Valiente cagarro se han sacado de la manga, refrito de otras películas y que dura unas incomprensibles dos horas y media. Una plaga zombi, originada por una especie de mutante come humanos, arrasa Las Vegas y el gobierno decide confinar la ciudad. En víspera de ser arrasada por un bombardeo nuclear táctico, un grupo enviado por un millonario japonés intenta robar una caja de seguridad con millones de dólares. Y en Las Vegas. ¿Les suena "Ocean's Eleven"?

El comienzo ya te da la pauta de lo que va uno a ver, con una escena inicial donde la pirotecnia y el efectismo se abren paso a bocajarro, sin venir a cuento y contra toda lógica. Luego se tira sus buenos cincuenta minutos antes de que comience a haber algo de acción, con las típicas escenas de reclutamiento de los miembros del grupo, que se hacen interminables. Meten además una trama familiar a la que solo le falta Dwayne Johnson para ser más cliché. Qué mal. Pero la cosa empeora, porque el punto de partida es calcado al de "Train To Busán 2: Península" (2020), con un exagerado despliegue de sangre digital que da risa. Caso aparte son los zombis denominados "alfa", que pasan por ser un cruce entre los caníbales de "Doomsday" (2008) y los mutantes de "Fantasmas de Marte"(2001). El cabecilla hasta se pone un casco, Magneto style, y lleva capa. No puede ser más delirante, todo muy John Carpenter.

Hay más cosas absurdas, como el tigre zombi, que se comporta, pues...como un tigre. El líder mutante de la capa aparece también montado a caballo, que se supone también es zombi, y el equino se comporta, pues...como un caballo. Se conoce que el virus zombi, o lo que sea que el guionista tuviera en la cabeza, solo afecta al comportamiento humano. Y hablando de humanos, el variopinto grupito protagonista no puede ser más e inverosímil, plano y falto de carisma. Según van cayendo confirmas que todos y cada uno te importan un huevo. Los diálogos pretendidamente profundos solo aburren e impacientan, el puto conflicto familiar termina por hincharte los mondongos y los simulacros de chistes no pueden ser más penosos.

Y llegando al final fusilan sin piedad una escena icónica de "Aliens" con el helicóptero de ida y vuelta. De hecho, la entrada al lugar donde los zombis "hibernan" parece inspirada en la entrada al nido alien de aquella película de James Cameron. El largo trasiego final hasta la resolución al menos está rodado con brío y salva algo los muebles, pero llegados a este punto el desastre ya no hay quien lo evite. Son dos horas y media completamente injustificadas. Cine de zombis de consumo rápido, serie B de la generación Instagram. Basta.