Ofrece una exploración fascinante del entorno opresivo de un correccional de menores y las complejas relaciones que surgen entre sus habitantes. La dirección de Graton muestra un dominio sorprendente del lenguaje cinematográfico, especialmente considerando que es su primer largometraje.

Graton logra crear una atmósfera envolvente y claustrofóbica que refleja perfectamente la sensación de estar atrapado detrás de los muros del correccional. Su uso inteligente de la cinematografía y la puesta en escena contribuye a la creación de un ambiente tenso y cargado de emociones.

La historia se desarrolla de manera cautivadora, con giros inesperados que mantienen al espectador intrigado hasta el final. La relación entre los personajes de Joe y William está hábilmente explorada, mostrando la complejidad de sus sentimientos y deseos en un entorno tan restrictivo.

Las actuaciones, especialmente la de Jonathan Couzinié, son destacables y añaden profundidad a los personajes. Su habilidad para transmitir las emociones y conflictos internos de su personaje contribuye en gran medida al impacto emocional de la película.

En cuanto al aspecto técnico, la película presenta una calidad sólida en términos de cinematografía, diseño de producción y banda sonora, lo que eleva aún más la experiencia visual y auditiva.

Es un impresionante debut cinematográfico de Zeno Graton, que combina una dirección hábil, una historia cautivadora y actuaciones poderosas para crear una película que deja una impresión duradera.