Está claro que Disney hace aquí su enésimo ataque al mercado chino (que de nuevo ha despreciado el film y hasta a Awkafina). El inicio, con sus más de cinco minutos de diálogos en lengua no inglesa dan una buena pista. Pero venga, va -- sigamos.

Y oigan - hay cosas buenas -- un Leung imponente (que se apaña con esfuerzo para levantar un villano empatizable y con grávitas), secuencias de acción imaginativas (el hecho de que la fotografía venga de la mano del responsable de la trilogía Matrix, Bill Pope, ayuda MUCHO).

Pero la cosa no tarda mucho en meterse en el camino de siempre - muertes familiares, viajes del héroe, macguffin mágicos, villanos enmascarados, chistes metidos con calzador (algunos de ellos conectados con partes pobres de Iron Man 3) -- y un clímax inflado, de abusivo CGI que van precedidos de cansinas frases de autoayuda que intentan dar la impresión de que hay alguna clase de sabudiría escondida más densa que la que se guarda dentro de una galletita de la fortuna.

Ah - y del empoderamiento forzadérrimo, con tías mejores y capaces que los héroes masculinos en todo, ni hablo. Al final, Es Sim Liu el protagonista de todo esto. Las mandangas interseccionalistas y de feminismo de cuarta ola NO cuelan, Disney. Quieres dinero.

¿Conclusión? Lo de siempre -- ALGORTIMO DE DISNEY - NARRATIVO Y VISUAL. Cálculo, todo muy pulido, muy imponente, muy llamativo y muy deshonesto. Un producto sin alma.

¿Mi consejo? Véanla en casa. O mejor . VAYAN A VER DUNE, que de eso SÍ que hace falta secuela. De cosas estultas, infladas y volatineras como estas, YA VAMOS SOBRADOS.