos. Tendrá que hacer frente a la insolidaridad y la envidia de sus vecinos, a la inclemencia del tiempo y a un sin fin de riesgos más.
" Ven a trabajar a la fábrica", le dice un amigo. Sam no quiere. Ama la tierra, su trabajo y su independencia y aunque tenga que trabajar de sol a sol y por las noches las preocupaciones por sus cultivos no le dejen dormir, no tirará la toalla.
Claro que, para que todo esto sea posible, contar con una esposa que lo apoya en su empresa es vital. Y la abuela, extraordinaria Beulah Bondi, aunque se haya retrotraído a su infancia, sabe, en realidad, lo que su nieto quiere hacer.
Y Sam, mientras encuentre el apoyo de su familia, aunque la vida le noquee varias veces, se levantará y seguirá adelante.
Un canto al pequeño emprendedor.

! Qué pena!. ! 64 minutos dura esta cinta!.
Una película divertidísima, del estilo de la Universal de aquellos años treinta, ágil e ingeniosa, que con la poderosa interpretación del gran Boris Karloff, retoma el tema de la vida después de la muerte, al que Grinde pone en la piel de un ambicioso científico ajusticiado por matar a un hombre en uno de sus experimentos.
Lo que me parece interesantísimo de esta cinta es que nos enseñan el juicio al que someten a Karloff, que hace que no podamos condenar del todo a este hombre. Bueno, a decir verdad, yo me pongo de parte de él, ! qué pasa!.
Como el subtítulo de este film ya hace suficiente spoiler, podemos colegir lo que va a suceder a continuación.
A Boris Karloff no le interesa en absoluto obtener el premio Nobel. Gracias a su invento vuelve a la vida y, en vez de dedicarse a probar su teoría, que puede cambiar el curso de la humanidad, prefiere dedicarse a la menos productiva pero más satisfactoria tarea de ejecutar su venganza.
Y aquí, la peli entronca con Agatha Christie y se vuelve más divertida aún en mi opinión.
La pena, como he dicho más arriba, es que sólo dura 64 minutos y no nos concede el placer de ver por completo ejecutada su venganza.
Porque ustedes no sé pero yo, estoy de parte del asesino. ! Qué importa que el ser humano encuentre la llave de la eternidad si puedes cargarte a unos cuantos de esas maneras tan imaginativas ( spoiler).

Grito de terror es el que yo suelto cada vez que me encuentro con estas cintas de serie B tan magníficas, enterradas en la medianía de las notas de esta página, a las que los usuarios no les prestan ninguna atención, ocupados como están en inflar estúpidamente el ego de directores pomposos que se carcajean en nuestras narices.
Grito de terror es el que yo suelto cuando castigamos de esta manera la falta de pretensiones con la que " la fábrica de sueños" alimentaba nuestras fantasías para premiar con indudable masoquismo las aspiraciones y vanidades con la que nos tortura " la fábrica de pesadillas" actual.
Y grito de terror es el que yo suelto, al comprobar cómo nuestros abotargados cerebros se dejan agujerear por la nada, asesinando nuestra imaginación y personalidad a cambio de hacernos creer que las pesadillas valen más que los sueños.
Porque este Grito de terror es una estupenda película noir que contiene, claro que sí, muchos de los clichés del género ( no tiene muchas pretensiones, gracias a Dios), pero a la que no le falta personalidad propia, escenas muy interesantes y originales, esa fotografía propia del género, exteriores curiosos, interpretaciones muy sólidas, diálogos fantásticos ( da gusto oírlos), un guion muy bien atado e interesante...! Vamos !, que es un peliculón se mire por donde se mire y que, además, resulta mucho más meritoria por lo ajustado de su presupuesto. Cada vez que pienso lo que Hollywood era capaz de hacer, no con las películas de primera línea, que también por supuesto, sino con todas estas películas más pequeñas pero llenas de enorme talento y me pongo a compararlas con las de ahora, no puedo evitar gritar de terror. ! AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!

Delbert Mann lleva a las pantallas la trágica biografía de Ira Hayes, soldado indio combatiente en la II Guerra Mundial que alcanzó la fama por ser uno de los artífices en plantar la bandera en la colina de Iwo Jima y cuyo acto fue inmortalizado en esa foto que daría la vuelta al mundo convirtiéndose así en símbolo nacional.
Resulta un film interesante por cuanto nos presentan el antes y el después de uno de esos héroes. Antes, cuando Hayes era un hombre deseoso de servir a su pueblo y a su patria, lleno de fortaleza y decisión y con el espíritu intacto.
Y el después, cuando después del gesto de la bandera, el gobierno decida repatriar inmediatamente a esos soldados ( de los que sólo sobrevivieron tres), ya convertidos en héroes, para utilizarlos como reclamo para exacerbar el espíritu nacional y vender bonos de guerra.
Iremos viendo el progresivo deterioro psicológico de este hombre que vuelve como héroe sintiendo que deja a los verdaderos héroes en el cementerio. Lleno de sentimientos de culpabilidad por estar vivo y ser aclamado. Siéndole imposible sobrellevar su nuevo papel en el que se cree impostor, sumergiéndose en la bebida para ahuyentar sus fantasmas y viéndose en la imposibilidad de cumplir las expectativas que su familia, su tribu y su país ponen en él.
Un buen retrato de lo que les ocurre a muchos soldados después de la guerra. Ya no son los mismos que lo que fueron y el pueblo además de pedir su sangre, les pide que sean héroes y se comporten como tales.
La película está muy centrada en toda la trayectoria de este hombre. Apenas conoceremos nada de los demás compañeros y eso se echa de menos. No hay apenas más dibujo del resto de personajes ni tampoco escenas bélicas que puedan interesar a los aficionados.
Pero la figura de este hombre está muy bien retratada y supone una buena reflexión sobre la vuelta de la guerra en la que, para muchos de ellos, comienza otra batalla esta vez contra sí mismos y, por desgracia, en completa soledad.

Un poderoso corredor financiero muere asesinado.
Los periódicos se ponen en marcha a la caza de la primicia donde, ser el primero, es de vital importancia para la tirada.
El director del Daily está desesperado. ¿ Dónde está nuestro mejor reportero, el cazador de asesinos?. Durmiendo la mona, como siempre.
No hay problema. Spencer Tracy, nuestro reportero, se sacude la resaca y se pone a investigar...
Esta película mezcla un poco la trama periodística con la investigación criminal. Así. al tiempo que nos relatan la frenética vida de las oficinas de los periódicos ( todos al borde del infarto, actividad frenética, artículos que nada más escribirse van a la papelera por haberse quedado obsoletos, esos maravillosos teléfonos de mano cuya clavija golpeaban con furia ! click,click,click, 662143 póngame con el Washington Post rápido), nos ofrece una trama de investigación ya que Tracy, demuestra tener un olfato privilegiado que las caza al vuelo al tiempo que escribe las noticias.
Una trama bien llevada que engancha por completo hasta su resolución final, con el aliciente de ver a un jovencísimo James Stewart en uno de sus primeros papeles, aunque muy secundario y un Tracy sublime, como siempre, hiciera lo que hiciera, nos garantiza una buena película que..! Ay, el código Hays ya se había puesto en marcha!